PROTECCIÓN CONTRA INCENDIOS: Cuando el riesgo afecta a las instalaciones informáticas

El estallido y movimiento social experimentados en el último tiempo, ha traído a lo inmediato la necesidad de protegerse de un riesgo que, si bien siempre está presente, parece hoy más vigente: los incendios. Una amenaza especialmente crítica cuando pensamos en instalaciones informáticas, donde hay muchos equipos que almacenan data relevante, y para la cual hoy las organizaciones deben estar preparadas.

Publicado el 30 Nov 2019

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Los incendios siempre están presentes como un riesgo de la infraestructura, más aún cuando se trata de instalaciones informáticas, como data centers, salas de cómputo o servidores, etc., que albergan un conjunto de equipos que funcionan con electricidad.

“El riesgo es especialmente alto, debido a la alta concentración energética por la cantidad de sistemas eléctricos instalados”, explica Patricia Duarte Zavala, Docente área Industrial del Instituto de Ciencias Tecnológicas (CIISA) e Ingeniera en Prevención de Riesgos y Medioambiente. Su efecto, además, se acrecienta en este tipo de dependencias, “no solo porque puede afectar a la información contenida en los equipos, sino que también por el daño irreparable en estos casos; el daño sobre los intangibles normalmente tiene un costo mayor que el presupuestado originalmente, ya que se va notando en el tiempo”, explica Miguel Sanhueza, Director de Tecnología Educativa y Aprendizaje Continuo de la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM).

Como se trata de infraestructura con una gran cantidad de equipamiento y sistemas eléctricos en funcionamiento, una de las causas comunes de incendio, a juicio de los expertos, son los cortocircuitos o defectos técnicos de los equipos, generando fuegos de combustión lenta que normalmente se detectan una vez que se ha producido el daño. El directivo de la UTEM agrega que las condiciones de este tipo de instalaciones pueden ser la “combinación perfecta” para la generación de estos problemas: sobrecalentamiento, altos niveles de condensación, cantidad de calor disipada por los equipos, temperatura, falta de aire, etc.

Patricia Duarte Zavala, CIISA. Miguel Sanhueza, UTEM. Fabián Vergara, INACAP.

Coincide con lo anterior Fabián Vergara, Asesor de las Rutas de Prevención de Riesgos y de Geomensura de la Escuela de Minería y Geomática de Inacap, quien enumera entre las razones de incendios en instalaciones informáticas: el mal estado de instalaciones eléctricas; la sobrecarga eléctrica (muchos elementos conectados a la misma red); mantenciones deficientes en equipos o maquinarias; equipos no adecuados para instalaciones eléctricas; deficiente o inexistente capacitación de los usuarios de equipos; e inexistencia de sistema de abastecimiento de energía de emergencia.

La primera barrera

Considerando que el peligro de incendios es un escenario real de riesgo al momento de operar una instalación TI, se hace imprescindible estar preparado para cualquier contingencia y contar con un plan de detección temprana de incendios, así como de extinción activa, junto a las tecnologías indicadas para este tipo de dependencias donde hay equipos con información muchas veces crítica.

En este sentido, las soluciones ignífugas son la primera barrera porque ayudan a minimizar el riesgo de este tipo de accidentes. Se trata, según explica el profesional de Inacap, de todos aquellos sistemas que permiten bloquear o aislar espacios importantes por medio de recubrimientos retardantes de transferencia de calor, es decir, detienen el traspaso de calor y llamas desde superficies de contacto a otros espacios. “Así se ralentizan los procesos de transferencia de calor y expansión de un incendio, dando el tiempo de contenerlo por medios manuales, como polvos químicos de extinción de incendios o algún otro elemento”, agrega.

Para el profesional de la UTEM, las soluciones ignífugas tienen una ventaja muy relevante y es que no se puede olvidar que este tipo de recintos almacena el “corazón” de la organización. “Muchas instituciones pueden perder infraestructura y la podrán recuperar en un tiempo más o menos prudente, pero si pierden la información, ese daño difícilmente se recuperará en un corto tiempo si es que no poseen los respaldos respectivos. Por eso, poseer soluciones ignífugas contempla un seguro sobre el know how de la organización que se debe considerar”, asevera.

Como su principal característica es retardar la acción del fuego, estas soluciones se transforman sin duda en “una ventaja importante para poder reaccionar ante un posible incendio en las salas de TI, lo que permitiría rescatar servidores y racks que manejan la información crí- tica de la empresa”, agrega la docente de CIISA.

Desde pinturas a racks

Las tecnologías ignífugas son variadas, van desde pinturas resistentes al calor o intumescentes, tanto para muros y puertas, que pueden resistir hasta 600ºC; suelo técnico o pisos no combustibles; techo técnico; forrado de paredes/ tabiques; puertas cortafuegos con una o dos hojas, con barra antipánico y ojo de buey, por ejemplo; cobertura de estructuras metálicas; paneles metálicos con aislación ignífuga en su interior y paneles de lana de roca; y tendidos eléctricos en conductos ignífugos; además de los armarios ignífugos para datos, racks y equipos, que proporcionan alta protección ante todo tipo de agentes externos como incendios, explosivos, acceso, gases, radiaciones y daños criminales. Y siempre es posible mejorar las medidas de prevención. Por ejemplo, Miguel Sanhueza destaca que en este aspecto se pueden mencionar incluso conductas como evitar el uso de prendas de vestir u otro artefacto que genere estática.

