Adiós a los cables: Ya llega el USB inalámbrico

Un nuevo estándar tecnológico comienza a desplegarse por el mundo y promete cambiar nuestras vidas: el USB inalámbrico. Hará desaparecer las marañas de cables en nuestros hogares y oficinas, y simplificará el intercambio de información entre la enorme variedad de aparatos electrónicos que utilizamos hoy. (Claro que no ayudará en nada a mantener por las nubes al precio del cobre).

Publicado el 31 Ago 2008

usbw

Un nuevo estándar tecnológico comienza a desplegarse por el mundo y promete cambiar nuestras vidas: el USB inalámbrico. Hará desaparecer las marañas de cables en nuestros hogares y oficinas, y simplificará el intercambio de información entre la enorme variedad de aparatos electrónicos que utilizamos hoy. (Claro que no ayudará en nada a mantener por las nubes al precio del cobre).

Aunque Bluetooth y las redes Wi-Fi del estándar 802.11 ya permiten conectar varios tipos de dispositivos inalámbricamente, el USB inalámbrico es muchísimo más poderoso y más versátil. Funciona en base a una tecnología de banda ultra ancha Ultra-Wideband (UWB), que opera en base a pulsos de una duración extremadamente corta (que se miden en picosegundos) y que distribuyen su energía sobre un enorme ancho de banda (un rango de 7,5 GHz).

Puesto que UWB debe distribuir la energía sobre un ancho de banda tan grande, la densidad espectral de ésta es muy pequeña, por lo que su nivel de interferencia con otras señales que estén utilizando esa porción del espectro radioeléctrico es prácticamente nula.

Por esto es que el USB inalámbrico puede ser usado conjuntamente con otros sistemas de comunicaciones, sean éstos los ya nombrados, GPRS o WiMax. Y ésa es también la razón por la cual los requerimientos de energía que hace a los dispositivos que lo emplean sean la mitad de lo que exigen esas otras tecnologías (una ventaja mayor para los aparatos que funcionan a batería).

El enorme ancho de banda que usa el wireless USB hace posible que hasta 127 dispositivos electrónicos se interconecten simultáneamente en forma inalámbrica, e intercambien información digitalizada a velocidades notables, incluyendo señales de datos, audio y video.

Para aparatos situados a menos de 3 mt de distancia entre sí esta velocidad llega hasta 480 Mbps (lo mismo que el actual sistema alámbrico USB 2.0), y si están a distancias de entre
3 mt y 10 mt, alcanza 110 Mbps.

Por este limitado rango operativo, se considera a la UWB como una tecnología del tipo “Wireless Personal Area Network” (WPAN) apropiada sólo para hogares y oficinas pequeñas. Pero aunque su poder es bastante restringido en términos de espacio, dentro de estos límites es extremadamente poderosa. Permite intercambios simultáneos de cantidades masivas de información entre una gran variedad de dispositivos, y en todo tipo de formatos digitales, sin que interfieran entre ellos.

Y estas comunicaciones pueden ser tan exigentes como accesos múltiples a distintos canales de video de Alta Definición, al mismo tiempo que varios PCs operan en Internet e interactúan inalámbricamente con sus periféricos, y equipos de audio intercambian archivos de música.

El USB inalámbrico funciona en base a la tecnología UWB que permite transportar simultáneamente todo tipo de señales, incluyendo audio y video, además de datos, utilizando un espectro de frecuencias que abarca 7,5 GHz (desde 3,1 hasta 10,6 GHz), y optimizando la velocidad de transmisión a través de la subdivisión de ese espectro en 15 sub-bandas de 500 MHz.

Además, puesto que cada país regula su espacio radioeléctrico de manera distinta, UWB permite modificar fácilmente la especificación de las sub-bandas de manera que cualquier aparato electrónico dotado de esta capacidad pueda funcionar independientemente del país, configurándolo previamente de la manera adecuada.

La historia de esta tecnología

Se trata de una tecnología ‘archiprobada’, puesto que los equipos UWB tienen una larga historia en el campo militar, donde empezaron a ser utilizados desde la década de los 60’.

Pero entonces eran equipos extremadamente caros, construidos uno a uno de una manera bastante artesanal.

Todo esto cambió radicalmente con la aparición de los circuitos integrados, pero el mundo militar se resistió por mucho tiempo a permitir el uso civil de esta tecnología.

Fue sólo en febrero de 2002 que la Federal Communications Commi-ssion (FCC), la autoridad regulatoria para telecomunicaciones en Estados Unidos, autorizó el uso sin licencia previa de tecnologías de banda ultra ancha Ultra-Wideband.

Claro que impuso restricciones draconianas a sus especificaciones. Pueden ocupar hasta 500 MHz en el centro de las radiofrecuencias operando entre 3,1 y 10,6 GHz, y con un límite de hasta 41.3 dBm/MHz para sus emisiones.

Estas especificaciones fueron refrendadas en noviembre de 2005 por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) como recomendación para las jurisdicciones nacionales, y muchas de ellas, incluyendo a la británica Ofcom, han incorporado ya a sus esquemas regulatorios la autorización al libre uso de UWB dentro de esos límites.

Este proceso de estandarización global ha abierto las compuertas para la proliferación del USB inalámbrico por el mundo, ya que proporciona a los fabricantes de dispositivos la claridad regulatoria que necesitan para invertir en la incorporación de capacidades de comunicación UWB en sus productos.

Los expertos coinciden en que, dadas las múltiples ventajas que ofrece, la difusión de esta nueva tecnología de comunicaciones será muy rápida.

Según Javier Martí, Director del Centro de Tecnología Nanofotónica de la Universidad Politécnica de Valencia, la Ultra-Wideband es “la tecnología del futuro” pues “la captura de la información es muy superior a la actual, llegando a escalas de centenas de femtosegundos, es decir, la millonésima parte de un segundo -gracias al mayor ancho de banda disponible-. Esto repercute en una transmisión mucho más rápida que otro tipo de tecnologías, y a un costo muy inferior”.

Por esto vaticina que al menos 500 millones de dispositivos UWB entrarán en acción dentro de los próximos cuatro años.

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Redacción

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