Pareciera que, sin duda, Chile se proyecta como líder indiscutido, al menos en la Región, del desarrollo tecnológico y la transformación digital. Sin embargo, este liderato incluye un desafío mayor: generar condiciones idóneas para la inversión tecnológica en Chile, incluyendo contar con un marco regulatorio adecuado y robusto para la implementación de estas nuevas tecnologías. Y en esto Chile se ha quedado atrás; la transformación digital, y en particular la llegada del 5G, han dado cuenta de las falencias en la legislación chilena en temas de protección de datos y ciberseguridad.
Actualmente, en materia de protección de datos, contamos con una ley del año 1999 -año en que se lanzó el primer celular con antena interna y ocho años antes de que se lanzara el primer iPhone-, que por el tiempo transcurrido ha quedado desactualizada para la realidad del mundo actual y los estándares exigidos.
Y sin perjuicio de que hoy se discute en el Congreso una nueva ley que moderniza y eleva los estándares actuales en esta materia, lamentablemente aún no se aprueba, por lo que nuestro país sigue atrasado en la materia.
Un marco de acción y seguridad
El 5G es conocido como la quinta generación de tecnología móvil, y se caracteriza por su alta velocidad, su gran capacidad y rápido tiempo de respuesta de la red, lo que permite una mejor y mayor interacción entre distintos dispositivos. Por lo tanto, el uso de 5G permitirá la transmisión de una mayor cantidad de datos, por más redes y a una velocidad superior, por lo que es fundamental que existan normas claras sobre la recolección de data, cuándo y cómo está permitido, así como las responsabilidades asociadas a su uso.
Lo anterior también influirá en una mejor y más precisa individualización de las personas, incluyendo sus características, toma de decisiones y geolocalización de los usuarios, siendo muy relevante que existan medidas de control al uso de estos datos y que los propios usuarios también controlen y tengan conocimiento de cómo es tratada su información personal y exijan el cuidado de esta y el cumplimiento de las normas aplicables.
Además, se debe considerar que, dentro de la gran cantidad de aparatos y sistemas conectados a esta nueva red, se incluyen aquellos de sectores críticos que cuentan con data sensible de las personas, tales como salud, energía y bancos, entre otros.
La regulación de la implementación de 5G, y de las nuevas tecnologías en general, así como el incentivo de más y mejores inversiones en esta área, solamente se dará si se cuenta con leyes adecuadas que fijen un marco de acción y seguridad, y que a la vez sean flexibles para ajustarse a la rapidez de la innovación tecnológica. Para esto se debe contar con el compromiso de todos los involucrados, del Gobierno y el Congreso para que se dicten las normas necesarias, de los privados para que se cumpla con los estándares debidos, y de las personas para que exista conciencia de la importancia del desarrollo de las tecnologías, pero con la debida protección de sus datos.