Cuando se habla de ciudad digital, se piensa inmediatamente en ofrecer acceso a la tecnología para la población que lo necesite. ¿Es realmente eso? Es eso y mucho más. Ser una ciudad digital significa modernizar la administración pública y ofrecer nuevos servicios y facilidades para las personas, e implica, principalmente, acercar a los habitantes a una nueva perspectiva de ciudadanía.
Los beneficios alcanzan todas las áreas, desde la administración pública hasta la educación, pasando por la salud y la seguridad, y extendiéndose a la economía del municipio; apenas para citar algunos ejemplos.
En el caso del Gobierno, se trata de la modernización de la administración pública, con la integración, vía computadores, de todas las entidades directas e indirectas. Se deben integrar las estructuras tributaria, financiera y administrativa; aumentar la recaudación tributaria; mejorar la fiscalización; generar un acceso más rápido a la información y servicios; y propiciar la comunicación vía VoIP (voz sobre protocolo de Internet).
Para abarcar los temas de sociedad, una ciudad digital tiene que proveer telecentros a costos reducidos y ‘poblar’ de terminales para consultas y reclamos por parte de los ciudadanos, además de brindar acceso a Internet, todo lo cual redundará en producción de conocimiento.
La educación es un eje central en la implementación de este concepto. La integración de las escuelas a otras instituciones de investigación y enseñanza se hace imprescindible, tal como la creación de laboratorios de informática, acceso a libros y documentos históricos, junto con la capacitación de los profesores.
Otros sectores
Otro ámbito en que los ciudadanos pueden verse beneficiados es la salud. Ello, a través de la administración integrada de los centros de asistencia médica y la interconexión con servicios de emergencias como el cuerpo de bomberos y la defensa civil, o mediante el uso de nuevas tecnologías, tales como videoconferencia y telemedicina.
La seguridad es otro de los temas que genera mucho interés en las personas. En este aspecto, la tecnología permite mejorar los índices de seguridad por medio de la interconexión vía computadores de instituciones como la policía y bomberos o la instalación de cámaras de vigilancia por Internet en los puntos más vulnerables de la ciudad.
El ámbito económico también se beneficia gracias al acceso a Internet inalámbrica para pequeños empresarios que pueden generar más negocios o a través de la generación de comunicación más barata con entidades gremiales o empresarios de otras regiones por medio de Internet o de telefonía VoIP. Incluso estas herramientas pueden utilizarse como incentivo para el turismo.
Es importante destacar que un proyecto de ciudad digital es accesible para cualquier municipio. Las oportunidades están disponibles y pueden ser adaptadas a la realidad económica y tecnológica de cada uno de ellos. Para implementar el proyecto, sólo basta contar con la voluntad política y una administración pendiente de las acciones de inclusión social y digital.
Las ciudades digitales, aquéllas donde se aprovechan al máximo las bondades de las nuevas tecnologías, ya no son una utopía o una mínima realidad que se da solamente en cafés o aeropuertos, sino que se han transformado en una realidad palpable en otras partes del mundo, en la que nosotros también podemos -y debemos- estar inmersos.
Más datos
Se calcula que un centenar de municipios en EEUU ya tienen implantado algún tipo de plataforma pública de acceso a Internet por vía inalámbrica, y otro centenar más se lo plantea. A ellos se suman las decenas de miles de redes Wi-Fi privadas instaladas en los hogares. Filadelfia, junto a San Francisco, es la gran urbe pionera, con un proyecto nacido en Otoño de 2004 y que se considera el más ambicioso del mundo. Este plan ya es una realidad. Su red está operativa, con una cobertura de 350 km².