Alejandro Mauro, Presidente Asociación Chilena de Informática en Salud (Achisa): “Uno de los errores es mirar los proyectos de TI en salud desde un punto de vista tecnológico, cuando son de carácter médico”

A pesar del evidente avance que ha tenido Chile en términos de informatización en el sector salud, siendo incluso pionero a nivel regional en implementar una política pública, aún falta que sea transversal a hospitales públicos, y mejorar el nivel de capacitación y certificación de profesionales en Informática Biomédica.

Publicado el 31 Oct 2017

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Alejandro Mauro.

¿Cómo ha sido el avance del sector salud en materia de TI?
Chile ha tenido una evolución muy importante en Latinoamérica, ya que fue el primer país en instaurar una política pública de implementación de registros clínicos electrónicos que comenzó en 2008 con la versión de Sidra (Sistemas de Información de la Red Asistencial). Esto fue muy innovador en su momento como estrategia de implementación de sistemas clínicos, logrando informatizar exitosamente el 80% de los datos de la salud primaria.

En el caso del servicio de urgencia, cabe señalar que también se implementaron importantes estrategias, alcanzando el 50% de estos recintos, lo cual es un gran avance.

El sector hospitalización, en tanto, es el que ha quedado más rezagado en este sentido, con un muy bajo porcentaje de hospitales informatizados, lo cual dificulta bastante el proceso administrativo, debido a la velocidad que se exige por el tema de las acreditaciones. Entonces, está claro que la informatización en este segmento de la salud se hace una necesidad evidente, y obviamente es uno de los principales desafíos que tiene que concretar el próximo gobierno.

¿Es muy significativa la brecha que existe entre el sector público y privado?
Definitivamente. En el sector privado está prácticamente todo informatizado, por lo que hoy no existen clínicas que trabajen en papel, ya que la informatización ha sido siempre vista como un tema 100% necesario en este segmento. Y si bien en el área pública también ha sido fundamental, el problema pasa por la falta de herramientas para efectuar una implementación eficaz. De esta forma se produce un desbalance importante entre lo que tiene que ver con la salud privada, que está bastante avanzada en el tema TI y que puede brindar gestión del conocimiento al interior de los recintos, y la red de asistencia pública.

¿Qué otras falencias se pueden visualizar en este segmento?
Creo que uno de los errores que se cometen en Chile es mirar estos proyectos desde un punto de vista netamente tecnológico, cuando en realidad son de carácter médico. Es decir, tienen el apoyo de la gerencia de tecnología, pero son proyectos médicos, por lo que si no son tomados desde esa arista, la probabilidad de fracaso es inminente. Porque instalar una ficha clínica no es lo mismo que instalar un programa de Word, Excel u otro, y que la gente lo comience a usar, sino que se trata de sistemas mucho más complejos, que requieren de personal entrenado para funcionar de forma correcta. En este sentido, el departamento de TI puede aportar en lo que tiene relación con la instalación, configuración y otro tipo de actividades, pero el resto es propiamente del negocio médico, y esta es una de las principales falencias: relegar este tipo de proyectos a los ejecutivos de TI, que no tienen formación en el tema médico y, por tanto, se enfrentan a los profesionales de salud, puesto que al estar mal gobernados o liderados generan una resistencia inherente porque no hay ningún sentido clínico de fondo. En definitiva, para que este tipo de procesos resulte en forma exitosa se requiere, por un lado, de profesionales de la salud capacitados en Tecnologías de Información, así como de ejecutivos de TI entrenados en salud.

¿Y qué capacitaciones deben recibir estos profesionales?
Entrenamientos relacionados con Informática Biomédica, que es una disciplina o especialidad médica para profesionales del área de salud y de TI, altamente reconocida a nivel mundial. En Chile es relativamente nueva y, por lo mismo, hay pocos programas de formación, como un Magíster que ofrece la Universidad de Chile con la Universidad de Heidelberg, Alemania, país pionero en este tema; y la carrera de Tecnólogo en Informática Biomédica impartida por el Instituto Profesional Duoc. Y aunque se está trabajando en el desarrollo de más especializaciones, como la Corporación Nacional de Fomento, que está elaborando un informe para saber qué tipo de programas se necesitan para poder generar espacios y formar profesionales, todavía falta una mayor preocupación en relación a este tema, por lo que creo que es uno de los principales desafíos del próximo gobierno.

¿Cuáles son las áreas de esta disciplina?
La Informática Biomédica tiene cuatro grandes áreas: la primera es la Bioinformática, que tiene que ver con los genes y la secuenciación genética, siendo muy incipiente en nuestro país, pero muy desarrollada a nivel mundial. En segundo lugar, se encuentra la Informática en Imágenes, la cual ha tenido un evidente avance en lo que tiene que ver con imagenología (sistemas de manejo de imágenes electró- nicas) y, tercero, la Patología Digital, que a través de un software escanea y digitaliza los tejidos extraídos de los pacientes. En cuarto lugar se ubica la Informática Clí- nica, que es la más conocida y que apunta a los sistemas clínicos, y la Informática en la Salud Pública, la cual está muy poco desarrollada y tiene que ver con integrar los sistemas clínicos de diferentes instituciones y tomar decisiones de salud pública con esa integración.

¿Qué beneficios genera una buena inversión en tecnología en salud?
Los beneficios apuntan directamente a dos grandes actores del sistema: médicos y pacientes, ya que si un sistema es eficiente y efectivo alertará sobre ciertas condiciones al profesional, haciéndolo tomar decisiones correctas y, por ende, mejorando la salud del paciente. Entonces, un sistema con una buena implementación genera pacientes más sanos, así como sistemas que ahorran mucho más recursos y que no repiten exámenes.

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Redacción

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