Beneficios y desafíos de implementar aplicaciones móviles en la organización

Cada vez más organizaciones están incluyendo soluciones móviles, que permiten que los usuarios desarrollen diferentes actividades sin tener que volver a la oficina o estar frente a un computador. En ese sentido, la pandemia también impulsó su adopción en muchas compañías. Para conocer más sobre los beneficios de estas soluciones y las mejores prácticas al desarrollarlas, conversamos con seis empresas pertenecientes a la Asociación por una Mejor Industria TI (MITI Chile).

Publicado el 30 Jun 2022

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Sin duda, la pandemia fue un factor que promovió la digitalización de varios procesos dentro de las empresas. Después de todo, abrió la puerta a tecnologías y prácticas como el teletrabajo y el BYOD en organizaciones donde el papel estaba fuertemente arraigado. En esa línea, las aplicaciones móviles surgieron como una alternativa que ofrece diversos beneficios a los usuarios corporativos.

A diferencia de sus contrapartes para consumidores finales, este tipo de software permite a un empleado de una compañía realizar ciertas tareas y acceder a información corporativa a distancia. En otras palabras, son soluciones pensadas para ser usadas por los empleados de una empresa, no por el público general.

Al respecto, Bastián Sepúlveda, Chief Delivery Officer del Grupo Acid Labs, sostiene que “si bien este tipo de soluciones se utiliza mucho más para fines de uso externo (clientes finales), hoy en día las empresas nacionales sí utilizan este tipo de soluciones para usos internos de la organización, como intranet privada, sistema de gestión de personas, beneficios y solicitudes de la compañía, comunicación, entre otros usos”.

Bastián Sepúlveda, ACID LABS. Adrián Lasso, BAUFEST. Alma Negrete, DEVARTISAN. Alejandro Martínez, JUMPITT. Edison Acuña, 23PEOPLE.IO. Cristóbal Prado, ZERVIZ.

Como explica Adrián Lasso, Vicepresident & Chief Innovation Officer de Baufest, las empresas hacen uso de aplicaciones móviles corporativas desde hace bastantes años. “En un comienzo solo se usaban en procesos de negocio donde la movilidad tenía un gran retorno de inversión y principalmente se usaban dispositivos como PDAs específicos para entornos empresariales”, señala. “Con la llegada de los smartphones y la difusión masiva de aplicaciones móviles se comenzó a usar en mayor cantidad de procesos, ya no solo en los críticos, sino también en los importantes. Además, la conectividad permite que los sistemas empresariales sean accesibles desde cualquier lugar exterior”.

En ese sentido, para Alma Negrete, Fundadora de Devartisan, el Covid-19 fue un factor que ha promovido el uso de estas tecnologías: “Después de la pandemia, las empresas nacionales saben que, si quieren mantenerse en su mercado y crecer, deben detectar procesos que puedan ser llevados a cabo a través de la tecnología. Están ahora mucho más abiertos a escuchar de qué se trata, aprender sobre ellas, e incluso, adoptar su uso”.

Para Alejandro Martínez, CEO de Jumpitt, una de las razones del creciente interés en estas aplicaciones se debe a que los avances han permitido reducir los costos y conocimientos que implica “remotizar” los procesos. “Actualmente hay más conocimientos y distintas herramientas para que los costos no sean tan altos: aplicaciones móviles híbridas, tecnologías Low-Code o NoCode que hace que muchas empresas puedan entrar a utilizar tecnología que eran solo para las ‘grandes’”, asegura.

Beneficios de las aplicaciones móviles en las empresas

Como indica Edison Acuña, Business Development Management de 23people.io, las aplicaciones móviles corporativas están siendo cada vez más utilizadas para múltiples propó- sitos. “El principal beneficio de estas es facilitar el acceso a los servicios cuando las personas realizan sus funciones en terreno o con altos niveles de movilidad. Por lo mismo, se agilizan los procesos corporativos en una gran medida”, añade.

“Actualmente, de acuerdo a SUBTEL, existe 19,8 millones de conexiones móviles (3G y 4G), por lo que gran parte de la población tiene acceso a un celular o dispositivo móvil. Este tipo de aplicaciones nos permite conectarnos con los sistemas informáticos de las distintas empresas desde diversos puntos geográficos; ya no estamos obligados a estar con un computador que tenga acceso a Internet, sino que basta con tener un smartphone, un tablet u otro equipo con 3G/4G, por lo que podremos hacer desde nuestros dispositivos móviles algo tan simple como: ingresar a revisar un reporte de datos, acceder a un sistema de remuneraciones o cualquier tipo de sistema”, explica Cristóbal Prado, Business Manager de Zerviz.

A juicio de Sepúlveda, estas aplicaciones tienen ventajas que podrían evaluarse desde diferentes puntos de vista:

– Inmediatez de las acciones que requieren tanto los colaboradores como las empresas, dado que actualmente la gran mayoría de las personas lleva en todo momento un dispositivo móvil conectado a Internet y no así un computador personal.

– A nivel de dispositivo se “asume” que los colaboradores cuentan con un dispositivo móvil personal (y compatible con la aplicación), por lo que no es un gasto adicional para la organización.

– Permite separar de buena forma las aplicaciones de uso personal (como WhatsApp), en favor de utilizar aplicaciones propias de la compañía que se pueden silenciar en cualquier momento para respetar los horarios o límites personales (derecho a la desconexión). Por su parte, Alma Negrete destaca algunos beneficios a nivel organizacional, como “centralizar la información, facilitando la comunicación entre el personal de diferentes áreas y mejorar la reportabilidad, entre otros”.

¿Cómo tener una aplicación móvil exitosa?

