La transformación digital es mucho más que incorporar tecnología

En 2016, el grupo ASSA realizó un estudio en América Latina, incluido Chile, que indicaba que el promedio de preparación para implementar una estrategia digital apenas alcanza el 46%. A su vez, casi el 50% de las iniciativas digitales están aisladas, en lugar de extenderse en la organización. Por su parte, un estudio de McKinsey & Company en 2017, reveló que Chile tiene una penetración de digitalización de solo 5%. Concluyendo, existe un alto potencial para nuestro país en transformación digital, pero las empresas ven dificultades en cómo se inserta este proceso con la estrategia actual y cómo se gestiona el cambio organizacional.

Publicado el 31 Jul 2018

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¿Qué es transformación digital?

He aprendido que transformación digital implica modificar el comportamiento de tus clientes, generando un nuevo espacio de mercado, transformando con ello tu modelo de negocios, la cultura organizacional y los resultados del negocio, y permitiendo que la organización efectivamente se logre transformar, más que solo cambiar la forma de hacer las mismas actividades con nuevas tecnologías. En tal sentido, observo cuatro niveles de madurez para alcanzar la transformación digital y que están estrechamente vinculados con los procesos estratégicos y de innovación de la empresa: la transformación digital incipiente, la adyacente, la incremental y, finalmente, la disruptiva.

La primera considera aquellas empresas que han transformado digitalmente algún proceso muy acotado sin relación directa con el cliente y con muy baja integración dentro de otros subprocesos. Esta transformación no impacta la estrategia ni el modelo de negocios. En tanto, la transformación digital incremental se basa en una estrategia de optimización, eficiencia y productividad.

Busca principalmente automatizar procesos actuales, digitalizar experiencias con los clientes, digitalizar plataformas de venta existentes e integrar sistemas existentes.

Por su parte, la adyacente incorpora algún elemento de innovación adicional que impacta en el modelo de negocios de la empresa, pero sin afectar la estrategia de la misma. Por último, la disruptiva apunta a un cambio en la estrategia de la compañía que conlleva un nuevo modelo de negocios y una transformación que, incluso, puede atentar contra el actual, por ende, es la menos vista entre las compañías establecidas y la más amenazante, a su vez, para las mismas.

Para iniciarse, debe considerar tres procesos clave: el estratégico, el de innovación y el de digitalización. Estos procesos se soportan en cuatro pilares: cultura, liderazgos, tecnología y partners. Todo este marco de actividades considera al cliente en el centro del negocio.

El proceso estratégico, básicamente, entrega los desafíos, oportunidades o amenazas que debemos superar como empresa. Por su parte, el de innovación posibilita el desarrollo de propuestas de soluciones diferenciadoras para implementarlas a nivel del modelo de negocios, productos/servicios o procesos.

Por último, el de digitalización permite capturar el valor disponible, capitalizando una mejor experiencia de clientes, aumentando la eficiencia en nuestra cadena de suministro, o garantizando la seguridad de los datos de nuestros clientes, entre otras muchas opciones. De esta forma, la digitalización toma forma dentro de nuestra estrategia de negocios y deja de ser una herramienta tecnológica que reemplaza actividades, herramientas o funciones.

La interconexión de estos tres procesos también puede ser en sentido inverso en donde la digitalización o la innovación pueden proponer oportunidades únicas desde sus actividades a la organización e impactar a la estrategia de la compañía.

La estrategia digital

La mirada de una estrategia digital es más colaborativa que competitiva. Por ejemplo, nuestros proveedores pasan a ser socios de negocios, la digitalización permite integraciones de modelos de negocios que antes eran imposibles. La intra-innovación es otro ejemplo en el cual la estrategia digital se transforma en un vehículo para la creación y captura de valor, requiriendo para ello una escucha activa, selectiva, empática, y la oportunidad de aprender rápidamente de los fracasos para lograr el éxito. El cliente, a su vez, puede pasar a ser su mejor aliado, desarrollando con él soluciones a su medida, utilizando productos y procesos mínimos viables en base a metodologías de innovación abierta.

El proceso de transformación digital

El proceso de transformación digital lo podríamos definir en cinco pasos. El primer paso es crítico para el éxito de todo el proceso. Se debe contar con la convicción absoluta de la necesidad de cambio de la cúpula directiva de la organización y desarrollar desde ahí la mentalidad digital para la compañía y que permee al resto de la organización y sus principales stakeholders. Luego viene la integración de su estrategia actual con el proceso de digitalización. A continuación, planifique el proceso de cambio que implica la transformación digital para luego pasar a la ejecución y lograr la impregnación digital en la organización. Por último, entramos a un proceso de mejora continua y recurrente que itera permanentemente entre las operaciones de la compañía y su estrategia.

Por último, los factores críticos de éxito para la transformación digital sugeridos son: compromiso de la cúpula directiva y dueños de la empresa; el cliente al centro de la estrategia digital; la estrategia digital se construye de forma colaborativa y espacial, de aquí surgen ventajas competitivas robustas para su empresa; la cultura organizacional es crítica, se debe rediseñar e incorporar profesionales o partners que cuenten con las competencias en digitalización y realizar los upgrades en el personal actual, procesos y áreas de trabajo, liderazgos, entre otros; establezca su cadena de valor digital, la cual tiene como objetivo sorprender y satisfacer las necesidades actuales y latentes de sus clientes; y asigne recursos y condiciones para su desarrollo y, sobre todo, no tener temor al error, sino que mucha pasión por el aprendizaje.

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Redacción

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