Federico Morello.
Si de algo podemos estar seguros, es que la transformación digital ya es una de las mega-tendencias de nuestra generación, que está transformando la forma de hacer las cosas. Esta innovación impacta cada industria, sector, empresa e individuo, requiriendo de nuevas capacidades y modelos operativos. Aun así, su explosivo crecimiento apenas ha comenzado. Son cada día más las empresas que entienden la necesidad de incorporar un entorno digital, a pesar de no existir mayor consenso en lo que esto significa. Antes de dar los primeros pasos en las agendas digitales, corresponde entonces comprender “de qué hablamos cuando hablamos de transformación digital”.
¿Qué es la transformación digital?
Si bien no existe una definición universal, para algunos ejecutivos se trata de tecnologías. Particularmente tecnologías que han emergido recientemente y con gran fuerza como las redes sociales, la nube, Data Analytics o mobile. Para otros, en cambio, la transformación digital trata de un nuevo modelo de negocio, tanto en lo relacionado con productos, como en la relación con los clientes, las operaciones y la fuerza de trabajo. Y ambos entendimientos son correctos. Podemos decir que lo digital supone una nueva forma de hacer las cosas provocada por el surgimiento de estas nuevas tecnologías.
Los beneficios de este nuevo entorno digital son diversos. Desde la mejora en la interacción con los clientes, pasando por la optimización de las operaciones de gestión de inventarios, fabricación o distribución, y terminando con la mejor productividad de los empleados, ya sea por una mejor contratación o capacitación. En lo que respecta a la interacción con los clientes, por ejemplo, las experiencias digitales se vuelven más contextuales y personalizadas. En la medida que la experiencia del cliente cumpla con sus expectativas de reconocimiento, este se sentirá más relevante.
¿Qué pasos seguir para adoptar esta mega-tendencia?
Es complejo establecer lo que debería hacer cada ejecutivo y cada empresa al respecto. No existe una respuesta que aplique a todos ya que el impacto de lo digital en cada empresa variará de acuerdo a la naturaleza del negocio, su grado de disrupción y su capacidad de optimización. Lo que sí está claro es que no avanzar en esta materia podría significar un aumento en el riesgo a perder ingresos o, lo que es peor, a ser desbancado por un nuevo operador o un competidor.
Lo recomendable es que cada empresa comience, como primer paso, con una evaluación que le permita conocer la estrategia actual de la compañía en lo referente a transformación digital, identificando las brechas que pudieran existir y elaborando un curso de acción para aquellas que se consideren impostergables.
Recién hecho el diagnóstico mencionado, podrá trabajarse como segundo paso en una estrategia digital, la cual deberá estar alineada a la estrategia corporativa y definirá las capacidades necesarias para dar soporte al negocio, la forma de desarrollar esas capacidades en caso que no abunden y la forma de entregar soluciones al negocio para aumentar su valor.
Definida la estrategia digital, corresponde avanzar con el tercer paso que consiste en definir un nuevo modelo de operación en todos los dominios en los cuales exista impacto. El nuevo modelo operativo deberá ir más allá de una nueva orientación al cliente o una eficiencia operativa.
Solo habiendo transitado los pasos anteriores se podrá analizar el cuarto paso, consistente en explorar soluciones (o tecnologías) digitales que resuelvan la estrategia y el modelo operativo previamente definido.
La estrategia corporativa marca el norte de estas definiciones. A continuación de ella vendrá la estrategia digital y luego las capacidades y soluciones. Es habitual que encontremos ejecutivos queriendo seleccionar las tecnologías primero, sin antes haber definido su estrategia o su modelo de operar. De igual forma sucede cuando se decide contratar especialistas, pensando en que ellos podrán dar respuesta a este interrogante.
¿Cómo responden los CIOs a estas nuevas exigencias?
Según un estudio realizado por EY (ex Ernst & Young) denominado “Born to be Digital” y que explora cómo los CIOs se están preparando por la transformación digital, estos ven en lo digital una gran oportunidad para cumplir sus aspiraciones personales. Sin embargo, no son muchos los que están sacando provecho a esta oportunidad. Esto abre la puerta a nuevas funciones especializadas, como el director digital o nuevos profesionales para cumplir con el rol relegado por los CIOs. El estudio concluye que existen seis características compartidas entre aquellos CIOs listos para adoptar una estrategia digital:
• Tienen una visión estratégica clara de cómo la tecnología transformará sus negocios.
• Son innovadores.
• Están enfocados en apalancar el crecimiento del negocio desde su rol.
• Se aseguran de que su visión se entienda dentro de la organización.
• Van más allá de las operaciones y la infraestructura.
• Son valientes y asumen riesgos.
Este es un cambio importante para los CIOs, lejos de su enfoque histórico en el funcionamiento de un área de TI eficiente y hacia un enfoque en la innovación. Según los resultados del mismo estudio algunos son capaces de hacer ese cambio pero otros no tienen esa capacidad. El 64% de todos los CIOs encuestados está satisfecho en sus funciones actuales (y en sus zonas de confort).
La mega-tendencia “digital” crea oportunidades y amenazas que afectan a las empresas en toda su extensión. Las tendencias tecnológicas ya conocidas (social media, cloud, Analytics y mobile), el consecuente aumento de la data disponible (Big Data), la conectividad de las cosas (Internet of Things), junto con una oleada tras otra de nuevas tecnologías disruptivas (realidad aumentada, inteligencia artificial, robótica, entre otras) crearán cambios sin precedentes tanto en los mercados como a nivel personal, hogar, industrial, medio ambiente, gobierno, medicina, transporte, edificios y ciudades, infraestructura, etc. Cómo las empresas pueden interpretar o actuar en esa definición puede variar, pero tener una comprensión clara de lo que significa permite a los ejecutivos desarrollar una visión compartida para capturar valor.
Corresponde entonces avanzar en esta materia, paso a paso, partiendo por identificar la situación actual para luego definir una estrategia y, en función de ella, sumar capacidades y soluciones.