Rafael Fontecilla.
¿Cómo ha evolucionado el rol de las TI para CCU en los últimos años?
El cambio ha sido importante. Las histó- ricas gerencias de sistemas se enfocaban más en el soporte, en la continuidad operativa, que no se cayeran los sistemas o plataformas; pero no iban mucho más allá de eso. Por lo mismo, reportaban al área de finanzas, o de algún departamento donde es más importante el costo y no con un foco en agregar más valor.
Entonces, como la tecnología avanza tan rápido, este concepto de un área de soporte cambia hacia un área más de colaboración, y esto es un camino que va a seguir creciendo hacia un soporte más orientado hacia el negocio, para después convertirse en una ventaja competitiva e incluso puede llegar a ser el “core” del negocio. En este camino, que lo está viviendo no solo esta empresa, sino que el mundo, nacen las gerencias de información, y el cambio de nombre tampoco es fortuito pues representa un área más enfocada a crear valor desde la información y las tecnologías.
¿Qué relevancia da CCU al valor del dato?
Muchísima. Los datos son los activos del futuro. Lo están siendo hoy, pero a futuro serán cada vez más apreciados y lo importante es cómo organizarlos. No es tan fácil como que hoy me doy cuenta de que el dato es importante y lo empiezo a usar; hay todo un trabajo invisible de cómo se ordenan esos datos, cómo se estructuran los data warehouses, o data lakes. Y cuando tengo ese chasis para poder tener los datos en un lugar, puedo recién empezar a sacarles provecho y usarlos de una manera que genere valor, especialmente para la toma de decisiones, que es, finalmente, el eje central de este proyecto.
A través de esta Gerencia, queremos que la tecnología y la información sean la próxima ventaja competitiva de CCU. Pero esto toma tiempo; hacer algoritmos, entender procesos para que la data sea fidedigna y que no lleve a errores en la toma de decisiones, demora tiempo. Una vez listo, viene un camino más rápido con un avance exponencial. Nuestro objetivo es hacer que la tecnología, aplicada a nuestra industria, sea la próxima ventaja competitiva de CCU.
¿Cómo abordan el trabajo con otras áreas de negocio?
Una de las cosas que comunicamos es que la tecnología no es propia de la Gerencia de Información, sino que es de toda la compañía. Nosotros entendemos más y podemos hacer recomendaciones de uso, pero la tecnología debe ser transversal y no debe haber miedo de usarla, sino que solo asesorarse a través de la gerencia que más entiende. En ese contexto, tenemos un Comité de Información que sesiona con una frecuencia trimestral, y que se enfoca en el avance estratégico de hacia dónde queremos ir.
Adicionalmente, en el día a día, el equipo está estructurado por áreas, de manera de ser un business partner desde una unidad específica hacia el área que necesita el apoyo. CCU es una empresa regional, con operaciones en siete países, y con distintas unidades de negocios, por lo que debemos ser capaces de estar en contacto con cada una de esas áreas que tienen distintas demandas. Teniendo como eje central los objetivos de la compañía, la clave está en cómo apuntar la estrategia, establecer las prioridades y definir acciones para terminar usando la tecnología. En otras palabras, los objetivos van primero y la tecnología es un habilitador de ellos, no al revés.
¿En qué área concentra sus esfuerzos esta Gerencia?
Tratamos de abarcar todas las áreas de la compañía y a veces se hace difícil priorizar, pero el eje central está claro. Nosotros atendemos a los clientes, que son muy importantes para CCU, tenemos la distribución para llegar a esos clientes y las plantas donde se fabrican nuestros productos. Entonces, tratamos de que en esas áreas, que cubren desde que nace nuestro producto hasta que es entregado al cliente, haya un foco relevante centrado en cómo esta innovación, estas tecnologías, nos ayudarán a dar un paso más, ya sea con un mejor producto elaborado, con la forma en cómo vendemos o cómo ese producto es despachado hacia el cliente final.
¿De cuáles tecnologías creen que podrían obtener un mayor provecho?
Creo que hay que combinar dos cosas: la conveniencia de la tecnología y la oportunidad. Hay algunas tecnologías que son increíbles pero que serán muy difíciles de implementar y quizás hay que elegir dónde empezar, pues es difícil abarcar todas juntas. La analítica y la Inteligencia Artificial son caminos que estamos mirando y que creo serán importantes por la cantidad de datos y transacciones que ya manejamos. Lo mismo que IoT, tecnología que puede ser un aporte en la sensorización de nuestras plataformas. Hay otras tecnologías que podría enunciar como Blockchain o Robotic Process Automation, esta última sería interesante para automatizar ciertas funciones del día a día que no agregan mucho valor y, de alguna manera, despejar ese tiempo para que la gente dedique sus espacios de trabajo a hacer otras cosas de mayor valor agregado. Básicamente, es similar a hacer macros de nuestro trabajo: si hago cosas rutinarias, ¿qué pasa si despejo esa carga y te doy tiempo para que mejores un proceso o pienses una mejor solución? Eso es lo que nos llevará a un siguiente estándar de trabajo, donde las personas comenzarán a aportar un valor que antes podrían haber sumado, pero no tenían el tiempo.
¿Qué factores son determinantes para seleccionar un proveedor tecnológico?
Debe agregar valor. Nosotros trabajamos con muchos proveedores, y si bien deben cumplir con ciertas características, es importante que entren como un socio que ayudará, agregará valor y que tiene que sintonizar con tu estrategia, y con tus objetivos. Debe entender la empresa, el negocio, y, desde ahí, genuinamente recomendar algo que nos pueda ayudar. Se nota mucho cuando alguien llega con la agenda propia o llega con la agenda para ayudarte.
Creo que, hoy más que nunca, los proveedores tienen que estar abiertos a que la tecnología cada vez se democratizará más y será más fácil, lo que implica que ellos deben ser audaces en determinar cómo agregar valor. Yo cuento con un equipo que entiende la tecnología, por lo que nuestra necesidad y nuestra definición pasa por un proveedor que construya sobre lo que ya tenemos y ya entendemos, y no que llegue con un paquete que, si bien puede ser útil o innovador, no entrega un valor real al negocio. Ese es el gran desafío que tiene la industria tecnológica.