Con el fin de mejorar su proceso de desarrollo interno de sistemas y ofrecer un mejor servicio, la Universidad Tecnológica de Chile Inacap implementó recientemente un sistema de mejoramiento de calidad bajo el estándar CMMI Nivel 2, contando para esto con la asesoría de la firma local América XXI. Jaime Ojeda Casanova, Gerente de Sistemas y Tecnologías, junto a Wladimir Portilla, Subgerente de Calidad, ambos de la Universidad Tecnológica de Chile Inacap, se refieren a los cambios positivos que ya se empiezan a vislumbrar dentro de la organización a raíz de este proyecto, que además los llevó a convertirse en la décima institución educacional a escala mundial en certificarse en esta categoría y la primera a nivel nacional.
Con más de 43 años de trayectoria, 25 sedes de Arica a Punta Arenas y más de 82 mil alumnos, la Universidad Tecnológica de Chile Inacap es actualmente el Sistema Integrado de Educación Superior más grande del país. Mediante su modelo de Articulación Gradual de Estudios, posee una amplia oferta académica, tanto para jóvenes que están comenzando sus estudios superiores, como para profesionales que requieren adquirir mayores conocimientos y competencias para el mundo laboral.
Como parte de su procedimiento de desarrollo continuo, y buscando siempre ofrecer servicios de alta calidad, la institución decidió formalmente, en el año 2008, llevar a cabo una instancia de mejoramiento del proceso de desarrollo de software bajo el estándar CMMI Nivel 2.
Jaime Ojeda Casanova, Gerente de Sistemas y Tecnologías de la Universidad Tecnológica de Chile Inacap. Wladimir Portilla, Subgerente de Calidad de la Universidad Tecnológica de Chile Inacap.
“A través de la Gerencia de Sistemas y Tecnologías, la entidad buscaba implementar las mejores prácticas en materia de software”, sostiene Ojeda. “El objetivo central del proyecto es mejorar los niveles de satisfacción de nuestros alumnos, docentes y personal administrativo”, añade.
Por su parte, Portilla explica que uno de los grandes desafíos en esta materia es lograr que la adopción de las nuevas prácticas del modelo trascienda el ámbito interno de la Gerencia de Sistemas y Tecnologías. “Los usuarios deben percibir directamente las mejoras del proceso cristalizadas en incrementos progresivos de los niveles de cumplimiento de plazos de los proyectos, implementación efectiva de sus requerimientos, reducción del número de fallas, etc.”, indica.
Durante el año pasado, se llevó a cabo el proceso de planificación interna de este proyecto, que incluyó, entre otras variables, el desarrollo de procedimientos y la capacitación del equipo de mejoramiento. En junio de 2009, la entidad determinó buscar un asesor externo especializado en esta materia, que contara con una amplia experiencia, para lo cual analizó diversos proveedores del mercado local.
Fue así como la Universidad Tecnológica de Chile Inacap optó por contratar los servicios de América XXI, empresa con 18 años de experiencia en el mercado chileno de la consultoría. “La decisión se fundamentó, básicamente, en su vasta experiencia en esta materia, y en la calidad y capacidad de su equipo humano. Sabíamos que ellos serían capaces de apoyarnos y ser absolutamente objetivos en materia de asesoría”, asevera.
Portilla señala que la única exigencia que se le planteó a este proveedor fue la necesidad de llevar a cabo este proceso de evaluación en un plazo determinado, cuya fecha límite era diciembre del año pasado, para lo cual se estructuraron, por parte de ambas compañías, equipos de trabajo y planes acordes a este requerimiento.
Herramientas permanentes
El modelo CMMI (Capability Maturity Model Integration), desarrollado por el Software Engineering Institute (SEI), es un sistema de mejoramiento de la calidad del proceso de software que integra, además de la disciplina de ingeniería de software, las relativas a ingeniería de sistemas, desarrollo integrado de productos y procesos, y adquisiciones.
Este servicio tiene por finalidad capacitar, promover, implantar y ejecutar al interior de las empresas, las técnicas, herramientas y métodos asociados al mejoramiento de la calidad del proceso de software.
“El modelo de evaluación de América XXI es muy estricto y ellos son muy exigentes en términos de aplicar estos procesos, lo cual nos permitía comprobar fehacientemente si estábamos cumpliendo los niveles de desarrollo y así garantizarnos plena seguridad de su ejecución”, enfatiza Portilla. “En definitiva, la compañía nos proporcionaba de manera permanente las herramientas necesarias para monitorear el proyecto”, agrega.
Estos modelos permiten evaluar, dentro de su ámbito de cobertura, el grado de formalización, consistencia y aplicación de las prácticas de desarrollo de software y de productos en una organización.
Cada evaluación se realiza mediante la aplicación de una metodología que permite identificar las debilidades técnicas y organizacionales, y formular un plan de acción consistente para superar los problemas identificados.
“Universidad Tecnológica de Chile Inacap definió un grupo de personas que trabajarían en este proyecto, mientras que América XXI aportó otro equipo para la implementación de la certificación. Dentro de este contexto, se llevaban a cabo reuniones quincenales, mientras que en el día a día teníamos contacto directo con un asesor, quien aclaraba todo tipo de dudas y nos apoyaba permanentemente en la incorporación de diversas variables”, explica el Subgerente de Calidad de la entidad educativa.
Seriedad y disponibilidad
El proceso formal de certificación finalizó a fines de diciembre de 2009, tal como se había planificado, y fue ejecutado a entera satisfacción del cliente final. “El servicio prestado fue excelente. Lo principal es que América XXI es una empresa que conoce este sistema y sabe muy bien lo que debe hacer”, ejemplifica Portilla.
Otro aspecto esencial del servicio ofrecido, tiene relación, a su juicio, con la capacidad del equipo humano de mantener los niveles de independencia y objetividad, ya que es una compañía “que no se ‘contamina’ con presiones de ningún tipo”, añade.
Asimismo, de acuerdo al ejecutivo, la disponibilidad y disposición de la firma fue óptima, tanto presencialmente como por medio de contacto telefónico y correo electrónico. “Siempre estuvieron atentos y disponibles a nuestros requerimientos”, enfatiza.
En cuanto a las ventajas logradas, Ojeda asegura que éste es un proceso a mediano plazo y que involucra esencialmente beneficios directos para los usuarios finales; pero hasta el momento, afirma, ya se han vislumbrado importantes cambios internos. “Los procesos ahora siguen un procedimiento estándar; son más estructurados, ordenados, con aprobaciones de los responsables y registro en los controles de cambios, lo cual nos permite lograr mayor claridad y un mejor monitoreo de todos los proyectos”, concluye.