¿Quién tiene acceso a tu ADN digital?

Publicado el 06 Abr 2021

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Por Alex Cabrera, Gerente General de Prevsis.

La fuga masiva de usuarios desde WhatsApp a otras herramientas de mensajería instantánea similares, como Telegram y Signal, ha dejado de manifiesto lo importante que es para las personas la comunicación entorno a la privacidad y seguridad de la información y el impacto que esto puede tener en los negocios.

El revuelo causado por la firma, propiedad de Facebook, hizo replantear su postura respecto a cuán segura y privada es su data, creándose una percepción de inseguridad en torno al mismo planteamiento. Un año de información de GPS en aplicaciones, relojes inteligentes de entrenamiento con medición de oxigenación, ubicación geográfica, horarios de caminata, lugares a los que vamos, compras que realizamos, horarios de trabajo y transacciones, entre otros, puede entregar un patrón por cada persona.

Pero, ¿qué sucede cuándo diferentes empresas comparten información de los usuarios entre ellas? ¡Correcto! Nuestro ADN digital se vislumbra más claramente. Hasta puede que hayamos entregado nuestro nivel de estrés y momentos en los que estamos más cansados. ¿Qué ocurrirá si a futuro las empresas contratan a su personal utilizando un servicio de Inteligencia Artificial donde se evalúen esos patrones?

Es, en parte, por ello que, en enero, tras el aviso de WhatsApp respecto de una inminente modificación de sus políticas de privacidad, se observó un significativo aumento de descargas de la aplicación Telegram, con 5,6 millones, y Signal, con alrededor de 7,5 millones en todo el mundo, demostrando el visible malestar de los usuarios. Sin ir más lejos, Zoom fue bloqueado para uso interno en una cantidad importante de empresas y a nivel gubernamental, producto de temas relacionados con la seguridad de la información, al igual que geopolíticos.

Lo cierto es que todas las herramientas en Internet se están teniendo que adherir a algún tipo de privacidad, minimizando la utilización de metadatos entorno a los mensajes enviados, al igual que asegurando que la información personal no se traspase entre empresas. Esto, para que el ADN digital de las personas se mantenga lo más seguro posible.

Por lo mismo, este tipo de aplicaciones, previamente de uso personal y ahora cada vez más utilizadas en la vida laboral, continuarán mutando hacia tecnologías que incorporen mayor privacidad y eliminación de la huella digital de sus usuarios. Eso, quizás, a la larga, sea un inconveniente para los análisis de Inteligencia Artificial y/o perfilamiento de las personas, pero las compañías deben asegurar poder mantener la data de sus clientes y usuarios con ciertos estándares de confidencialidad. Ya lo hemos visto con Apple cuando determinó no entregar data personal de sus usuarios a las autoridades. Eso significó una mejor percepción de la empresa, la que, actualmente, trabaja en mejorar la privacidad en aspectos como las búsquedas no rastreables.

Está claro que el futuro le pertenece a las personas y la presión que, en común, puedan ejercer sobre el cuidado de su ADN digital. Este debe, en todo sentido, considerarse como un valioso activo que hay que proteger de la misma manera que nuestra data de salud o ADN humano.

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Redacción

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