Alejandro Espinosa,
La transformación empresarial que estamos viviendo en Chile durante el último tiempo tiene un indudable impacto, no solo sobre las empresas, sino sobre el mercado. Debido a los continuos cambios que han sufrido las estructuras de negocio y la manera en que las compañías se relacionan con sus stakeholders, estas exigen a sus ejecutivos evolucionar para hacer frente a estos cambios. No cabe duda de que la transformación siempre ha llevado consigo un proceso de adaptación que, aunque no es sencillo, es necesario para progresar.
Son varios los factores y actores clave en un proceso de transformación. Los profesionales de una empresa, por ejemplo, son embajadores relevantes de las marcas y, por lo tanto, ellos deben acompañar y estar involucrados y comprometidos con los procesos de transformación de sus empresas, siendo fundamentales como motor organizacional del cambio, transmitiendo un objetivo común que favorezca la visión establecida por la alta dirección.
Hoy en día, las grandes compañías requieren de transformaciones profundas, que respondan de una manera eficiente, rápida y que minimice los impactos negativos en su entorno, cumpliendo las exigencias que la sociedad, el mercado y los nuevos marcos institucionales demandan. Actualmente, es mandatorio para las distintas industrias evolucionar oportunamente ante las nuevas necesidades y objetivos que deben abordar, con foco en sus clientes, puesto que, de lo contrario, serán sus competidores los que aprovecharán esta oportunidad y sacarán ventaja.
Un proceso permanente de cambio y evolución
Sin duda, existe un escenario que, en el corto plazo, demandará la transformación en las empresas, conllevando un gran impacto económico. Debido a ello se busca que los procesos de transformación no sean traumáticos para las compañías, sino que se considere un valor incorporado en la cultura empresarial y en la organización misma. La evolución del comportamiento de los clientes ha obligado a reestructurar los negocios desde el interior de las compañías para dar respuesta y brindar diferenciación a sus clientes, evidenciando modelos operativos óptimos, acordes a estas nuevas exigencias.
Un buen ejemplo de la transformación empresarial de hoy en día es la evolución de la predicción del comportamiento de los clientes, gracias a la incorporación de tecnología para anticipar este, y por lo tanto, para establecer un proceso proactivo de cambio y adaptación a las nuevas tendencias apenas se visualizan, derribando las barreras internas que dificultan los procesos de cambio como un continuo. Sabemos que la transformación digital empresarial no es algo puntual, sino más bien un proceso permanente de cambio y evolución: las organizaciones tienen que encontrar los modos de adaptar su negocio y su estrategia a gran velocidad, siendo muy importante tener gran capacidad de establecer pronósticos efectivos y estar atentos a ellos para actuar anticipadamente antes de que sea tarde para responder competitivamente. Cumplir con la transformación y caminar junto a ella será la clave para alcanzar el éxito y responder a las demandas futuras de los clientes.