Ricardo León, Director de Estudios Digitales de Fundación País Digital: “Open Banking representa una importante oportunidad de crecimiento para Chile y para crear un país más inclusivo”

Como un concepto disruptivo que modificará la manera en que clientes, bancos y Fintech operan y se relacionan en el ecosistema financiero, permitiendo desarrollar nuevos modelos de negocio y productos, el Open Banking (OB) generará un cambio en esta industria y sus servicios asociados. Esto, ya que dará al cliente más y mejores herramientas para comprar rápidamente y elegir informadamente, reflejándose en una competencia mucho más abierta.

Publicado el 31 Mar 2021

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Ricardo León.

¿En qué consiste el Open Banking?
El OB se podría explicar de la siguiente forma: cada persona cuando adquiere un producto en una institución financiera entrega datos de gran valor como lo son sus fuentes de ingresos, movimientos de la cuenta, gastos, y contactos, entre otros. A medida que los clientes usan sus productos financieros se registran los patrones de comportamiento de cada uno, es decir, las compras que realizaron en tiendas o restaurantes, las entradas que adquirieron en cines y teatros, la constancia y volumen de sus ingresos, su potencial de ahorro o inversiones.

A partir de este historial, se crea constantemente un perfil con el cual la institución financiera puede, por ejemplo, crear una extensión de su servicio en la plataforma web o una app que le entrega al cliente información específica, basada en sus gustos, compras u otros, y así personalizar cada vez más la oferta existente. En el caso de una organización, con OB esto es extendido a todo el ecosistema financiero, permitiendo que otros jugadores del mercado puedan utilizar tal información para potenciar la oferta de sus productos financieros o también generar una oferta innovadora, específica o disruptiva, como es el caso de las nuevas startups tecnológicas conocidas como Fintech.

¿Cómo funciona?
Este modelo de servicio habilita a los clientes para compartir sus datos financieros con terceros, incluyendo organizaciones no financieras, que pueden utilizarlos para proveer al cliente de una experiencia mejor, específica o personalizada en productos financieros. Las instituciones financieras tradicionales también pueden utilizar este modelo para expandir su alcance a nuevos clientes, ofreciendo productos a terceros, tales como retailers o Fintech. Todo este proceso de compartir información es llevado a cabo a través de mecanismos seguros utilizando APIs, siempre por medio de la aprobación del cliente para compartir su data privada y, si no desea seguir con tal servicio, puede cancelarlo.

Es por ello que el desarrollo de Open Banking permite precisamente liberar las restricciones de provisión de servicios financieros sujetos a infraestructura, propiciando la generación de un ecosistema en el que los datos de las instituciones financieras son compartidos entre usuarios y desarrolladores externos y, con ello, la creación de nuevos negocios y ecosistemas digitales, lo que amplía la oferta de valor de los servicios ofrecidos por las entidades tradicionales de la industria financiera.

¿Cuáles son los beneficios del Open Banking en la inclusión financiera?
Tal como lo señala el estudio “Inclusión Financiera en Chile, Fintech y Open Banking”, realizado por Fundación País Digital con el apoyo de Accenture y la Asociación Fintech de Chile, este sistema se constituye como un mecanismo de inclusión financiera, que brinda acceso a servicios formales a quienes carecen de estos, además de mejorar los servicios a las empresas de menor tamaño que forman parte del circuito. Por lo mismo, su masificación se ha incentivado en los últimos años, principalmente liderada por Europa con el diseño e implementación de la ley Payment Services Directive 2 (PSD2). También, otros países como México, Brasil, Hong Kong, Singapur o Australia, comenzaron a desarrollar regulaciones sobre OB, todas ellas enfocadas en crear un ecosistema financiero más abierto, competitivo y orientado al cliente.

Hoy las pequeñas y medianas empresas de Chile enfrentan un escenario de incertidumbre en el que el acceso oportuno a capital para mantener los procesos productivos jugará un rol clave. En este sentido, el ecosistema Fintech, a través del Open Banking, abre la posibilidad de automatizar los procesos de aplicación de préstamos para Pymes, agilizando los trámites financieros y permitiendo un acceso a tasas más competitivas.

Si bien Open Banking y otras tecnologías digitales pueden proporcionar herramientas para generar procesos de inclusión financiera, esto no sucede de manera espontánea, según concluye el estudio. Con la diversidad de oportunidades comerciales disponibles, una manera de mejorar los procesos de inclusión financiera es concentrando los esfuerzos tecnológicos en dar respuesta a la población que en este minuto no accede a los mecanismos financieros tradicionales. Este proceso consideraría la creación de productos para grupos de ingresos bajos y medios, junto con reducir sesgos que aquejan a la población vulnerable o excluida financieramente dentro de los países.

