En Chile se contabilizaron alrededor de 50 respuestas, que reflejan no sólo la urgencia de mejorar las tecnologías y herramientas usadas por las organizaciones, sino que también la de formar a sus equipos y retener talento. “Las ideas que se comparten en este informe pueden ayudar no sólo a los responsables de la AI, sino también a quienes confían en los ‘superpoderes’ de la auditoría para darles confianza y ayudarles a ver el riesgo de otra manera”, comentó Carmen Gloria del Valle, Socia de Consultoría y Asesoría Empresarial de PwC Chile.
Este año, la ciberseguridad destaca como el principal riesgo abordado en el plan de auditoría interna de las organizaciones, tanto en Chile como en el resto del mundo. En este contexto, más de la mitad ya lo ha hecho y existe un 20% a nivel local que planea hacerlo en los próximos años (1 a 3). Lo anterior marca una diferencia frente al resto del mundo, ya que un 4% afirma no tener planes de abordarlo.
Entre las prioridades a abordar en los próximos años, se encuentra la sostenibilidad y el cambio climático, con un 35% en Chile y un 42% a nivel global, seguido de cambios externos como reformas y cumplimiento de las normativas, con un 35% y 39% cada uno, respectivamente.
La geopolítica (relaciones internacionales, acuerdos comerciales, entre otros), en tanto, se ubica en el último lugar de prioridades, con solo un 20% que afirma ya haberlo abordado en Chile y un 41% que no tiene planes de hacerlo. Similar a lo que ocurre en el resto del mundo, con un 32% y 23%, respectivamente.
Los líderes de segunda línea tienen, en cuanto a los riesgos, que cuestionar la cobertura en función de las amenazas nuevas o emergentes y entregar nuevas estrategias de colaboración con AI. En Chile, la gran mayoría de la segunda línea tiene funciones enfocadas en cumplimiento (87%) y ciberseguridad (85%), en línea con las prioridades vistas anteriormente. Si bien esta última función es también la prioridad en otros países, el segundo puesto pertenece al control financiero (56%). Actualmente, la función con menor presencia es la de inspección, como salud y seguridad (35% en Chile y 34% en el mundo).
Pese a esto, un 46% en Chile afirma tener algo de alineación en ciertos temas, pero de manera ad hoc e insuficiente. A nivel global, la situación es similar, con un 44%. No obstante, un 2% señala no tener ningún tipo de alineación. En Chile no se registraron casos de este tipo.
“Es fundamental que en un escenario cada vez más exigente y cambiante exista una alineación de los objetivos que persiguen las organizaciones con el objeto de todos contribuir en forma integral a su cumplimiento y no tener una mirada aislada o por silos. Ese quizás sea uno de los principales desafíos que vemos para los equipos de Auditoría Interna hacia los próximos años, agregar valor y anticiparse a la materialización de los riesgos. En tanto, las oportunidades para AI están en añadir valor a sus funciones y apoyarse con tecnología para seguir siendo un apoyo relevante en las organizaciones”, sostiene Del Valle.
Los directivos de Auditoría Interna llevan años debatiendo el valor potencial de la automatización y la IA, pero sólo un 20% en Chile afirma haber invertido en ella en el último año y un 37% dice que lo hará en 1 a 3 años. En contraste, más de la mitad de los encuestados ya ha invertido en la utilización de herramientas de GRC y aplicaciones ERP (54%) y en la formación de los miembros del equipo de AI en tecnología y datos (52%). De cara al futuro, el foco de inversión está puesto en las herramientas y recursos de análisis de datos (54%) y, nuevamente, en la formación del equipo de AI (52%).
Entre los atributos importantes que generalmente demuestran los departamentos de AI en Chile figuran la comunicación con confianza e impacto con la empresa y stakeholders (78%); la entrega de información relevante para resolver problemas del negocio (70%); y el uso de datos y análisis para optimizar la ejecución de auditorías (65%).
Por el contrario, lo que no se demuestra es el uso de modelos de talento innovadores (43%); la generación de nuevas ideas empresariales (33%); y el liderazgo en debates sobre transformación digital (30%).
Por otro lado, la encuesta muestra que, si bien la mayoría de las organizaciones consideran que su AI es actualmente un “solucionador de problemas” (20% en Chile versus 30% global), o un “proveedor de garantías” (33% en Chile versus 30% global), cada vez son más las que desean que la AI se convierta en un “asesor de confianza” en los próximos tres años (74% en Chile versus 35% global).
La diferencia entre el éxito y el fracaso, entre el valor y la irrelevancia, se reduce a la eficacia con la que AI puede entender lo que quieren sus stakeholders y derribar las barreras para atraer y retener el talento humano en toda la organización.
La mayoría de los directivos de AI coinciden en que encontrar y mantener el talento es todo un reto. Uno de los mayores obstáculos n Chile es la imposibilidad de ofrecer compensaciones económicas e incentivos (43%), mientras que en el resto del mundo es la escasez de personas con las competencias especializadas necesarias (40%).