La observabilidad es un concepto que va más allá del simple monitoreo y gracias al seguimiento continuo de sistemas y aplicaciones permite detectar fallas, anomalías y vulneraciones a tiempo, incidiendo así en la experiencia de usuarios, tanto internos como externos, de las organizaciones.
Algunos sectores han integrado más tempranamente soluciones de observabilidad, como hospitales, gobierno y servicios financieros, entre otros, pero hoy se aprecia una incorporación más transversal, ya que las empresas van creando nuevas áreas y cada cual posee un ambiente informático propio. Esto repercute en una falta de control sobre una visión panorámica de la salud digital de las plataformas de negocio, lo que se puede resolver con la observabilidad.
“La contratación de este tipo de servicio ha crecido en los últimos tres años. El 47% de las compañías están invirtiendo en soluciones de observabilidad, automatización TI, y un 44% menciona una mayor adopción de herramientas de observabilidad. A fines de 2022, pocos tenían conocimiento en Chile sobre observabilidad, pero actualmente es un servicio de alta demanda. Muchas organizaciones desean asegurar la continuidad y calidad de sus servicios, transfiriendo la tarea de monitorear 7×24 sus plataformas productivas a empresas especializadas, permitiendo a ellos dedicarse a hacer crecer su negocio”, señala Marcelo Castillo, gerente de desarrollo de servicios gestionados de TLine Chile.
“Una empresa no monitoreada podría tardar mucho tiempo en resolver un problema, afectando directamente la operatividad, la producción y la experiencia de usuarios internos y externos de la organización, cada vez más exigentes. A fin de cuentas, la calidad de un servicio pasa por la eficacia de la experiencia de cada usuario”, añade el ejecutivo.
Un servicio de observalidad guarda directa relación con la experiencia del usuario, pues informa automáticamente los cambios de estado en las plataformas, baja de servicios, vulneración de plataforma, etc.; notificando alertas (por correo, WhatsApp, teléfono o mensaje de texto) a quien la empresa contratante identifique como resolutor.
