La reforma de la salud v/s la reforma tecnológica

Luego de casi una década y media desde que se comenzó a gestar la última gran reforma a la salud pública, y pese a que esta ha sido beneficiosa en mejorar las condiciones de acceso, oportunidad, calidad y cobertura, adolece, como contrapartida, de una gestión y tecnología adecuadas que la soporten.

Publicado el 31 Jul 2015

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Por René Prieto Muñoz, Consultor de Negocios y Tecnologías de Información en Salud.

A principios del año 2000 se comenzó a gestar la última gran reforma a la salud pública, que tuvo entre sus principales elementos al nuevo Modelo de Atención en Redes Asistenciales y la Ley AUGE – Acceso Universal con Garantías Explícitas. Para abordar este gran desafío se creó una comisión interministerial, compuesta por los Ministerios de Salud, Trabajo, Hacienda y Segpres, independiente del Ministerio de Salud y liderada por un médico, con el objetivo de que el trabajo no fuera impactado por la burocracia, cultura interna y la presión operativa del “día a día” si estuviera al interior de la estructura ministerial.

Si bien a la fecha es posible identificar mejoras a la implementación de dicha reforma, es indudable que ha sido beneficiosa en cuanto a lograr mejorar las condiciones de acceso, oportunidad, calidad y cobertura financiera de la salud pública. Sin embargo, esta gran reforma en los ámbitos sanitarios adolece, como contrapartida, de una gestión y Tecnologías de Información adecuadas que la soporten.

Efectivamente, todo cambio que impacte los procesos de una institución y “modelo de negocios”, debe estar acompañado de los respectivos apoyos tecnológicos; y en el ámbito de la salud pública esta reforma no fue acompañada de estrategias y herramientas tecnológicas que apoyen su implementación y gestión posterior. Así, podemos constatar hoy en día la baja incorporación de TI en la mayor parte de nuestra red hospitalaria y también a nivel de gestión central, lo cual evidentemente dificulta una adecuada gestión tanto de la red asistencial como al interior de los establecimientos de salud, en los ámbitos de gestión clínica y administrativa.

Para poder implementar en forma exitosa la reforma de la salud pública y cumplir su promesa de acceso, calidad, oportunidad y cobertura financiera a la población, es necesario contar con un apoyo importante de Tecnologías de Información. Es impensable hoy en día gestionar adecuadamente un hospital, un servicio de salud o una red asistencial sin apoyo de estas, y sin contar con una adecuada infraestructura en la que resida información oportuna, segura y de calidad para el apoyo a la toma de decisiones clínicas y administrativas, tanto en el ámbito de la promoción y prevención como en la atención de la enfermedad.

Factores clave

Si ya han pasado cerca de 10 años desde los inicios de la reforma, ¿por qué no se han implementado estos apoyos tecnológicos en forma extendida a lo largo del país? Yo podría reconocer a lo menos los siguientes factores como los principales:

• No se ha logrado mostrar a la autoridad beneficios de corto plazo que sirvan de base para generar mayores cambios y la necesaria convicción respecto de los beneficios globales para la salud pública. Esto ha generado una baja priorización por parte de la autoridad para la incorporación de TI al sector, lo que se manifiesta no solo en la voluntad política y apoyo para emprender estas transformaciones, sino también en la asignación de presupuesto para su materialización.

• Inexistencia en el pasado de una estrategia digital de largo plazo para el sector público de salud. La materialización de una estrategia digital para el sector salud es una tarea que va más allá de un gobierno de cuatro años y que requiere de una continuidad de por lo menos 10 años, dada la envergadura del cambio y los recursos requeridos para modernizar la red asistencial. Por lo tanto, un primer elemento necesario, pero no suficiente, es contar con una estrategia digital para el sector que se mantenga en el tiempo. Cabe mencionar que si bien en el año 2005 se publicó el “Libro Azul, la Agenda Digital del Ministerio de Salud”, esta no se complementó, actualizó ni profundizó sino hasta el año 2011.

• Discontinuidad de visiones, entre una administración y otra, respecto del rol de la tecnología y la continuidad de la estrategia digital. Es clave poder dar continuidad a la implementación de una estrategia, con los ajustes tecnológicos necesarios, pero manteniendo los lineamientos y visión para la integración de la información del sector.

• Dificultad por parte de un único equipo para abordar una estrategia de largo plazo conjuntamente con la operación del día a día del Ministerio de Salud. Es importante contar con una estructura organizacional que sea independiente del quehacer tecnológico operativo ministerial, y que esté vinculada pero no sea dependiente del gobierno de turno, de tal forma que permita la continuidad de la estrategia y su implementación.

Falta voluntad política

Así como se pudo materializar la reforma de la salud mediante un equipo independiente que la diseñó, y que la autoridad priorizó y asignó recursos para ello, lo mismo debe ocurrir con la estrategia tecnológica que apoye esta reforma. Ya existe una estrategia digital desarrollada en el año 2012 para el sector, que puede complementarse y mejorarse, pero que constituye un elemento base elaborado con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Washington y alineada con su estrategia de e-health para la Región.

Asimismo, existe una infraestructura de comunicaciones digitales (Red Digital Minsal) de muy buen nivel que conecta a todos los hospitales y consultorios de Chile, lo cual es una ventaja con la que no todos los países cuentan y que conforma la plataforma base para la integración de la información e incorporación de tecnologías de apoyo. En relación con los sistemas de información hospitalarios, el país ya cuenta con una industria que tiene una interesante oferta con varios años de experiencia en la localización e implementación de dichos sistemas.

También se cuenta con las competencias de equipos multidisciplinarios en el Minsal compuestos por médicos, enfermeras e ingenieros especializados en informática para avanzar en esta labor, así como una red de contrapartes en los ámbitos clínicos e informáticos en todos los servicios de salud. Entonces, ¿qué falta para iniciar esta reforma tecnológica? Si bien a la fecha existen avances en esta materia, son claramente insuficientes y no se han logrado los objetivos propuestos. La modernización de la red de salud pública aún es una deuda pendiente.

Lo que nos falta no son elementos técnicos, sino voluntades políticas, priorización de la autoridad para continuar y profundizar este gran cambio y entender que no será una tarea de un solo gobierno o administración, sino una tarea país, de Estado. La modernización del sector público de salud no puede seguir esperando y ya están dadas las condiciones suficientes para lograrla y acercarnos a la promesa de una salud accesible, oportuna, con cobertura financiera y de calidad, tan necesaria para toda la población.

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Redacción

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