El impulso del cambio de la agricultura a través de las nuevas tecnologías

Las tecnologías digitales y la analítica están transformando la agricultura, haciendo que las operaciones estén más orientadas al conocimiento y sean más eficientes. Los servicios agrícolas digitales están ayudando a mejorar el rendimiento financiero y a aumentar la producción. Sin embargo, menos del 20% de la superficie agrícola mundial actual se gestiona mediante tecnologías digitales, debido a la falta de avance en lo que respecta a la recopilación de datos precisos sobre el terreno.

Publicado el 31 Ago 2021

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Para aumentar la productividad y la rentabilidad del sector, es fundamental que los agricultores combinen tecnologías digitales como Internet de las Cosas con análisis de Big Data. Al generar información detallada sobre las operaciones y el entorno, los agricultores pueden tomar decisiones operativas basadas en datos para optimizar el rendimiento y aumentar los ingresos, al tiempo que se minimizan los gastos, las posibilidades de fracaso de los cultivos y el impacto medioambiental. Una estrategia adecuada puede ayudar a aumentar la rentabilidad global entre US$55 y US$110 por acre.

La escasa transparencia de la cadena de valor dificulta el seguimiento de los alimentos en todas las fases de producción, transformación y distribución para dar a los consumidores la seguridad de que se han cumplido las normas sanitarias, medioambientales y de otro tipo. Y sin una visión en tiempo real de los procesos, los errores, los accidentes y los retrasos no pueden identificarse, predecirse o prevenirse a tiempo. Las nuevas tecnologías y la data pueden ayudar a un agricultor a decidir cuándo cosechar y ver rápidamente cómo afectaría cada escenario a la rentabilidad del cultivo.

Además, las nuevas tecnologías permiten conectar a todos los stakeholders, ya que, a través de Data Analytics se integran y procesan datos de múltiples fuentes en un único centro con una aplicación de mano/teléfono inteligente. Mediante un motor de análisis basado en la nube, el agente de campo puede ofrecer recomendaciones a cada agricultor sobre la gestión regular de la nutrición de los cultivos, el momento y la cantidad de aplicación de fertilizantes, las necesidades de riego y la calidad de las semillas, así como las acciones necesarias para abordar problemas específicos de los cultivos.

Para comenzar, las empresas del sector agrario deben primero comprender las capacidades y oportunidades que presentan las agrotecnologías digitales para cada fase. La primera es la de insumos, que abarca la adquisición de semillas, productos agroquímicos, herramientas agrícolas, forraje para el ganado, equipos de labranza y vehículos para la preparación del suelo. La segunda es la producción, que incluye plantación, cultivo, labranza, cosecha y riego. La tercera es la de procesamiento: clasificación de productos, envasado y desarrollo de productos. La cuarta, la distribución: almacenamiento, transporte, recogida y entrega. Y, finalmente, la venta.

Para cada una de esas fases, hay cuatro tecnologías que son clave para impulsar el crecimiento: precisión agrícola; cadena de suministro conectada; mercado digital y operaciones autónomas. Estas tecnologías pueden ayudar a abordar muchos de los principales retos a los que se enfrenta este sector, desde los elevados costos de los insumos, hasta los bajos accesos a la información y al crédito, y la disminución de la productividad. Y, lo que es más importante, la adopción de estas tecnologías podría ayudar a crear un valor agrícola próspero, sostenible y moderno.

Acceso a valiosa información

La agricultura de precisión utiliza sensores y tecnologías, como el mapeo geográfico y los drones, combinados con la analítica, para impulsar un uso eficiente de los recursos y garantizar respuestas cuidadosamente medidas y oportunas a los cambios medioambientales y de otro tipo. Estas tecnologías pueden, por ejemplo, proporcionar acceso a información en tiempo real que impulsa la toma de decisiones inteligentes sobre el momento ideal para la siembra, la pulverización y la cosecha. Así también, permiten evaluar la variabilidad natural del suelo y adaptar los insumos (gestión de enfermedades y plagas, tipos de semillas, fertilizantes, riego, etc.) para maximizar el rendimiento y minimizar las pérdidas. Finalmente, a través de la utilización de sensores y drones es posible cartografiar el suelo y ofrecer a los agricultores un mejor entendimiento de la variabilidad del perfil del suelo para desbloquear zonas inaccesibles de la tierra cultivable a fin de aumentar la producción y el rendimiento.

Una cadena de suministro conectada utiliza tecnologías como la identificación por radiofrecuencia (RFID) y sensores para supervisar el movimiento de productos agrícolas a través de la cadena de suministro en tiempo real. Proporciona a todos los stakeholders visibilidad de los procesos. Los sensores y los dispositivos conectados ayudan a eliminar los procesos redundantes y permiten optimizar las rutas, lo que se traduce en un menor impacto medioambiental, una mayor eficiencia y productos más frescos en el mercado. Además, la supervisión dinámica del inventario permite reducir los casos de desabastecimiento, ya que los retrasos y los accidentes se identifican rápidamente o se evitan por completo mediante modelos predictivos.

El mercado digital y la tecnología autónoma

El mercado digital ofrece a los agricultores una plataforma de intercambio de información y transacciones que elimina la asimetría de la información. Permite a los agricultores tomar decisiones informadas y tratar directamente con los vendedores y distribuidores en lugar de depender de los intermediarios. El mercado digital no solo facilita el acceso a los insumos agrícolas a mejores precios, sino que el historial de transacciones con terceros también añade credibilidad a su flujo de ingresos, facilitando el acceso al crédito. Las plataformas de intercambio de activos pueden también permitir el acceso a equipos tecnológicamente avanzados a precios asequibles.

Finalmente, la adopción de tecnología autónoma (por ejemplo, vehículos de autoconducción y agrobots para la vigilancia, la cosecha o el control de las malas hierbas) permite automatizar las tareas manuales y las actividades que requieren mucho tiempo, lo que conduce a un aumento de la productividad, la optimización del rendimiento y la minimización de errores humanos. Los vehículos equipados con GPS, radar y sensores pueden navegar por el terreno y reducir las cantidades de insumos (semillas, herbicidas, etc.) distribuidos en un campo, al tener en cuenta la variabilidad del terreno. También añaden mayor precisión, eliminando, por ejemplo, la doble siembra. Además, los drones y las máquinas automatizadas son capaces de llegar a campos de tierra cultivable que de otro modo serían inaccesibles, lo que hace que haya más tierra disponible para el cultivo.

Mejorar el rendimiento es un reto antiguo para la industria agrícola y siempre lo será. Las nuevas tecnologías permiten a las empresas del sector, tanto grandes como pequeñas, enfrentar este desafío: mejorar los procesos, impulsar el rendimiento y aumentar la rentabilidad, ayudando a satisfacer la creciente demanda mundial de alimentos y reduciendo el impacto medioambiental general de la agricultura.

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Redacción

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