INTERNET DE LAS COSAS: La próxima revolución digital

Las bondades de la Internet de las Cosas pueden ser muchas e ilimitadas, tantas como la imaginación lo permita. Sin embargo, la industria debe prepararse para los nuevos retos que esto representa y, principalmente, no olvidar que el usuario debe ser siempre el principal beneficiado. Respecto a este tema, conversamos con destacados proveedores en el desayuno organizado por Revista Gerencia.

Publicado el 31 Ago 2016

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Si hace 20 años cualquier futurólogo hubiese vaticinado que en unos cuantos lustros muchos usuarios de teléfonos móviles, particularmente jóvenes, usarían sus equipos y conectividad para buscar 136 pokemones en la ciudad, no muchos le habrían creído. Y el resto habría dudado de las factibilidades técnicas para llevar a cabo la iniciativa.

Pero lo cierto es que la tecnología avanza con mucha mayor rapidez de lo que podemos imaginar y, de la misma manera, la Internet de las Cosas (IoT) también está pasando de ser un presagio a una realidad concreta, y una nueva revolución. Precisamente, según la visión de Rodrigo Seguel, Chief Technology Officer (CTO) de IBM Chile, tuvimos una revolución industrial, luego entramos al mundo electrónico y web y hoy, con IoT, podemos ver cómo el mundo físico se está digitalizando.

IoT hoy

Si bien el término “Internet de las Cosas” se presta para un sinnúmero de definiciones, Claudia Camarasa, Territory Channel Manager de Zebra, explica que todo surgió cuando “las cosas” se conectaron por IP a Internet. “El nuevo paso es que estas cosas, que están identificadas a través de una dirección IP, puedan proveer información relevante que nos permita ejecutar algún tipo de acción. Con la Internet de las Cosas buscamos que esas acciones se ejecuten de manera automática, sin intervención de terceros”, añade.

Rodrigo Seguel, IBM. Claudia Camarasa, Zebra. Andrea Cruz, HPE. Miguel Ángel González, SONDA. Rafael García, HUAWEI. Vittorio Valdés, FUSIONA DYNAMICS.

Para el ejecutivo de IBM, el tomar acciones en base a los datos proporcionados por “las cosas” conectadas a Internet es clave para poder materializar los beneficios de este concepto. “Hoy vemos que todo es posible de sensorizar, el auto, la lavadora, etc. Pero la sensorización debe materializarse en un beneficio concreto para el usuario y es entonces cuando veremos un real despegue de IoT”, comenta.

Según su visión, si una aseguradora ofrece instalar un sensor en el automóvil de un cliente, esto no solo debe servir para localización, sino que debe materializarse en un beneficio concreto: por ejemplo, si como chofer se cumplen ciertos parámetros considerados prudentes o responsables, la aseguradora debería ofrecer un descuento en la póliza.

Andrea Cruz, Territory Account Manager de HPE para la línea Aruba, ejemplifica los potenciales beneficios de IoT con un ejemplo doméstico: “Si nuestra lavadora se sincronizara en línea con las tarifas de la luz se podría programar para que se inicie cuando la electricidad está a un valor más bajo, y así generar ahorros concretos y beneficios reales”.

En tanto, Miguel Ángel González, Líder de Desarrollo Comercial Latam en Sonda – Área Internet of Things (IoT), considera que el impacto que puede llegar a generar la Internet de las Cosas aún no es posible de percibir. “Este ‘metamundo’ que de a poco está levantando las primeras piezas, nos permitirá hacer toda una optimización y mejora en nuestras vidas”, añade.

Inhibidores que frenan

Aunque los principales jugadores en el mercado de la Internet de las Cosas han hecho toda una campaña de evangelización respecto a este nuevo paradigma tecnológico y el costo de los sensores ya es mucho más accesible que hace unos años, aún existe un cierto nivel de reticencia dentro del segmento corporativo.

“El problema para una adopción más masiva radica en que nadie quiere ser el primero en probar una tecnología de este tipo. Ninguna empresa quiere invertir hasta que no lo vea funcionando y probado”, afirma Rafael García, Gerente de Marketing de Huawei.

Asimismo, la seguridad no deja de ser una preocupación relevante para la adopción de IoT. La ejecutiva de Zebra hace referencia a una encuesta encomendada por la misma marca y que arrojó como resultado que un 46% de las empresas consultadas considera la privacidad de los datos y la seguridad, junto a los problemas de integración, como las principales barreras para adoptar soluciones de IoT.

“En este nuevo ecosistema se hace necesaria una seguridad mucho más robusta, aparece otro tipo de paradigmas y la protección no puede ser entendida exclusivamente como un firewall, sino que debe incluir desde el acceso hasta la encriptación de la información”, explica la ejecutiva de HPE. Sin embargo, de acuerdo al representante de Huawei, “en seguridad hay muchos avances, pero la primera falla siempre será el componente humano”.

Respecto a los problemas de integración de este tipo de tecnologías, Andrea Cruz afirma que al momento de analizar un proyecto de IoT, las empresas deben conversar con el fabricante del sensor, el desarrollador del software, el integrador de Big Data y el que provee la comunicación. “Son muchos interlocutores que no entienden mucho el idioma del otro, por eso la integración es un tema importante: tener una administración completa de todos esos silos y que entreguen una visión de negocios”.

Pero mientras las empresas sigan prestando más atención a los inhibidores que a los beneficios de IoT, será difícil ver ejemplos claros de las ventajas a nivel corporativo y social. Por ejemplo, para la industria logística, esta tecnología podría monitorear cada uno de los camiones que transportan carga, comparar sus coordenadas con información relacionada con el tránsito que capturan otros sensores, y definir una nueva ruta de entrega, optimizando tiempo y recursos, lo que se traduce finalmente en mayor productividad.