Suponga que invierte gran cantidad de recursos, tiempo y horas-hombre en el desarrollo de una aplicación móvil para sus empleados, pero… nadie la usa. Los colaboradores evitan utilizarla, buscan excusas para no hacerlo, etc. El miedo al cambio tecnológico es un gran factor a contrarrestar en este tipo de proyectos.

Acuña, de 23people.io, aconseja identificar un problema o dolor real a ser resuelto mediante una aplicación móvil corporativa. “Esto permite asegurar que efectivamente se traduzca en un beneficio real para la compañía”, aclara.

“No hay que olvidar el para qué lo quieren usar, a cuántas personas les ayuda tener la aplicación funcionando y si ellos sienten que es de utilidad”, afirma la ejecutiva de Devartisan. “Muchas veces hemos visto que quieren automatizar cosas que no lo necesitan, y en ese afán, se pierde el objetivo de una aplicación, que es facilitar la vida del personal y así mejorar su rendimiento”.

Desde Zerviz, Prado sugiere como uno de los factores la capacidad de nuestro personal frente al uso de dispositivos móviles. “Se debe considerar capacitar a las personas siempre es algo positivo que da valor a una empresa”, aconseja. “Asimismo, es importante generar un diagrama de procesos de negocio de aquellos procesos a ‘remotizar’, y ver en qué parte y como entraría la aplicación móvil. De igual forma, se debe considerar la carga de datos que tenga esta aplicación; si será un consumo alto o bajo de datos para tomar la mejor decisión de infraestructura sobre la cual estará la parte “backend” de esta aplicación”.

Para Martínez, de Jumpitt, es esencial tener claro la tecnología en la que se utilizará y el alcance. “Lo importante es no replicar el comportamiento completo de un sistema, sino que llevar al celular las tareas más simples, rutinarias y menos complejas del sistema. Requiere mucho mayor trabajo desarrollar vistas en un aplicativo móvil que en una plataforma web, por lo que no es eficiente llevar a una aplicación funcionalidades complejas que luego hay que mantener”, recomienda.

Por su parte, Lasso, de Baufest, opina que “se deben tener en cuenta las mismas consideraciones de cualquier aplicación empresarial, pero en particular hay que invertir más esfuerzo en la experiencia de uso (UX, del inglés “User Experience”), ya que, en general, las aplicaciones empresariales realizan transacciones que tienden a ser complejas y las pantallas de los móviles son más pequeñas y esto hace más difícil la interacción”.

Asimismo, recomienda que los usuarios (actuales o futuros) de la aplicación móvil intervengan en el proceso de diseño, desarrollo y evolución del producto de software. Para Sepúlveda, del Grupo Acid Labs, las funcionalidades de la aplicación deben ser unos de los puntos centrales en el diseño.

“Por ejemplo, se debe tener en consideración que no todos los dispositivos móviles tienen las mismas características; por lo tanto, el generar un inicio de sesión con la huella dactilar no es posible hacerlo transversalmente, dado que solo algunos dispositivos móviles cuentan con esta tecnología”, indica. “De igual modo, se debe considerar que hay dos grandes actores en el mundo de sistemas operativos mó- viles (iOS y Android), y cada uno de ellos se desarrolla en un lenguaje de programación específico, por lo cual dependiendo del uso que se le quiera dar a las capacidades del dispositivo móvil y del presupuesto, dependerá de si se debe ir por una aplicación nativa en estos lenguajes o se debe ir por una aplicación cross-platform donde se desarrolla solo una vez y se exporta para ambos sistemas operativos (React Native, Flutter, etc.)”.

A la hora de elegir un proveedor para este tipo de proyectos, Prado recomienda conocer “la experiencia del equipo de trabajo en la creación de este tipo de aplicaciones, así como algunos casos de éxito y las tecnologías que usa. Además, debe ser un proveedor que entienda el tipo de negocio de su cliente”.

Ese último punto es un criterio en que todos los entrevistados coinciden. “En general, hay que preferir un proveedor que sepa entender realmente los dolores y necesidades de los clientes con el fin de proponer soluciones que agreguen valor y que se ajusten a los presupuestos disponibles”, propone Sepúlveda.

Por su parte, Acuña recalca que el proveedor debe tener experiencia real en aplicaciones móviles y en el desarrollo de soluciones en el ambiente corporativo, idealmente en el nicho específico que se requiera en cada caso. “También es clave que tenga experiencia en dise- ño de servicios, UX/UI, ciberseguridad, arquitectura y escalabilidad y también el soporte que pueda prestar al cliente”, añade.

“Un error común es elegir al proveedor por el precio o el valor hora de desarrollo y no por sus competencias, lo que pone en riesgo el proyecto y sobre todo genera una mala inversión. No solo se debe medir el costo del servicio, sino lo que se llama el Costo Total de Propiedad (TCO, del inglés ‘Total Cost of Ownership’)”, advierte Lasso.

Coincidiendo con lo anterior, Alma Negrete previene que “proveedores de desarrollo de aplicaciones hay para todo tipo de bolsillo”. Por ello, recomienda siempre buscar un proveedor “que se ponga en sus zapatos” y que busque entender su negocio y su forma de trabajar en el día a día. “De este modo, le podrá hacer una aplicación a su medida, como un sastre. Eso sí, hace falta recordar que una aplicación, una vez hecha, también requiere de cuidado periódico. Es como un auto: es muy sano cada cierto tiempo hacerle revisión y mantenimiento”.

En ese sentido, las aplicaciones mó- viles corporativas pueden ser de gran utilidad para las organizaciones que las implementan, otorgando rapidez y flexibilidad a sus procesos. Sin embargo, su desarrollo e implementación debe ser parte de un proceso integral que ponga a los usuarios en el centro para lograr sus objetivos.

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Redacción

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