Los próximos pasos en el camino de la transformación digital de las organizaciones determinarán su crecimiento y supervivencia en un mercado cada vez más competitivo que exige una innovación constante. “En los últimos meses, la adopción de infraestructura como servicio (IaaS, por sus siglas en inglés) y plataforma como servicio (PaaS) ha crecido un 30% apuntando hacia la búsqueda de soluciones flexibles que permitan nuevos procesos de negocio y respuestas ágiles a las necesidades de las operaciones”, mencionó Edgar Fierro, Vicepresidente y Director General de IDC México, durante el Foro Digital “IDC Future of Digital Infrastructure LatAm”, realizado el pasado 26 de agosto.
IDC predice que el 65% del producto interno bruto (PIB) global será impactado por la digitalización en 2022, lo que está afectando ramificaciones a través de todos los aspectos de negocios e infraestructura. En la charla “The Future Digital Infrastructure: Navigating the Digital First Industry Crosswinds”, Mary Johnston Turner, Vicepresidenta de Investigación para la Agenda del Futuro de la Infraestructura Digital de IDC mundial, señaló que las organizaciones están integrando el centro de datos tradicional con otras capacidades como nubes privadas, perimetrales, nubes públicas e infraestructura como servicio.
Durante los próximos cinco años, la infraestructura digital se alejará gradualmente de los silos de procesamiento, dirigiéndose hacia recursos compartidos en la nube y el edge computing. “Las empresas adoptarán un entorno más escalable, invirtiendo en operaciones autónomas y contratando infraestructura en modalidad de servicios basados en consumo”, comentó Turner.
El estudio “Future of Digital Infrastructure Agenda Q2 Survey 2021”, realizado en junio de este año, muestra que el 81% de las empresas planean utilizar un modelo informático por contenedores y kubernetes (un entorno que comparte un único host de control y sistemas de protección) en los próximos dos años. Para el 41% de las organizaciones, la aplicación de contenedores será estratégica y tardará algunos años en implementarse por completo.
Los cambios en la infraestructura de TI y el proceso de digitalización afectarán la contratación de recursos humanos, el 75% de las organizaciones considera que el personal de operaciones de TI crecerá a un ritmo más lento del que se va a requerir ante el rápido incremento en la adopción de nuevas aplicaciones.
Esta transición estratégica requiere cambios en cinco áreas clave: indicadores clave de performance (KPIs), financiamiento, arquitectura, operaciones y gestión. “Las métricas de desempeño estarán enfocadas a resultados por área, el presupuesto cubrirá servicios según consumo, habrá adopción de plataformas nativas en la nube y operaciones cada vez más autónomas”, destacó Turner.
La resiliencia de la infraestructura digital será una de las principales prioridades de las empresas durante los próximos dos años garantizando la resiliencia de la organización a largo plazo y el éxito del negocio, de acuerdo con el 71% de las empresas entrevistadas. Entre las tendencias señaladas por el estudio se encuentra el trabajo con equipos optimizados, la integración de sistemas basados en datos, el consumo de recursos de forma colaborativa y la optimización de resultados mediante servicios en la nube y pago por consumo.
Juan Pablo Seminara, Gerente de Programas Empresariales de IDC Latinoamérica, mencionó que la resiliencia digital es la habilidad de las empresas de adaptarse rápidamente a las disrupciones de los negocios con el objetivo, no solo de mantenerse “a flote”; sino también de capitalizar sobre las condiciones cambiantes del mercado; y todo esto con base en tecnología que les permita brindar servicios, productos y experiencias digitales.
En una encuesta realizada a finales del año pasado a empresas con más de 100 empleados de la región, mencionaron que en 2020 el 30% de su facturación ya provenía de productos, servicios y/o experiencias digitales, con la expectativa de alcanzar más del 40% de su facturación hacia 2025; esta transformación acelerada se ha sustentado principalmente en una demanda de los clientes por contar con más canales digitales, y en un segundo plano, por el interés de las empresas de ser más disruptivas en sus mercados.