TRANSOFRMACIÓN DIGITAL: Las nuevas metodologías y herramientas para la formación y desarrollo

¿Cómo generamos más flexibilidad y adaptabilidad en las personas que componen la fuerza laboral a los nuevos roles que trae la revolución tecnológica? ¿Las nuevas tecnologías nos permiten garantizar un modelo de formación y aprendizaje más efectivo y eficiente?

Publicado el 31 Oct 2019

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La transformación digital es un concepto que desde hace un par de años escuchamos a diario en el contexto laboral. Muchos hablan de transformación digital, de metodologías como la agilidad, y de la Revolución Industrial 4.0, pero pocos tienen claro cuál es el alcance y los fundamentos de base de este proceso de cambio.

Las empresas corren por ser las primeras en lanzar nuevos productos o canales de comunicación con sus clientes, por incorporar nuevas tecnologías en sus procesos y por cambiar la forma en que trabajan incorporando células Agile, pero generalmente no se preocupan de realizar un proceso de gestión del cambio y de acompañar y formar, cultural y técnicamente, a sus colaboradores.

Al mismo tiempo, vemos el debate sobre qué pasará con el mercado del empleo en este proceso de transformación digital. ¿Las nuevas tecnologías mejorarán nuestra calidad de vida o nos quitarán el empleo? La respuesta a esta interrogante no es una sola, sino que una mezcla de ambas y dependerá exclusivamente de cómo reconvirtamos a nuestras personas y de cómo formemos a las nuevas generaciones.

Incorporando las competencias del futuro

El avance de la tecnología ha experimentado un incremento sustancial en la velocidad de los “ciclos de vigencia de un producto o servicio”. La obsolescencia tecnológica, ya sea corporativamente programada por los fabricantes o determinada por el mercado y los consumidores, es un desafío que las organizaciones deben enfrentar. Mientras la sociedad no redefina sus patrones de consumo, este ciclo de renovación tecnológica acelerada seguirá siendo la tónica que domine el mercado. Esto tiene muchas externalidades positivas, como la generación de empleos, el incremento de la productividad, las mejoras en la calidad de vida y el desarrollo de la innovación como un pilar de desarrollo económico y social; pero también presenta cientos de desafíos.

Dentro de los retos que trae consigo esta nueva “revolución tecnológica”, está el cómo generamos más flexibilidad y adaptabilidad en las personas que componen la fuerza laboral, cómo las preparamos para asumir estos nuevos roles y cómo desarrollamos en ellas las competencias que el mercado laboral está empezando a demandar.

Esto debe sumarse al desafío de que el mercado laboral tiene una variedad de perfiles y competencias tan atomizados que el proceso de reconversión laboral no parece tarea fácil cuando tenemos una fuerza laboral compuesta por personas de al menos tres generaciones distintas y con seis décadas de experiencia y formación distinta. Porque en el contexto actual tenemos que ver cómo preparamos a nuestros estudiantes, cómo formamos a un joven de 25 años recién titulado, a un técnico o profesional que bordea los 40 o 50 años y a un adulto mayor que supera los 65 o 70 años, y que hoy debemos reincorporar al mercado laboral.

Este es el desafío al que nos enfrentamos como sociedad, y en este proyecto es donde debemos buscar las mejores herramientas para poder desarrollar las competencias del futuro, incorporando hoy las tecnologías del mañana en nuestros modelos educativos, de formación y de reinvención laboral.

Es por esto que el desarrollo de la industria de la formación hoy cumple un rol fundamental en el diseño de los nuevos modelos de aprendizaje, formación y entrenamiento como la palanca fundamental para la generación de nuevas competencias acordes a un mercado continuamente cambiante.

Un proceso de aprendizaje más efectivo y eficiente

La formación digital es hoy, sin lugar a dudas, la plataforma que marcará la pauta en los modelos de training en los próximos 10 años. Y, ¿qué es la formación digital? Es el espacio donde coexisten programas de capacitación sincrónicos y asincrónicos, cursos online y el clásico curso e-learning, donde la persona está al centro del proceso de aprendizaje y donde la oferta está alineada o incluso adelante de los requerimientos en competencias laborales que nos hace el mercado; es el lugar donde las nuevas tecnologías y procesos que se definen en la industria, deben ser las herramientas básicas en las que formemos también con tecnología a las personas.

La formación en línea, que incluye recursos como webinars, VCT (“Virtual Classroom Training”), webcasts, podcasts, materiales interactivos, infografías, videos o cápsulas de aprendizaje, gamificación, Realidad Aumentada y simulación 3D para replicar escenarios reales, está dejando de lado los modelos de formación teórica donde el alumno aprende solo lo que debe hacer y no explora todas sus posibilidades. El mundo de la formación no solo debe incorporar nuevas herramientas y tecnologías como las descritas dentro de plataformas colaborativas de aprendizaje, sino que debe ser capaz de entregar su oferta siguiendo los patrones de consumo que tienen hoy las personas. El uso del smartphone, de canales como YouTube, Vimeo y otros, las redes sociales, los procesos de aprendizaje personalizados, las plataformas de oferta de formación gratis como Coursera, Udemy, LinkedIn Learning y muchos otros, son parte de la oferta actual que debe ofrecer el mundo del “learning & development”.

Ahora bien y respondiendo a nuestra pregunta inicial: ¿Las nuevas tecnologías nos permiten garantizar un modelo de formación y aprendizaje más efectivo y eficiente? Creo que, sin duda, las nuevas tecnologías ayudarán a tener un proceso de aprendizaje más efectivo y eficiente. Los entornos digitales nos permiten llegar a más gente y compartir de forma más rápida las nuevas tendencias, modelos o herramientas requeridas para el trabajo. La Realidad Aumentada o los simuladores nos dan la posibilidad de practicar reduciendo el riesgo de hacerlo en un escenario real; las plataformas colaborativas nos permiten compartir el conocimiento; y las metodologías como la gamificación nos ayudan a mejorar los niveles de compromiso o “engagement” de nuestras personas en procesos de formación en línea que requieren mucha disciplina.

Por todo esto, la respuesta a la pregunta es sí, pero la tecnología es solo una herramienta y lo central para que las personas puedan añadir valor al negocio es que sepamos leer cuáles son las competencias del hoy y del mañana y que podamos hacer la gestión del cambio que permita instalar estos nuevos procesos y modelos sin mayor resistencia, siendo capaces de ofrecer soluciones de formación interactivas, dinámicas y ajustadas a las necesidades que hoy tiene la economía.

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Redacción

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