Marco Terán.
¿Cómo observa el escenario actual del emprendimiento tecnológico en Chile?
Si bien como Fundación País Digital creemos que en el país se han impulsado incubadoras de startups con el fin de fomentar el desarrollo económico, es importante señalar que esta tarea aún es insuficiente.
La razón es que el conocimiento y las nuevas ideas no se están transmitiendo por los canales y las vías correctas entre los propios emprendedores. Esto, debido a que los actores relevantes -la academia y el mundo empresarial- no están alineados en temas como la transferencia tecnológica. Y tampoco cuentan con grandes presupuestos para impulsar proyectos.
¿Qué tan dispuestos estamos hoy como país a la innovación y qué cambio de mentalidad se requiere?
Uno de los principales desafíos en Chile es reconocer que hoy vivimos en una sociedad que no se puede explicar sin la tecnología y el consumo digital. A medida que pasa el tiempo, entendemos que necesitamos cada vez más la tecnología, desde el uso de las aplicaciones móviles y software, hasta nuevos materiales y sistemas de comunicación, etc. Todo esto ha generado una dependencia de la cual debemos hacernos responsables.
¿Qué países deberíamos emular como modelos de ecosistemas que potencian la innovación?
Existen dos ecosistemas innovadores que es importante destacar. En primer lugar, se encuentra el modelo impulsado por los países nórdicos, que han realizado un trabajo de excelencia, teniendo como resultado proyectos e innovaciones que han logrado un impacto a nivel global, en el pasado y actuales, por ejemplo: Nokia, Spotify, Skype y Zendesk.
En segundo lugar, existen los casos de Japón o Singapur. Ejemplos como estos dejan en evidencia que una cosa es que exista un buen modelo y otro es nacer como un país digital. A través de la integración de tecnología, el ecosistema de trabajo y de relación, mejoran considerablemente estos dos factores. El uso de videoconferencias para relacionarse es un ejemplo de esto.
¿Qué rol debe jugar el Estado?
Sin duda, la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología es un avance, aunque es urgente que se tome una política pública que permita diseñar y ejecutar programas de tecnología, ciencia, innovación e investigación. Esta iniciativa permitirá a la sociedad tener más oportunidades y, a la vez, un cambio de mentalidad: la innovación es un requisito mínimo en los tiempos actuales. Si queremos posicionarnos como un país desarrollado y moderno, debemos acoger estas soluciones.
Según la OCDE, en los países desarrollados la inversión en I+D (investigación y desarrollo) alcanza 2,5% del PIB en promedio, mientras que en Chile esta cifra llega solo a un 0,3%, dejando en evidencia que aún tenemos grandes desafíos que abordar para mejorar nuestra competitividad.
Estos factores irán cumpliendo un rol cada vez más importante, lo cual no es solo económico, sino que también es una gran responsabilidad del Estado. Por esta razón, es fundamental la aprobación de la Ley de Transferencia Tecnológica, que permitiría incentivar e incrementar la generación de conocimiento y también buscar soluciones a los problemas que genera este cambio, como por ejemplo, el impacto de la Inteligencia Artificial.
¿Cómo se da la relación entre academia y empresa? ¿De qué forma el Gobierno debiera potenciarla?
La generación de conocimiento es una labor que desarrollan principalmente las universidades y centros de formación técnica. En cambio, la aplicación de nuevas tecnologías y su desarrollo son llevados a cabo por el mundo empresarial. Estos dos mundos, que parecen ajenos, se deben vincular y unir con una mirada estratégica para acelerar los procesos, para implementar aquellas investigaciones y estudios sobre innovación que se generan en el ámbito académico de nuestro país.
Creemos que este modelo ha evolucionado a “hubs” colaborativos, donde cada stakeholder cumple una labor relevante, casas de estudios, centro de I+D+i (investigación, desarrollo e innovación), empresas privadas y Gobierno. Este es el camino para impactar en la sociedad.
¿Qué grandes retos hay para potenciar la innovación y seguir sumando valor?
La transferencia tecnológica es indispensable y urgente. Se hace necesaria porque en Chile los centros de educación superior están desarrollando programas de estudio ligados a la tecnología, y su aplicación permitiría renovar la mayoría de los procesos productivos de las empresas que nacen y operan en el país.