Como tendencia global se observa una menor cantidad de ataques masivos y un mayor volumen de explotaciones únicas y variantes nuevas de malware y ransomware que son mucho más dirigidos. En resumen, hay menos cantidad de ataques pero son diseñados para objetivos específicos, lo que los vuelve más sofisticados y con mayor posibilidad de éxito si las organizaciones no cuentan con defensas de ciberseguridad integradas, automatizadas y actualizadas.
La región de América Latina y el Caribe sufrió 200.000 millones de intentos ataques en 2023, lo que constituye el 14,5% del total reportado a nivel global el año pasado. Los países latinoamericanos con mayor actividad de ciberataques en 2023 fueron México, Brasil y Colombia.
Si bien las detecciones pueden haber disminuido en volumen, el ransomware y otros ataques son cada vez más específicos y dirigidos, gracias a la creciente sofisticación en las tácticas, técnicas y procedimientos de los atacantes y el deseo de aumentar el ROI por ataque.
El año pasado se observó una presencia destacada de amenazas vinculadas a aplicaciones de Microsoft Office, lo que sugiere que los atacantes continúan encontrando utilidad en su explotación ya que los sistemas de muchas organizaciones no han sido parcheados o actualizados. Un ejemplo de esto es el reciente descubrimiento de FortiGuard Labs de una campaña de phishing que distribuye una nueva variante del malware Agent Tesla, que utiliza un troyano de acceso remoto y un ladrón de datos para obtener acceso inicial. A menudo se utiliza por los cibercriminales para ofrecer malware como servicio (MaaS).
En el 2023, la distribución de malware a través de archivos de Microsoft Office, como Excel, Word y PowerPoint, representó casi el 50% de las detecciones de este tipo de ataque. Por ende, se recomienda la implementación de estrategias de concientización entre los trabajadores, así como la utilización de controles como Antispam, AntiMalware, EDR, entre otros, que permitan detectar y mitigar esta actividad maliciosa de manera efectiva.
Prometei, un malware con la habilidad de controlar de forma remota las máquinas infectadas, ha experimentado un notable aumento de actividad en Latinoamérica durante el 2023. No solo tiene la capacidad de propagarse lateralmente a través de redes, robar credenciales de contraseñas y ejecutar comandos arbitrarios, sino que también puede descargar y ejecutar componentes maliciosos adicionales. Además, cuenta con la capacidad de realizar minería de criptomonedas y actualizarse automáticamente.
La explotación Double Pulsar sigue siendo la vulnerabilidad predominante en prácticamente todos los países de Latinoamérica, representando un 75% de toda la actividad maliciosa detectada en el último trimestre de 2023. Este fenómeno subraya la crítica necesidad de actualizar los sistemas y aplicar las recomendaciones de los proveedores de ciberseguridad, dado que esta amenaza ha sido identificada hace mucho tiempo y cuenta con sus firmas de remediación.