El siglo XXI ha sido un período en donde la digitalización de los contenidos y servicios ha sido la constante. Los avances tecnológicos nos hacen situarnos en la denominada Cuarta Revolución o Industria 4.0: automóviles sin conductores, tiendas minoristas sin personas, robotización de diferentes servicios y varias empresas que ofrecen sus servicios a una escala mundial. En este contexto, la educación parecía estar encapsulada en el siglo XIX; el mayor valor para las sociedades es la tradición/prestigio de los centros educativos, el mismo maestro o maestra para dos o tres generaciones y esperar que toda nuestra decencia aprenda la profesión familiar.
Estábamos iniciando los años 20 del siglo XXI y un microorganismo llegó para cuestionar nuestros sistemas de organización social, educación, transporte, producción y económicos. Nuestras formas de vida se vieron totalmente afectadas, la tragedia mundial nos ha obligado a la llamada “aceleración digital”, la necesidad de agregar telepresencia (videoconferencia) en varios aspectos personales y profesionales, así como nuevas experiencias de compra y la digitalización de varios modos de funcionamiento.
Digitalización v/s transformación digital
Debemos diferenciar la digitalización de la transformación digital, la primera es el proceso que muchas organizaciones han descubierto durante 2020, la segunda representa un estado de madurez en el uso y cultura digital de las organizaciones. Un ejemplo: dos restaurantes. Uno de ellos agregó los servicios de delivery para continuar su funcionamiento, lo que implicó incorporar tecnologías a sus procesos; el segundo implantó tecnologías al proceso de evaluación de menú, cadena de suministros, sensores en la cocina, gestión de satisfacción de sus clientes y todos estos datos centralizados en un sistema de gestión con Inteligencia Artificial, que permite anticipar escenarios. El segundo caso implicó un cambio total que requirió entrenar a todo el personal para lograr sincronizar y armonizar el funcionamiento. Tardó en lograr que su equipo se “transforme”, pero una vez obtenido el cambio, este le permitirá conseguir un alto nivel de competitividad y capacidad de crecimiento con pocos puntos de comparación.
El sector educación
Los sectores o industrias que han avanzado en la transformación digital tienen en común mercados muy competitivos y apuntan a la masividad de clientes o usuarios. En el caso de la educación existen varios fenómenos que han limitado el cambio:
1. Las organizaciones que alcanzan un nivel de prestigio y/o posicionamiento logran un equilibrio financiero y de operaciones que provoca un estancamiento natural, ¿quién desea competir contra los colegios y universidades de mayor prestigio?
2. Los profesores/as son el motor de la educación y luego que consiguen un nivel de valoración por la comunidad estudiantil, no existen incentivos que motiven el cambio.
3. Los costos operacionales del mundo escolar han provocado que las comunidades escolares hayan relegado las tecnologías a un ámbito administrativo.
Claves de la aceleración digital en la educación
Los modelos académicos y de operaciones que han experimentado los centros educativos durante la pandemia, permitirán que algunos cambios sean más o menos permanentes:
1. Nuevas capacidades sociales a escala mundial, meses de experimentación y uso intenso de tecnologías. Este nuevo escenario generará, en una proporción de la sociedad, una nueva valoración por los modelos remotos.
2. Upgrade de los profesores/as. Cantidad de horas dedicadas a la edición de videos, interacción con plataformas y varios software, permitirán en el corto plazo acelerar los cambios.
3. Regulación y calidad. El mito de la educación online, no se puede hacer educación con niños, hará que al menos los estándares actuales sean cuestionados.
4. Nuevas opciones para alumnos autónomos; es una realidad que todas las personas aprenden y tiene capacidades diferentes, sin embargo, la homogenización de los espacios de enseñanza generaliza las capacidades de los estudiantes, y las tecnologías han aportado nuevas perspectivas en este ámbito.
5. Las restricciones físicas han desaparecido por varios meses, esto, sin duda, es una oportunidad para todos los proyectos educativos: la posibilidad de matricular alumnos de todo Chile o de países hispanoparlantes.
6. Crisis económica y la necesidad de la eficiencia operacional. Se proyecta un par de años de inestabilidad económica, que será un gran desafío para todos los proyectos educativos. Las inversiones tecnológicas y el rediseño de procesos siguen siendo una buena estrategia.
Los cambios en los primeros meses y años luego de la crisis sanitaria no serán automáticos, sobre todo en Latinoamérica, en donde nuestra regulación, infraestructura y cultura digital están en un segundo plano. Para ejemplificar esta situación podemos hacer referencia al currículum de muchos países desarrollados en donde el “Pensamiento Computacional” lleva tres o más años implantados.
Más allá del Covid están los desafíos de la Industria 4.0 al año 2030, en donde los esfuerzos se deben desarrollar desde el Estado y las organizaciones de educación pública y privada. Varios analistas proyectan nuevas crisis en el futuro cercano; es necesario que nuestras sociedades estén mejor preparadas para el nuevo mundo que se aceleró a partir de 2020, la digitalización para los más relegados y luego la transformación digital es una necesidad para el sector de la educación que la crisis sanitaria ha facilitado, solo resta que los líderes tomen las mejores decisiones durante 2021.
Edutic organiza espacios de colaboración para el ecosistema de la educación, incluyendo a la educación superior latinoamericana, educación escolar de Chile, empresas tecnológicas nacionales e internacionales, organizaciones del Estado, ONGs y gremios relacionados con el sector. Para mayo de 2021 proyecta un congreso online y una decena de actividades de colaboración orientadas a generar conocimiento y gestión en red para impulsar el uso de tecnologías.