Según explica Fabián Vergara, además existen variados materiales que se utilizan frecuentemente como retardantes de fuego; la mayoría logra evitar la expansión de la llama y ejerce un fuerte poder de aislamiento ignífugo. De estos materiales, en la categoría de espuma los más utilizados son, en su experiencia, las espumas ignífugas auto extinguibles, que en exposición de la llama, arden, pero en inexistencia de esta se apagan de inmediato; y las espumas ignifugas líquidas inyectadas a presión, que se expanden al entrar en contacto con el aire en la superficie de aplicación.

Otros aspectos asociados importantes de monitorear, a juicio de los especialistas, son contar con un correcto funcionamiento del suministro de energía porque de él dependen todos los servicios de proceso y comunicaciones de la empresa; y mantener el nivel de temperatura adecuado de salas TI, así como el grado de humedad dentro de los límites medios de temperatura y humedad, para lo que se cuenta con equipos de climatización específicos para salas informáticas.

En la fase de detección y supresión

En materia de detección, en todo tipo de instalación deben existir detectores de incendios, ya sea de humo o de llama. A esto, el docente de Inacap agrega que también deben existir sensores que permiten determinar -por medio de configuración interna- las condiciones ambientales consideradas anormales dentro de los recintos, es decir, temperaturas elevadas o existencia de material particulado, específicamente partículas de humo.

Una vez ya generado un incendio, en materia de supresión lo común es el uso de los sistemas de extinción por gases, indicados precisamente para la protección de recintos cerrados donde se ubiquen equipos electrónicos, informáticos, centros de control y medida, cuartos de máquinas, cuartos eléctricos y cualquier área donde la extinción por agua no sea la adecuada. Así lo explica Patricia Duarte Zavala, quien añade que “el CO2 se ha utilizado por muchos años para la extinción de fuegos de líquidos inflamables, gases y aparatos eléctricos de baja tensión, teniendo propiedades que lo convierten en agente útil para la extinción. Sin embargo, su principio de funcionamiento es desplazar el oxígeno, lo cual lo hace una opción poco usada, aunque existe en el mercado como una alternativa de sistema de extinción”. Se le conoce como hielo seco o nieve carbónica, y al salir a presión del extintor, provoca un descenso drástico de la temperatura cercano a los 80°C bajo cero. Entre sus características destaca que no es combustible, no reacciona con la mayor parte de las sustancias, proporciona su propia presión y no es conductor de electricidad.

Adicionalmente, Fabián Vergara explica que los extintores de polvo químico seco se suelen encontrar en la mayoría de los edificios y oficinas, siendo compatibles con la presencia de electricidad ya que, al ser polvo, el riesgo eléctrico desaparece. Actúan químicamente y por sofocación, generando una sustancia pegajosa que forma una barrera entre las superficies de los materiales y el oxígeno. Finalmente, los extintores de compuestos reemplazantes de los halógenos, al igual que los extintores de polvo, interrumpen químicamente la reacción en cadena; no dejan residuos y, además, no conducen la electricidad.

Cabe mencionar que estas tecnologías (tanto soluciones ignífugas, como de detección y extinción de incendios) se enmarcan en la Norma Chilena NCH935 de elementos de construcción general y puertas y otros elementos de cierre, que determina sistemas de ensayo de materiales ante la exposición directa del fuego; y se suma a otras regulaciones, recomendaciones o certificaciones de productos y materiales.

Plan de contingencia

Más allá de la tecnología o sistemas utilizados para prevenir, detener o extinguir incendios, siempre es clave, señalan los especialistas, contar con un protocolo de seguridad que tenga el compromiso de los máximos responsables de la organización, más aun en una sala de informá- tica donde se manejan datos críticos de toda institución. Además de resguardar, antes que todo, la salud y seguridad física y mental de los trabajadores, las organizaciones deben considerar un plan de contingencia que debe ser mantenido y comprobado de forma periódica para detectar y eliminar problemas, e incluir la definición de acciones a realizar, recursos a utilizar y personal a emplear en caso de producirse un acontecimiento intencionado o accidental que inutilice o degrade los recursos informáticos o de transmisión de datos de una organización. “Es decir, es la determinación precisa del quién, qué, cómo, cuándo y dónde en caso de producirse una anomalía en el sistema de información”, explica la académica de CIISA.

Como parte de este plan, para el profesional de Inacap son clave -entre otros aspectos- las capacitaciones de los empleados en el uso adecuado de sistemas de extinción y manejo de sistemas de redes húmedas y secas. Además, esta documentación debe contar con un proceso de información de activación y mantención de los sistemas de detección de incendios. “Es importante siempre contar con la información y la identificación de todos los riesgos posibles dentro de la infraestructura; contar con capacitaciones de todo el personal en temas de manejo de sistemas de extinción y control de las posibles causas que generan el incendio”, enfatiza.

Patricia Duarte Zavala agrega que en el plan de contingencia se deben considerar todos los componentes del sistema; todos los recursos auxiliares, sin los cuales el funcionamiento de los sistemas podría verse seriamente comprometido; y finalmente se debe prever también la carencia de personal calificado (por ejemplo, por una huelga que impida el acceso del mismo) para el correcto funcionamiento del sistema. Serán todos estos elementos los que permitan que una empresa esté adecuadamente preparada para enfrentar el riesgo de un incendio.

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Redacción

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