Hoy en día, las exigencias que las grandes empresas están poniendo hacia sus equipos internos de tecnología están cambiando fuertemente, enfocándose radicalmente hacia el cumplimiento de los objetivos y la estrategia del negocio, a la justificación financiera de cada uno de los proyectos tecnológicos y a un nivel cada vez más estricto de servicio, el cual requiere ser cuidadosamente monitoreado y medido
Si miramos las estadísticas, según el Standish Group, el 31% de los proyectos de tecnología serán cancelados -incluso antes de terminar- y el 52,7% de los proyectos costarán 189% más de lo originalmente presupuestado. En promedio, sólo el 16,2% terminarán en el tiempo y dentro del presupuesto original.
Considerando todo esto, la tendencia resulta clara: las áreas de TI deben tener un enfoque mucho más real hacia el negocio. En mercados más avanzados, como el norteamericano y el europeo, las áreas tecnológicas están migrando a convertir sus costos fijos de soporte y mantenimiento en variables, a evolucionar sus aplicaciones tecnológicas mediante precios competitivos, a optimizar el uso de las inversiones ya asumidas y a mejorar el nivel de sus empleados en el uso de los sistemas actuales mediante capacitaciones específicas.
Es, entonces, bajo este escenario donde el outsourcing o externali-zación de servicios ha cobrado fuerza, apareciendo hoy como una herramienta crítica para ayudar a las áreas de TI a operar de manera más eficiente y a alcanzar las reducciones de costos operativos buscados, otorgándole una mayor flexibilidad a la empresa para su crecimiento y diversificación del negocio.
Bajo un concepto de outsourcing la empresa externaliza, entre otras, funciones tales como el desarrollo, operación y administración de sus tecnologías, obteniendo así una arquitectura y metodología TI diseñada a la medida de sus necesidades particulares de negocio. Esto le permite aprovechar el soporte tecnológico ya disponible en su empresa para así rentabilizar las inversiones hechas y satisfacer mejor los requerimientos operacionales.
Cómo medir si el outsourcing aplicativo generará los beneficios esperados
La respuesta es simple. Un servicio de externalización debe ir más allá de múltiples herramientas o servicios básicos de administración de aplicaciones. Parte por comprender la estrategia y la visión de su compañía, el ambiente actual en el cual se desenvuelve y conocer la operación de los diferentes sistemas y aplicaciones que componen su mundo tecnológico; vale decir: involucrarse a fondo con su infraestructura, aplicaciones, procesos y con la manera en cómo se administra toda el área. Este proceso de análisis es conocido como Due Dilligence y tiene por objetivo entender la operación completa de TI para identificar las oportunidades reales de mejora en los procesos y la reducción cuantitativa de sus costos -TCO- en cada uno de estos ámbitos.
Esta suerte de radiografía de la empresa, previa a una implementación de un outsourcing aplicativo, es determinante para el tipo de servicio requerido, ya que le permite a la empresa contar con una solución de outsourcing 100% alineada a sus requerimientos de negocio, enfocándose única y exclusivamente a cubrir él o los sectores en los que se detecten áreas de mejora y ahorro. Asimismo, le permitirá reducir al mínimo la demanda que ejercen las actividades de operación y mantenimiento, logrando que su equipo de tecnología se enfoque en las funciones de nuevos requerimientos, administración de proyectos, servicio al cliente e innovaciones tecnológicas.
Por último, vale recordar que usted está inmerso en un mercado cambiante, donde los ciclos de evolución tecnológica son cada vez más cortos y los presupuestos más limitados, por lo que el desafío se hace cada vez mayor.
Diciembre de 2004