A nivel social, la IoT podría ayudar a aumentar el número de camas disponibles si a los pacientes de cualquier enfermedad crónica se les hiciera entrega de un sensor que midiera, por ejemplo, sus niveles de azúcar, y que le entregara una alerta sobre un cambio necesario en su dieta para evitar un coma diabético. Y es que las aplicaciones son ilimitadas.

¿Dónde está la demanda?

Vittorio Valdés, Gerente General de Fusiona Dynamics, representante en Chile del fabricante de sensores Libelium, afirma que la mayor demanda por estas tecnologías se concentra en las grandes industrias, particularmente la minería y empresas de automatización de plantas. “En estas verticales todo está conectado con sistemas Scada que no necesariamente conversan con el área de TI. Con estas soluciones es posible monitorear las maquinarias para realizar mantenciones preventivas, por ejemplo”, detalla.

Asimismo, otra de las áreas de uso de la IoT es en las empresas de atención al cliente. “La Internet de las Cosas está influyendo en la comunicación con los clientes mediante aplicaciones móviles y opciones como la posibilidad, por ejemplo, de recuperar un auto si no has pagado el crédito. Este tipo de aplicaciones se está buscando en la banca y en el retail, principalmente con el objetivo de aumentar las ventas, identificar al cliente y enviarle información de nuevos productos mediante IoT”, comenta la ejecutiva de HPE.

Pero cualquiera sea la aplicación para la cual se esté considerando esta tecnología, lo cierto es que de nada sirve si los datos pasan sin hacer algo con ellos. Es por eso que el Rafael García afirma que para que la IoT pudiera convertirse en una realidad, primero debió surgir el Big Data para procesar toda la información obtenida desde los sensores.

“IoT se materializa a través de un sensor que entrega datos duros, que se pueden ver en el tiempo y que permiten hacer proyecciones. El problema es qué hacer con tanto dato. Hoy la información pasa y nuestro desafío es capturarla y hacer algo, que no se pierda siendo solo un número más”, enfatiza Rodrigo Seguel. Y aunque muchos puedan pensar que la Internet de las Cosas y sus diferentes sabores son proyectos altamente demandados por las áreas de TI, lo cierto es que son principalmente los departamentos de operaciones y marketing los más interesados en estar más conectados con el cliente final. Las áreas de TI suelen ser vistas como un freno para la adopción de estas nuevas tecnologías, por cuanto consideran que toda la infraestructura que da soporte a un sistema basado en IoT es una nueva fuente de problemas.

Hacia las Ciudades Inteligentes

Hablar de Ciudades Inteligentes parece ser un concepto de una escala extremadamente grande, sin embargo, como explica el ejecutivo de IBM, es posible partir con un barrio o una comuna inteligente y con aplicaciones tan variadas como monitoreo del clima, seguridad y prevención ante desastres naturales.

“Los proyectos de Smart Cities tienen un componente tecnológico cercano al 50%, pero hay otros componentes que son imprescindibles, como el político, cultural y de confianza de las personas. La gente se empezará a subir más a medida que vaya teniendo más confianza en cualquier solución relacionada con esto”, afirma el profesional de Sonda.

Asimismo, las regulaciones podrían ser un promotor de estas tecnologías, por cuanto muchas operaciones que hoy se realizan de forma manual deberían ser automatizadas si los gobiernos impusieran mayores restricciones. Pero también está la otra cara de la moneda, pues como explica el Gerente de Marketing de Huawei, la sobre regulación es perjudicial para la implementación de estas soluciones.

“El mejor ejemplo en Chile es el uso del espectro. Hay toda una banda libre que es pública pero sobre la cual no se pueden prestar servicios por un tema de regulación. Las mineras están muy interesadas en soluciones LTE sobre esta banda, pero se ven frenadas en sus proyectos pues el Gobierno tiene cerrado el uso de ese espectro y no hay un marco legal”, comenta.

Pero más allá de la regulación, sobre regulación o confianza, el mayor inhibidor de las soluciones de IoT para el desarrollo de Ciudades Inteligentes, a juicio de los proveedores, tiene que ver con que el principal cliente siempre será el Gobierno, que no necesariamente invertirá si ello no se refleja en votos.

“El ciudadano hoy se ha empoderado en su rol y la tecnología está cada vez más cerca del usuario. En la medida en que este exija necesitará que la ciudad le responda, y ahí comenzarán a entrar las Smart Cities”, señala Rodrigo Seguel. De acuerdo a los proveedores, entonces se verá una real aceptación de todo este nuevo paradigma. En opinión de Rafael García, tal como ocurrió con los smartphones, cuya entrada fue muy tímida, hoy la adopción de soluciones de IoT está en ascenso. “No hemos llegado a la masa crítica, pero en el momento en que se llegue, este mercado explotará y cubrirá todos los aspectos de la vida cotidiana. Y ahí las empresas pioneras estarán preparadas para esta explosión”, indica.

Tampoco se debe olvidar el factor cultural para que todo este proceso de captura y análisis de datos genere un impacto positivo en la población. Un claro ejemplo de una buena ejecución de un proyecto de IoT basado en una débil planeación es el caso de un poblado en Venezuela donde se instalaron sensores para detectar desplazamientos de tierra producto de las lluvias. El proyecto funcionó a la perfección, pero nadie pensó que la población que debía recibir la alerta por Twitter no era usuaria de las redes sociales. Ese componente tan importante para la solución se pasó por alto, pero no debería obviarse en las implementaciones de este tipo de tecnologías, donde el usuario debe ser siempre el principal beneficiado.

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Redacción

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