La pandemia ha provocado disrupción para la gran mayoría de las empresas de una forma u otra, obligándolas a priorizar la digitalización. Aprovechar las tecnologías emergentes ha sido fundamental para poder adaptarse de manera ágil y aumentar la resiliencia y competitividad. En este contexto, la Automatización Robótica de Procesos (RPA, del inglés “Robotic Process Automation”) ha demostrado ser una aliada para los tiempos actuales, permitiendo a las organizaciones prepararse mejor para lo que devele el futuro.
Para muchos, la RPA ha sido una tecnología tipo “game changer”, capaz de modificar las reglas tradicionales de proyectos de transformación, ya que permite mover la organización rápidamente a una fracción de costo, tiempo y riesgo en relación a las otras formas de modernizarse digitalmente, como cambiar grandes sistemas informáticos, desarrollos a medida de software, compra o arriendo de muchos sistemas.
Más necesario que nunca
Los factores macro y microeconómicos, además de las complejidades de administrar una fuerza laboral dispersa, han acelerado la importancia de la modernización y transformación de las empresas y organizaciones. Como resultado de la pandemia global, ha aumentado la necesidad de una mayor capacidad operativa; pero, para muchos, los recursos están al máximo de su capacidad, se requiere hacer más cosas que antes o es crítico hacer cosas de manera más rápida y eficiente. Lo anterior es precisamente lo que el uso de RPA logra y por lo que continuará manteniendo su relevancia en el escenario post pandemia, ya que, para muchos, sus beneficios son concretos e impresionantes.
Se estima que el mundo ha visto más transformación digital en el último año y medio que en los 5 a 10 años anteriores, con casi la mitad de las empresas globales planeando aumentar el gasto en RPA en los próximos doce meses.
En ese sentido, las complejidades de la economía y exigencias de los clientes, incremento en reglas y regulaciones, entre otros factores, se mantienen presionando las organizaciones y deberían revaluar su enfoque para integrar tecnologías del tipo RPA para fortalecer una fuerza laboral humana enfocada a tareas más valiosas. Si además de robots de procesos, le agregamos a la receta el aprendizaje automático (ML) y la inteligencia artificial (AI) para procesos específicos, se habilitan soluciones que agregan valor al negocio que antes no era posible. Esto está sucediendo en todas las industrias.
Impacto en el empleo
Automatizar agrega un valor importante a la operación porque, al ser mucho más rápidos los procesos, las personas tienen tiempo para analizar y pensar; pero, en la realidad actual de las empresas, la mayoría de los colaboradores hoy solo están enfocados en el “día a día” y este es el cambio de “180 grados” que se debe hacer: las personas no son robots, pero hacen las tareas como si lo fueran. En definitiva, no se eliminan personas, sino que estas ejecutan tareas de mayor valor.
Muchos creen que la automatización atenta contra la fuerza laboral, pero es lo contrario, ya que falta más fuerza laboral y muchas personas no quieren hacer los trabajos que los robots hacen. Por otro lado, las personas quieren mejores sueldos y esto solo se puede lograr aumentando la eficiencia. Un hecho histórico avala lo anterior: en 1914, cuando Henry Ford decidió pagarle el doble a sus trabajadores y bajó el horario laboral. Esta acción no fue popular en las compañías, pero, en definitiva, causó un aumento en la productividad y las utilidades se doblaron en solo dos años, por lo que otras luego lo replicaron.
Si una empresa puede automatizar de manera inteligente la mayor cantidad posible de procesos en todas las áreas y mantenerse ágil hacia el mercado y sus clientes es un tremendo beneficio: mayor productividad, clientes contentos y colaboradores satisfechos trabajando menos horas e incluso con mejores sueldos, pudiendo tener una vida más balanceada. ¡Es una tremenda oportunidad!
En Chile se habla mucho de innovación y de tecnología, pero muchas empresas son bastante conservadoras. En las más grandes es muy difícil gestionar ciertos cambios, mientras que algunas medianas y pequeñas están moldeadas para trabajar de la misma manera de hace mucho tiempo. Lo positivo es que se está avanzando lentamente y Chile está más avanzado que otros países de la región.