Cambios de fase, mayor apertura, múltiples actividades permitidas, retorno a la presencialidad y aforos menos restrictivos, son todas condiciones que imponen un nuevo desafío al control del coronavirus y que hacen que mantener la distancia social se torne más relevante que nunca. En ese contexto, una tecnología belga se está perfilando como un gran aliado.
Se trata de un pequeño pequeño brazalete electrónico que alerta cuando lo metros entre dos personas no son los adecuados. El dispositivo, de apariencia similar a los conocidos smartwatch detecta la ubicación de las personas en tiempo real y, si éstos se acercan demasiado, emite una vibración, además de una señal en la pantalla como advertencia. Todo esto manteniendo la privacidad de los datos de las personas, puesto que nadie tiene acceso a sus ubicaciones y esel sistema, de manera autónoma, el que advierte las irregularidades.
Otro punto fundamental es que no exige conexión a internet, siendo esto también un respaldo de que la información no será vista por otros o almacenada en alguna nube. Pablo Psijas, Country Manager de SEAL Telecom, compañía que trajo la tecnología al país, aseguró que “la solución está siendo ampliamente implementada en espacios de trabajo o faenas industriales, ya que las personas, inconscientemente, olvidan los límites en el marco de sus tareas diarias”.
Una ventaja del brazalete es que, además de avisar ante la falta de distancia, permite saber quienes estuvieron cerca de un trabajador durante las últimas semanas, lo cual es una herramienta potente a la hora de trazar posibles contagios. Junto con ello cabe destacar su fácil utilización, ya que maneja una interfaz sencilla y no exige proceso de instalación. “En esta vuelta a la presencialidad es fundamental velar por la seguridad de los trabajadores y para eso, innovaciones como esta son la base. Adaptarnos a la nueva realidad exige incorporar estas soluciones de vanguardia”, enfatizó Pablo Psijas.