Todos los cambios trascendentales nacen de un ambiente que permite ese mismo cambio. El núcleo de la ACTI son ciertas ideas fuerza orientadas a la creación de un medio ambiente propicio, para que el cambio trascendental, sea el desarrollo de Chile. Uno sostenido en lo que hoy -sin lugar a dudas- es el factor fundamental de la economía y el progreso mundial: la tecnología e innovación.
Estas ideas las podríamos condensar en los cuatro pilares de las políticas de la ACTI: I+D+i (investigación, desarrollo e innovación), capital humano, acceso (banda ancha), e institucionalidad TIC, agregando además un componente que será un sello de los dos años que vienen: el emprendimiento.
Abriendo el camino al desarrollo
El 2013 fue nombrado por el Gobierno como el año de la innovación, así que será un foco principal de este nuevo período de la ACTI el pilar del I+D+i, esencial para la proyección del desarrollo nacional. De hecho, ningún caso de éxito de los países que han alcanzado el desarrollo excluye una presencia fuerte del I+D+i.
Mientras en Chile la inversión en I+D no supera el 0,5% del PIB, en los países de la OCDE el promedio es del 2,3%.
Por esto seguiremos estimulando a que se den pasos como la aprobación de los cambios a la ley de I+D, y definitivamente trataremos de ir más allá incluso, pues son muchas las transformaciones al modelo que necesitamos hacer en Chile para que el uso efectivo de esta ley y el aumento de la inversión en I+D en el país, realmente ocurran, abriéndonos el camino al desarrollo.
Al hablar de capital humano hay que tener en cuenta el fuerte desarrollo económico de los últimos años, lo que ha generado una demanda creciente -no satisfecha- de las especialidades de ingeniería y grados técnicos, derivando en una escasez del recurso humano especializado.
Por eso hay que fomentar el diseño de una política de incentivos tanto para estudiar programas TIC conducentes a títulos de nivel superior, como programas cortos que permitan el redireccionamiento de la fuerza laboral, con fórmulas de apoyo para los sectores de menores recursos, dándoles a éstos el acceso a carreras bien remuneradas que les permitirá surgir a ellos y sus familias.
En cuanto a la banda ancha, es claro que alcanzar la cobertura y el nivel de acceso que Chile requiere no será resuelto por el mercado por sí solo, por lo que la ACTI propone que sea declarada servicio público de primera necesidad, al igual que el agua, la electricidad, el gas y el teléfono. Los países que no cuentan con banda ancha al nivel de estos otros servicios no pueden llamarse desarrollados.
El pilar de la institucionalidad TIC está orientado a sustentar una política coherente en ciencia y tecnología en Chile. Debemos continuar con el proceso de construcción de conciencia sobre la necesidad imperante de este tema, que culmine con el nombramiento de un ministro de Ciencia y Tecnología, ya sea por la formación de una nueva cartera o la modificación de una cartera existente, como la de Economía o la de Telecomunicaciones, como lo hizo recientemente Colombia, país que nombró al Ministro de Telecomunicaciones como Ministro TIC.
Y finalmente el emprendimiento, un sello de lo que será este nuevo período. Este es un pilar que trasciende, pues no importa el tamaño ni la edad de los emprendedores, impulsa el desarrollo de nuevos talentos y la generación de nuevas actividades en el país, construyendo un ecosistema orientado a la modernización, en el que prolifera el crecimiento de Pymes tecnológicas, y el desarrollo de patentes, entre otras áreas de gran importancia.
Son muchos los desafíos, es innegable, pero así como la misma tecnología nos ha sorprendido con grandes revoluciones en tan solo un par de años, en ACTI creemos que Chile puede homologar esa capacidad de evolucionar. Son nuevos tiempos, y debemos darnos cuenta de que somos capaces de pasar, del sueño, a la construcción real del desarrollo. Pero para eso debemos partir por construir, todos juntos, los pilares que sostengan el nuevo futuro.