En momentos de cambios profundos, las organizaciones siempre han encontrado un aliado en la tecnología. Por lo general, las modificaciones del entorno están sujetas a factores económicos, aunque también influyen acontecimientos naturales como el terremoto que afectó a nuestro país.
En ese contexto, una de las herramientas que nos ofrecen las nuevas tecnologías y que hoy debemos aprovechar con mayor ímpetu es la posibilidad de teletrabajar (TT). Esto constituye una alternativa flexible para ejecutar cualquier tipo de labor, que no depende de la presencia física del empleado, sino de la capacidad individual de realizar una actividad.
Ya sea servicios de call center, oficinas de atención en línea, desarrollo de software o cualquier otra área que no requiera interactividad física, deben asumir el TT como una alternativa que facilita la contratación de personal capacitado, evita la discriminación laboral, disminuye los tiempos y costos de traslado, apoya la inclusión de discapacitados y cesantes, y constituye una atractiva posibilidad para laborar con empresas internacionales que requieran servicios a distancia.
En tanto, en situaciones de catástrofe es un poderoso aliado para evitar consecuencias que impactan negativamente en la economía, como la cesantía, colapso vial, interrupción de la producción e inseguridad de los trabajadores.
Su historia y avance en Chile
En Chile, el TT se practica desde hace varios años y, si bien no existen estadísticas oficiales, se estima que desde el 2003 alrededor de 320 mil chilenos estarían realizando algún tipo de teletrabajo y las compañías tienen una visión cada vez más favorable hacia este sistema. No obstante, es fundamental potenciar una nueva cultura laboral que deje el estilo de control y supervisión basado en la desconfianza y el cumplimiento de horas de trabajo en un lugar físico determinado, priorizando ahora los objetivos sobre los procesos.
En cuanto a los marcos legales, el código del trabajo fue revisado el año 2001 y modificado para reconocer y otorgar a estos empleados los mismos derechos laborales que a los demás. Sin embargo, aún existen vacíos que dificultan la interpretación de las normas y la diferenciación entre la legislación laboral y la común civil o mercantil. Ello genera algunas interrogantes que es primordial resolver a la brevedad: ¿Se permitirá a los teletrabajadores separar los gastos del hogar con los necesarios para producir? ¿Qué pasa con el descanso pre y postnatal? ¿Cómo se estructuran las facultades de vigilancia y control que tiene el empleador?
De esta manera, el nuevo gobierno del Presidente Sebastián Piñera debería poner especial énfasis en el desarrollo de las Tecnologías de Información y en la posibilidad de masificar el teletrabajo. Así lo señaló en la Cena Anual de ACTI frente a toda la industria tecnológica, y creemos que ahora es la oportunidad de cumplirlo.
