HACIA UNA SALUD RADICALMENTE INTEROPERABLE: Desafíos de Chile y la estrategia como clave del éxito

La Interoperabilidad se ha convertido en un tema clave en el sector salud, especialmente en la era de la digitalización y la gestión electrónica de la información médica. A pesar de los claros beneficios que conlleva, su implementación no está exenta de desafíos significativos.

Publicado el 30 Jun 2023

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En el estudio “Futuro de la Salud” (2021) proyectamos que al 2040, la atención médica tal como la conocemos hoy, ya no existirá; pasaremos de “atención médica” a “bienestar”. Y aunque las enfermedades no desaparecerán, a través de la ciencia, los datos y la tecnología, podremos identificarlas, intervenir proactivamente y comprender mejor su progresión, ayudando a los usuarios a mantener su bienestar de forma eficaz y activa. El futuro se centrará en el bienestar impulsado por una mayor conectividad de datos, habilitado por plataformas radicalmente interoperables, abiertas y seguras que contribuirán al empoderamiento de los ciudadanos sobre su salud.

La población mundial envejece día a día, disparando el costo en salud y presentando un desafío de sustentabilidad. En Chile se estima que dos de tres personas mayores tienen al menos dos problemas físicos o conductuales crónicos, y la diabetes se triplicó en 15 años. La falta de interoperabilidad podría ocasionar una comprensión incompleta de las necesidades de salud de una persona o de la población, conduciendo a resultados deficientes y costos elevados. Por tanto, la Interoperabilidad es una capacidad fundamental y el principal habilitante de la transformación. Lamentablemente, muchos líderes de instituciones de salud la perciben como la fontanería en las casas: no es sexy, no es visible, es compleja y costosa. Sin embargo, cuando se implementa correctamente, puede habilitar un mundo completamente nuevo de atención, servicios y enormes eficiencias y beneficios para:

• Ciudadanos: mejora de acceso a la salud y portabilidad de la información a través de smartphones, participación activa en su autocuidado, adoptando tecnologías en sus planes de tratamiento, intervenciones conductuales hacia hábitos saludables que reducirán el costo de servicios de alta complejidad.

• Profesionales de la salud: acceso omnicanal a la información de pacientes, automatización y digitalización de procedimientos de diagnóstico y de tratamientos médicos, reduciendo las tareas administrativas de poco valor. Continuidad de la información entre los niveles asistenciales, mejorando la coordinación clínica.

• Prestadores de salud: reducción del gasto en tareas administrativas, duplicadas y de poco valor, optimizando el uso de recursos de salud. Acceso a los datos de la población para ver tendencias, y realizar proyecciones prospectivas para la planificación asistencial adecuada.

• Laboratorios y farmacéuticas: podrían aprovechar conjuntos de datos robustos para impulsar una investigación más rápida, mejor informada y medicina más personalizada y de precisión.

Estos son algunos beneficios, pero aparecerán más a través de nuevos enfoques que integren tecnologías como IA Generativa donde hyperscalers, consultoras y empresas de historia clínica electrónica invierten para automatizar funciones clínico-administrativas, acelerar el descubrimiento de fármacos o el proceso de diagnóstico. Sin embargo, no podremos aprovechar estos beneficios sin el habilitante de la Interoperabilidad.

¿Dónde está Chile y qué nos impide movernos más rápido?

Según nuestra visión, escenificada en la figura 1, la Interoperabilidad presenta diferentes etapas de madurez, siendo en la etapa 1 donde se conectan fuentes de datos para interoperar hacia dentro de las instituciones de salud, para atender episodios de salud con información que fluye entre sistemas. La etapa 2, donde se intercambian datos de salud en redes de salud públicas, privadas o mixtas donde la información del paciente es compartida y consolidada sin generar fragmentación, para llegar a la etapa 3 que permite tener registros nacionales y regionales de la información de salud conocidos como HIE (Health Information Exchange), conectar comunidades, municipios, y al paciente directamente a sus datos de salud con apps, portales, así como realizar salud poblacional con la que desarrollar políticas públicas a partir del dato.

Al inicio de la década pasada, Chile partía con fuerza liderando las estrategias de salud digital e interoperabilidad en Latinoamérica, luego de una agenda digital de salud clara con proyectos como SIDRA, que contribuyeron a que el país alcanzara niveles de interoperabilidad y madurez relevantes en etapa 1 y en algunos casos nivel 2, como es el caso también del sector privado.

A pesar de que nuestro país tiene fortalezas como: contar con Registro Clínico Electrónico en casi el 100% de la atención ambulatoria y entorno al 50-60% en Hospitalizados y, se han desarrollado instituciones que empujan el desarrollo de la Interoperabilidad como CENS, HL7 Chile y Hospital Digital, hemos ido perdiendo la posición de liderazgo en Interoperabilidad frente a países como Uruguay, Argentina, Colombia y Brasil.

Esto se explica por factores como la ausencia de estrategia y compromiso a largo plazo al no tener una agenda digital de salud institucionalizada que perdure con los ciclos de gobierno, la no real voluntad del sector privado por compartir información de pacientes, brechas en la definición de estándares de interoperabilidad, brechas de madurez tecnológica entre el mundo privado y público, riesgos de ciberseguridad que cuestionan la protección-entrega de datos, escasez de profesionales capacitados y cualificados, cambios en la prioridades en las inversiones y/o judicialización que afectan la ejecución de iniciativas en este ámbito, como por ejemplo, el proyecto Histórica Clínica Nacional Compartida -por años detenido- o el Hospital Digital, hoy Salud Digital, con revisiones presupuestarias y cambios de enfoque y prioridades.

A pesar de todo, Chile goza de fortalezas relevantes en infraestructura tecnológica como el 5G, experiencia y casos de éxito en salud digital e interoperabilidad, instituciones focalizadas en Interoperabilidad y empresas maduras en estos aspectos para recuperar la posición que no debimos perder.

De ser aprobado el proyecto de ley sobre la interoperabilidad de las fichas clínicas para establecimientos públicos y privados, y que fue contundentemente respaldado hace días en el Senado, nos encontraremos con un marco regulaFigura 1: Etapas de madurez en interoperabilidad según Deloitte.

torio imprescindible y muy positivo para acelerar el desarrollo de la Interoperabilidad y alcanzar los beneficios que ésta promete. Quizás empujados por el proyecto de ley, vemos a prestadores lanzados a la tendencia de la interoperabilidad, realizando pruebas de conceptos encaminadas al uso del estándar de moda FHIR, con la ilusión del hacer.

El proyecto de ley y estas iniciativas no serán suficientes. Es imprescindible que prestadores públicos y privados desarrollen un Gobierno y Estrategia de interoperabilidad, que responda porqué y para qué interoperar, aborde las barreras mencionadas, reduzca la brecha existente, y concrete las inversiones generando las capacidades necesarias junto a un mapa de ruta claro que permita recuperar el camino perdido.

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Redacción

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