Javiera Maceratta, Gerente de Marketing; Claudia Arellano, Subgerente de Inteligencia Digital; Valeria Olivari, Jefa de Comunicaciones y Sustentabilidad; Mario Raffo, Gerente Comercial; todos de Dimacofi.
¿La relación de Dimacofi con este sector es de “largo aliento”?
M. Raffo: Llevamos más de 40 años como proveedores del sector educación. Empezamos importando máquinas de escribir que proveíamos a colegios, y luego tomamos la representación de equipos offset de oficina en el año 65, logrando vender 5.000 equipos entre la industria gráfica y colegios que los usaban para imprimir sus guías, material y pruebas. Posteriormente, tomamos la representación de las duplicadoras digitales, una tecnología nacida en Japón especialmente para el sector educación, que reemplazó a los equipos offset, con la cual seguimos penetrando fuertemente este mercado. Tenemos un marketshare del 80% en duplicación digital, cifra que se explica por la calidad mundial de los equipos y por nuestra responsabilidad y estándares de servicio.
¿Cómo ha sido esta relación clienteproveedor durante estos años?
J. Maceratta: Hemos ido desarrollándonos y evolucionando junto a estas entidades y los cambios que han experimentado, adaptando nuestra oferta de equipamiento a las necesidades de cada época, entregando hoy soluciones que integran hardware, software, suministros y soporte. M. Raffo: En este sentido, el servicio ha sido clave, y nuestro compromiso de proveer tecnología va muy de la mano con el compromiso de que esta funcione como debe ser.
V. Olivari: Toda esta historia de avance conjunto ha permitido a Dimacofi tener una expertise en el área de educación tal que le da la posibilidad de detectar que un colegio puede funcionar muy bien con tecnología de duplicación digital, o una universidad con tecnología combinada. Hay una gran riqueza en esa capacidad de entender cómo funciona el mundo de la educación, cuáles son sus necesidades y adaptar nuestra tecnología a los diferentes requerimientos.
¿De qué modo se concreta esta evolución en su oferta?
C. Arellano: Hemos sido proveedores en proyectos tan grandes como el Simce, que no solo implicaba impresión, sino toda la logística de distribución, la corrección de pruebas y los reportes de resultados. A partir de esta experiencia empezamos a entregar servicios similares a universidades e institutos para el proceso de selección. Hoy tenemos soluciones orientadas a cómo medir la calidad de la educación, principalmente en términos de evaluaciones y captura de datos de estas, que proveemos a distintas instituciones y también a las ATE, entidades que ayudan a los colegios a medir y mejorar la calidad de la educación. Apuntamos a llevar al mundo digital a este sector, permitiéndole, por ejemplo, corregir automáticamente pruebas, información disponible en la nube, administración de contenidos y gestión.
¿Cómo aporta este tipo de tecnología a mejorar la educación?
C. Arellano: Permitiendo usar los recursos de una mejor manera. Los profesores pueden centrase en educar y no perder tiempo en tareas anexas que podemos automatizar. Es así como, por ejemplo, se reduce el tiempo corrigiendo pruebas y posibilita a los docentes dedicar más tiempo a su trabajo o a otras actividades complementarias con los estudiantes.
¿De qué forma refuerza Dimacofi las potencialidades de esta tecnología?
“M. Raffo: Es fundamental la cercanía que mantenemos con las entidades educacionales a nivel nacional, que han confiado por años en nosotros y lo siguen haciendo, entendiendo el compromiso que tenemos. J. Maceratta: Tenemos una cobertura que nos permite tener presencia en colegios tan pequeños como una escuela pública en Chiloé con una solución de impresión básica, hasta una universidad o instituto con kioskos de autoimpresión, es decir, la ventaja de una oferta muy amplia que va de algo simple hasta proyectos complejos y específicos.
C. Arellano: Nuestra experiencia nos ha permitido llegar a ese nivel, y el hecho de ser multimarca nos brinda la posibilidad de combinar tecnología, dotándonos de la flexibilidad necesaria.