¿Cómo se resguardan los datos personales?
El historial financiero de los clientes, sus contactos y datos personales asociados a una cuenta respectiva, hoy están altamente protegidos a través de múltiples mecanismos y sistemas de seguridad que han implementado progresivamente las instituciones financieras. Esta es una de las industrias del país que más ha invertido en digitalización de sus principales sistemas informáticos durante los últimos años y, en particular, que tiene estándares de ciberseguridad del más alto nivel, resistiendo decenas de miles de ataques informáticos día tras día.

En este contexto, la preocupación por la seguridad de la transacción de datos personales de un cliente entre organizaciones, para el funcionamiento de un ecosistema financiero basado en OB, es ciertamente una prioridad. Por ello, tanto el oferente (institución financiera) como el receptor (otra entidad, por ejemplo, una empresa Fintech u otra) deben poseer el resguardo y nivel de protección adecuados de la información confidencial respectiva que se va a comunicar, así como diversos mecanismos de prevención, control y comunicación entre ambos y equipos dedicados a la seguridad de la información.

Adicionalmente, siempre el cliente debe autorizar la comunicación de sus datos personales de una empresa a otra, a través de la aceptación de un documento de “Términos y Condiciones”, en el cual se enuncian los datos a compartir, así como los alcances del servicio y, si el cliente lo desea, cómo terminar tal servicio y recuperar o no comprometer su información privada. Todos estos resguardos ya se están aplicando en nuestro país e incluso múltiples empresas de la industria están trabajando de manera colaborativa testeando arduamente estos sistemas y funcionalidades para asegurarles a los clientes que sus datos están protegidos.

¿Cuál es la situación actual de Open Banking en Chile?
Open Banking representa no solo una importante oportunidad de crecimiento para Chile, sino que también para crear un país más inclusivo. Por un lado, para acercarse más a los clientes de la industria financiera, encontrar nuevas formas de crecimiento y mantenerse competitivos en un mundo que es cada vez más digital, sobre todo luego de los efectos de la pandemia en la adopción de nuevas tecnologías. Por otro lado, existe una variedad de beneficios directos e indirectos asociados a cómo los clientes y los no clientes interactúan con la industria, a través de nuevos productos o servicios financieros, adecuados a sus necesidades y, particularmente, poder optar a estos para aquellas personas o empresas que antes no encontraban uno acorde a sus condiciones socioeconómicas o no podían acceder debido a los diversos requerimientos de entrada solicitados.

En nuestro país, OB está dando sus primeros pasos. Tenemos un ecosistema Fintech que crece con fuerza, con múltiples ofertas de valor y nuevos modelos de negocio que compiten en un punto específico de la cadena del cliente financiero o se están ampliando para competir localmente o internacionalmente con una mayor y nueva oferta de productos financieros. Las instituciones financieras tradicionales han invertido constantemente en digitalizar sus procesos de negocio, buscando transformar sus sistemas legacy y disponibilizar su oferta en tecnología cloud, creando especialmente durante los últimos dos años, nuevos productos totalmente digitales, como tarjetas de débito o crédito, a un costo de entrada cercano a cero o cero para sus clientes.

Algunas de las organizaciones tradicionales más aventajadas ya trabajan en conjunto con el ecosistema Fintech en proveer ciertos productos puntuales a sus clientes o incluso invirtiendo o creando startups financieros, aprendiendo de la flexibilidad de un emprendimiento y cómo disponibilizar masivamente microservicios en su infraestructura tecnológica.

¿Cómo potenciar estos avances?
Para potenciar estos primeros pasos se necesita de mayor esfuerzo. Ya se está trabajando hace meses en la potencial Ley Fintech para el país e incluso, hay esfuerzos desde el Ministerio de Hacienda y la CMF (Comisión para el Mercado Financiero) en comprender el escenario actual para una futura propuesta de instauración de Open Banking en la industria financiera.

No obstante, uno de los principales puntos pendientes a considerar que compete a la instauración de OB debe ser la revisión y actualización de la Ley de Protección de Datos Personales y las normativas asociadas a ciberseguridad y delitos informáticos. El modelo basado en OB supone nuevas formas de utilizar los datos de las personas y empresas, así como nuevas reglas en la industria para compartir tal información.

Ante esta situación, es necesario declarar ciertas definiciones, reglas o mecanismos que direccionen este nuevo entorno financiero que el país tendrá en los próximos años, otorgando sobre todo seguridad y confianza al usuario de que su información está en buenas manos.

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Redacción

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