Durante los últimos años el desarrollo de las condiciones tecnológicas en nuestro país ha sido importante, pero este avance no ha ido a la par con el crecimiento económico, lo que es más evidente en el segmento de las pequeñas y medianas empresas. A pesar de estar por sobre los estándares en infraestructura de telecomunicaciones, la inversión en tecnología aún es baja y las Pymes, en comparación con las grandes compañías, no la han incorporado en la gestión de sus procesos críticos para competir e insertarse en el mercado nacional e internacional de forma eficiente.
Por ello, es necesario un trabajo conjunto del sector público y privado con el fin de disminuir esta brecha entre infraestructura tecnológica y crecimiento, considerando en su conjunto elementos como capacitación, infoalfabetización e incorporación de tecnología con una finalidad de negocios.
Para superar la brecha, hemos tomado como asociación una serie de medidas y acciones que nos permiten direccionar recursos a favor de estas empresas, con la finalidad de mejorar su competitividad, productividad y crecimiento.
De igual forma, el sector público ha impulsado avances importantes para fomentar el uso de tecnología en las Pymes, como la declaración de impuestos online, ChileCompra o el sistema de trámites fáciles en línea, entre otros, forzándolas de una u otra forma a subirse al ‘carro tecnológico’ sobre la base de enfrentarlas a las bondades de estas aplicaciones y a las mejoras evidentes que se logran en la gestión y administración de sus respectivos negocios.
Un equilibrio entre RRHH y tecnología
El sector privado, en tanto, tiene la oportunidad de desarrollar, potenciar y propiciar el trabajo entre las grandes compañías y sus cadenas de distribuidores y proveedores, aspecto que estamos apoyando desde hace bastante tiempo, con el respaldo de Corfo y del Sence. Se debe considerar que en Chile existen alrededor de 500 mil Mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas), lo que representa cerca del 90% del total de firmas nacionales, y en un porcentaje muy amplio son parte de cadenas productivas que conforman el grueso de la mano de obra nacional, motivo por el que estamos seguros que trabajando en la lógica de encadenamientos productivos, la tasa de absorción de las TIC será superior a si sólo lo hacemos en forma individual o aislada.
Como industria asumimos nuestra cuota de responsabilidad en la lentitud de absorción de tecnología en este segmento, originada en parte por una oferta que no atendía sus requerimientos reales, ni sus tamaños relativos o especificidad de determinados procesos, generando cierta desconfianza que, afortunadamente, ha ido desapareciendo gracias al notorio mejoramiento de la oferta de soluciones TIC para la Pyme en los últimos años.
Para dar el salto cuántico que nuestro país requiere, debemos lograr incorporar elementos que impliquen un mejoramiento significativo en las Pymes, donde la tecnología es uno de los factores relevantes, pero no el único. En este sentido, la preocupación sobre este aspecto debe estar debidamente equilibrada entre la incorporación de infraestructura tecnológica como también de inversión en el mejoramiento de las competencias específicas del recurso humano involucrado en las diferentes tareas de la empresa, de tal forma que se potencie y rentabilice dicha inversión conjunta.
