Le tomó 75 años al teléfono llegar a tener un millón de usuarios y en el caso de Internet la demora fue de solo 3 años y medio. La tecnología cada vez está más disponible para todos. Esto quiere decir que, aunque no seamos geeks, tarde o temprano vamos a tener que “aceptar” las innovaciones. Un muy buen ejemplo es Whatsapp: mientras más personas usan teléfonos inteligentes, menos son las que escriben y envían el mensaje de texto tradicional (SMS) en favor de Whatsapp.
Las tecnologías están cambiando nuestros hábitos. ¿Recuerda cómo enviaba fotos a sus amigos hace 10 años? Era un proceso engorroso consistente en tomar la foto, conectar la cámara al computador y luego adjuntar el archivo en un correo electrónico. Ahora uno dispara directamente desde la aplicación.
Los “pasos extra” están desapareciendo. La transmisión y el reconocimiento de la información se hacen más fáciles y rápidamente.
De lo anterior, vemos un ejemplo ilustrativo en la simple tarea de encontrar una dirección cualquiera o una empresa. Antes de que existieran los mapas y directorios electrónicos esto no era tan simple y a veces incluso era francamente problemático encontrar rápidamente un lugar en el otro extremo de la ciudad si uno no empleaba, digamos, transporte público, o pasaba largas jornadas recorriendo la ciudad, como los carteros. Primero había que buscar y encontrar un mapa, ser capaz de leer su letra -imposiblemente más chica- y uno podía considerarse afortunado si el mapa estaba actualizado y la calle en cuestión figuraba ahí. La alternativa era empezar a preguntarle a los transeúntes dónde estaba el lugar buscado. La búsqueda a veces resultaba aún más dificultosa si concernía un negocio: estos aparecen, se mudan o cierran o bien cambian sus datos con mucha más frecuencia que un domicilio particular. Si la tarea a concretar no era urgente uno podía esperar. Pero a menudo el costo para ese negocio de no ser encontrado era alto, porque casi nadie insistía en su búsqueda; lo mismo que para el interesado, que se quedaba sin el bien o servicio que requería.
Pero luego se inventaron servicios electrónicos como Amarillas, Google y 2GIS.cl. Estos servicios generaron un quiebre: ya no fue necesario recurrir a los viejos mapas para obtener información. ¡Bastó con tener un smartphone! Estos y otros servicios eligen su propio camino: Amarillas es bien conocida por los directorios de papel, Google analiza los datos a partir de la página web de las empresas y 2GIS.cl tiene su propio call center desde donde sus colaboradores llaman regularmente a las empresas en su directorio para verificar que sus datos de contacto estén actualizados.
Servicios cada vez más sofisticados
Como es tiempo de acostumbrarse a lo nuevo, estos servicios se sofistican cada vez más, mejorando la experiencia del usuario. Ahora los directorios de empresas están incorporados a la libreta de contactos del teléfono. Así lo hace Google, que incorpora un marcador a los teléfonos Nexus y así lo hace 2GIS. cl, que introduce un marcador para todos los teléfonos Android.
De paso, con este sistema se acabaron las llamadas desde números desconocidos para ofrecernos cosas que no necesitamos, como antaño.
Asimismo, como ahora la información de las empresas se organiza y almacena en la nube, encontrar dónde queda tal cafetería resulta tan fácil como buscar cualquier contacto en nuestra agenda. Y no solo eso, sino que también se puede ver ahí mismo si es que está abierta en este mismo momento. Hoy en día muchas cosas reclaman parte nuestro tiempo. Eso hace que el tiempo sea un recurso demasiado valioso y por eso las herramientas que acortan el camino hasta nuestras metas, por pequeñas que sean, tienen tanta demanda. De hecho, muchos servicios están evolucionando hacia convertirse en asistentes personales. En el futuro estas aplicaciones van a saber lo que queremos incluso antes de que nosotros mismos nos demos cuenta. En cualquier caso será muy interesante.