Actualmente, la ciberseguridad se ha posicionado como la mayor preocupación del mundo empresarial. Según el Barómetro de Riesgos Allianz 2025, los ciberincidentes se han ubicado en el primer lugar de las amenazas globales, por sobre desastres naturales, cambios regulatorios y la evolución del mercado.
La mayor complejidad de los ciberataques ha generado preocupación entre las organizaciones, sobre todo por la amenaza de filtraciones de información y ataques a infraestructuras esenciales. En particular, más del 60% de las personas encuestadas en todo el mundo reconoció que la primera es la vulnerabilidad digital más temida.
Aparte de los peligros inmediatos, la rápida integración de innovaciones tecnológicas, como la inteligencia artificial, introduce una dimensión extra de complejidad. Si bien ofrecen la posibilidad de mejorar los procesos, también generan nuevos problemas en materia de seguridad.
En este contexto, es fundamental que las empresas implementen estrategias proactivas para enfrentar los riesgos cibernéticos y utilicen las tecnologías emergentes para potenciar sus operaciones. Mauricio Gálvez, BDM Ciberseguridad de TIVIT Latam, destacó que “el impacto de las nuevas tecnologías no sólo redefine la manera en que las empresas operan, sino también cómo enfrentan los riesgos. En TIVIT, creemos que combinar innovación y seguridad es clave para construir organizaciones más resilientes y competitivas”.
Es así como desde la multinacional tecnológica entregan cuatro recomendaciones clave para resguardarse ante las crecientes amenazas:
1. Adopción de un enfoque integral de ciberseguridad y tecnología: Desarrollar enfoques que incorporen recursos como la inteligencia artificial, el aprendizaje de máquinas y el análisis anticipado para identificar y reducir riesgos en tiempo real, mientras se mejoran los procedimientos operativos.
2. Fortalecimiento de la cultura organizacional: Instruir con frecuencia a los empleados no solo en métodos seguros, como el reconocimiento de intentos de phishing y diversas tácticas de manipulación social, sino también en la utilización adecuada y eficaz de tecnologías emergentes.
3. Aprovechamiento estratégico de nuevas tecnologías: Inversiones en tecnologías de vanguardia para optimizar la identificación de irregularidades, facilitar la reacción frente a situaciones críticas y proporcionar información útil para la toma de decisiones.
4. Colaboración intersectorial: Contar con socios tecnológicos para crear respuestas creativas y mejorar la capacidad de adaptación conjunta ante riesgos. En conclusión, el entorno de riesgos que enfrentan las organizaciones requiere una respuesta rápida, así como una mentalidad flexible.
”Las nuevas tecnologías no son solo un desafío, sino una oportunidad para transformar la manera en que las organizaciones se protegen y operan en un mundo digital cada vez más interconectado”, aseguró Mauricio Gálvez.