INTERSYSTEMS: El desafío de la aplicación de interoperabilidad federada

La capacidad de dos organismos diferentes del Estado de intercambiar y utilizar información, manteniendo su identidad y responsabilidad, es fundamental para lograr una mayor eficiencia y rapidez en los procesos, con una mirada enfocada en el ciudadano.

Publicado el 30 Jun 2021

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Hoy las tecnologías y la información avanzan a una velocidad imparable. El mundo está interconectado, y la buena comunicación y conexión se vuelven fundamentales. En este contexto, la pandemia ha empujado a una gran cantidad de entidades públicas y privadas a digitalizar procesos y generar interoperabilidad entre las diferentes áreas. Se habla constantemente de lo esencial de tener en la operación una plataforma interoperable que conecte los sistemas, procesos y la comunicación entre las diferentes áreas. En los últimos años un nuevo concepto ha comenzado a reflotar los cuestionamientos respecto al rol que cumplen las entidades del Estado, relacionado con la conexión y recopilación de información de los ciudadanos.

En efecto, resulta fundamental continuar hablando sobre el concepto de interoperabilidad federada. Pero, ¿qué significa esto? En palabras simples, para InterSystems se puede entender como “la coordinación o conexión entre los organismos del Estado, manteniendo la responsabilidad e identidad de cada uno”, explica José Fuentealba, Sales Manager de InterSystems.

“Es una idea que está relacionada con la conexión de la información, donde cada entidad es responsable de sus datos y seguridad, sin embargo, se comparten entre los organismos con ciertos resguardos para generar una plataforma de servicio a los ciudadanos”, asegura.

Desde el punto de vista de la compañía y del rol que juega dentro de esta área, la interoperabilidad federada es, en esencia, la integración de una plataforma capaz de implementar adecuadamente las transacciones e interacciones entre los distintos organismos del Estado, considerando algunos aspectos esenciales como: seguridad, trazabilidad, escalamiento, y consentimiento, todo dentro de una mirada centrada en el ciudadano. En este sentido, agrega, “es muy importante tener en cuenta que todo lo que hace el Estado tiene que ver con servicios pensados en la población, por tanto, lo que busca es generar coordinación o habilidades que permitan su mayor beneficio”.

Cultura de transversalidad y colaboración

Según José Fuentealba, “es importante enfatizar que en el Estado su interpretación se extiende más allá del concepto técnico. Involucra retos de diversos tipos para el intercambio efectivo de información, bajo un enfoque sistémico, relacionados con la voluntad política, la formación de los involucrados y el cambio cultural; todo esto para trabajar en conjunto en la necesidad de integrar procesos interinstitucionales y la construcción de un marco legal adecuado que otorgue facultades a una entidad para intercambiar su información. Efectivamente, uno de los retos en cada institución es crear una cultura de cooperación que va más allá de los contactos formales entre los directivos públicos. Hoy existe la percepción de que la información es poder y compartirla implica sacrificar la independencia de la organización. Sin duda, no contar con una cultura de transversalidad y colaboración es una barrera que impide el éxito de los proyectos de interoperabilidad”.

El mejor ejemplo que se puede dar para evidenciar los beneficios para los ciudadanos con la aplicación de interoperabilidad federada es cuando una persona debe realizar trámites de manera presencial y se encuentra con que debe ser ella quien recopile la información, la consolide y entregue al organismo. ¿No debería ser el Estado la entidad encargada de consolidar toda la información? Esto genera que el mismo ciudadano sea el delegado de la interoperabilidad.

Con la aplicación de interoperabilidad federada se podría generar una mayor agilidad, debido a que un organismo, utilizando los beneficios de la tecnología, es capaz de coordinar mucho más rápido que un ciudadano, con procesos ya predefinidos y automáticos, y se reduce efectivamente el tiempo de espera. Esto genera una evolución de todo el entorno, disminuyendo hasta la huella de carbono al imprimir menos papel y transportarse a menos lugares.

Por tanto, si se tiene una buena interoperabilidad, activa y funcionando, todo el aparato público se vuelve más eficiente, y hasta la comunicación se vuelve mejor.

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Redacción

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