Rodrigo Mena, Country Manager de SUMA Móvil Chile.
Aunque no se trata de un delito nuevo, el robo de cables ha ido en aumento y su impacto incide directamente en dos industrias fundamentales para el funcionamiento de la sociedad: electricidad y conectividad.
La segunda, dependiente de la primera y a cargo de las empresas de telecomunicaciones, es la que más dolores de cabeza genera ya que supone el corte de internet y telefonía, provocando serios problemas a una población que está más digitalizada que nunca.
“Sin embargo, no solo afecta a usuarios digitales, sino que también al comercio, instituciones públicas y privadas, además de centros asistenciales y consultorios. El robo de cables hoy vive un apogeo a través de bandas organizadas y un negocio absolutamente ilegal”, explicó Rodrigo Mena, Country Manager de SUMA Móvil Chile.
Según estadísticas de la Subtel, durante los últimos tres años, las querellas y denuncias suman 5.700. Además, cifras de la Asociación Chilena de Telecomunicaciones (Chile Telcos), revelan que entre 2019 y agosto de 2022 se han presentado 9.505 querellas y denuncias asociadas al robo de cables de cobre.
“Se trata de un problema grave ya que afecta a la infraestructura de telecomunicaciones. El robo de cables de cobre y fibra óptica trae grandes consecuencias en la disponibilidad y estabilidad de los servicios de conectividad fundamentales para el teletrabajo, la telemedicina, el comercio o clases online”, añadió Rodrigo Mena.
El alto valor del cobre explica, en parte, lo rentable que se ha hecho este negocio ilegal. Por si fuera poco, quienes se ven mayormente afectados son los sectores vulnerables ya que cada corte puede dejar hasta a mil personas sin servicio.
En julio de este año, se realizó la Primera Mesa de Trabajo Robo de Cobre y Cables 2022, convocada por el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones con el objetivo de rearticular un espacio que permita la colaboración entre el Estado y el sector privado, en torno al robo de infraestructura de telecomunicaciones.
“Ciertamente, aunque se trata de delincuentes preparados y con una logística de exportación detrás, muchos no saben distinguir los cables con cobre y fibra óptica. Por esa razón, simplemente vandalizan el tendido aéreo, causando cortes que muchas veces son nocturnos y por ende, peligrosos de restablecer”, expresó Mena.
Lejos de ser una panacea, la tecnología está permitiendo alertar y restablecer la conexión con mayor rapidez y eficiencia. Sin embargo, es una situación aún en proceso y que sin lugar a dudas requiere de mayor colaboración. El robo de cables es un negocio que crece y que debe ser subsanado ya que, de lo contrario, afectará a la lucha de reducir la brecha digital de las personas.