“Una estrecha y larga franja de tierra”. Esta reseña de nuestro país ya sobreutilizada por muchos, entrega sin embargo una explicación natural del desigual desarrollo tecnológico que ha experimentado Chile, compuesto no sólo por sectores urbanos que han vivido un proceso de conectividad y modernización más intenso, sino también por todas aquellas localidades rurales que concentran un gran porcentaje de nuestra población y que se han visto relegadas de entrar a este nuevo mundo, en que las tecnologías se transforman en una palanca de avance y nuevas oportunidades.
Según el estudio WIP-Chile, dado a conocer en marzo de este año, aún existe una gran brecha digital entre sectores urbanos y rurales: del total de la población urbana, el 40,6% cuenta con acceso a Internet, mientras a nivel rural esta cifra llega sólo al 17%. Factores como niveles de pobreza, grados de educación y edad también determinan que sea justamente el mundo rural el más rezagado en el uso de herramientas tecnológicas.
Es por ello que la convocatoria anunciada por el Ministerio de Economía e InnovaChile de Corfo para aumentar la conectividad digital de pequeñas y medianas empresas rurales significará un gran impulso para el desarrollo e implementación de soluciones TIC en sectores que podrán ganar en eficiencia y productividad. Y no sólo eso: también abre la puerta a un nicho que no ha sido suficientemente explorado por la industria tecnológica y que sin duda ofrece un amplio espacio para la innovación y la creatividad.
La brecha entre el mundo rural y urbano
El actual estado de la economía mundial obliga a superar la brecha digital entre los mundos urbano y rural, así como entre grandes compañías y Pymes. Esto implica un esfuerzo importante para generar acciones que permitan direccionar recursos tecnológicos a favor de las pequeñas empresas, especialmente del sector rural, incorporándolos en la gestión de sus procesos críticos para competir e insertarse en el mercado nacional e internacional de forma eficiente, para mejorar su competitividad y productividad, e impulsar su crecimiento.
En la misma línea, esta iniciativa posibilitará construir un puente entre la oferta de servicios tecnológicos especializados y la demanda de desarrollos especiales, elaborando, por ejemplo, proyectos de conectividad que hasta hoy no eran atractivos para las grandes corporaciones por el tamaño del mercado, así como propiciando la creación de software de gestión por rubros y de aplicaciones específicas para lograr mayor productividad y eficiencia operacional y logística, que permitan que la tecnología se inserte en las cadenas de valor en las que participan las empresas rurales.
Para que nuestro país avance al tan esperado desarrollo, debe necesariamente incluir a todos los sectores de la sociedad y de la economía. Tecnologizar a las Pymes, y en particular a las del mundo rural, es un desafío mayor, pero que entregará las herramientas para incorporar a las TI a miles de chilenos y que beneficiará el crecimiento y la competitividad del país.