Por Mauricio Bórquez, Account Manager en Motorola Solutions.
Desde la puesta en marcha del plan Anti Encerronas en mayo pasado, Carabineros ha detenido a 360 personas por el delito conocido como encerrona; es decir, 131% más respecto al mismo periodo de 2021. Además, la policía ha recuperado 87 vehículos, como resultado de 15.279 controles preventivos, 138 talleres fiscalizados y 122.228 lecturas de placas patentes. Claramente, la institución ha hecho su trabajo.
Sin embargo, siempre hay espacio para mejorar y, en ese sentido, el rol preventivo que pueden y deben cumplir las organizaciones privadas que desarrollan sus actividades en bienes nacionales de uso público superan los límites contractuales. Es fundamental entender lo que significa cautelar y tutelar adecuadamente la vida humana.
Enmarcado en ese predicamento, hace algunas semanas se dio a conocer que las concesionarias de autopistas urbanas de Chile destinarán más de $1.000 millones en seguridad. Además, el Ministerio de Obras Públicas, en conjunto con la subsecretaría de Prevención del Delito, han anunciado la disposición de 800 cámaras para combatir de manera directa el robo de vehículos en las autopistas.
Se trata de un plan que se da como resultado de la mesa de trabajo público-privada para enfrentar esta amenaza, en la que también participan las empresas, Carabineros, PDI y el Ministerio Público.
En Motorola Solutions, sabemos que la tecnología, como factor coadyuvante de los equipos en terreno, es fundamental en la consolidación de ciudades seguras y comunidades prósperas.
En junio pasado, Motorola Solutions exhibió en el Critical Communications World 2022 (Viena, Austria) cómo su ecosistema integrado de tecnologías de misión crítica ayuda al sector de la seguridad pública a superar sus retos más complejos e impredecibles.
Desde esa experiencia, tenemos la convicción de que debemos familiarizarnos rápidamente con tecnologías que operan en el límite del conocimiento, como la identificación de amenazas con inteligencia artificial (IA) y la implementación de soluciones en la nube para operaciones remotas.
En concreto, nuestro país está en condiciones de operar con un programa de centro de comando que abarque todo el flujo de trabajo de seguridad pública; soluciones de video fijas, corporales y para vehículos; comunicaciones unificadas de radio móvil terrestre (LMR) y LTE y sus servicios gestionados y de ciberseguridad.
Hay cosas que podemos hacer. Y rápido: eliminar las barreras entre las diferentes redes de comunicación, consolidar comunicaciones de voz y datos sin fisuras, lograr una conectividad eficiente entre varios organismos durante emergencias e implementar sistemas de reconocimiento automático de placas vehiculares capaces de explorar con precisión vehículos que se mueven a más de 120 kilómetros por hora, con iluminación infrarroja integrada y nuevos sensores de luz de estrellas que permiten el escaneo de incluso en plena oscuridad.
Desde una mirada que migra entre la seguridad fiscal y la seguridad vial, claramente los conceptos muy bien desarrollados por Carabineros de Prevención situacional y especial pasan a ser protagonistas a través de levantamientos reales y efectivos que se puedan realizar en conjunto, incluso usuarios.
Con esto, podríamos ir eliminando zonas que, por sus características, se transforman en espacios propicios para la comisión de delitos. En términos viales, esto equivaldría a levantar los puntos duros de la autopista que permitan evitar accidentes.
Como vemos, el continuo avance de la tecnología y el flujo de información en tiempo real pueden facilitar no solo el trabajo de los encargados de la seguridad pública, sino también de los privados que estén realmente comprometidos con avanzar hacia estándares superiores. De eso se trata la construcción de ciudades seguras y comunidades prósperas.
Las alianzas público-privadas que buscan mayor seguridad y prevención, van más allá de la instalación de cámaras, señales y tecnología. Es una oportunidad para actuar en conjunto, coordinadamente, apostando a elementos de apoyo que en realidad sean un aporte y no se transformen en adornos, que terminan solo ocupando un espacio sin aportar con medios de prueba, identificar y detener a los delincuentes.