Centro de Investigación e Innovación de Viña Concha y Toro presenta últimos avances

Publicado el 27 Nov 2018

Desde el cultivo del viñedo hasta la producción del vino. El Centro de Investigación e Innovación (CII) de Viña Concha y Toro trabaja en proyectos que abordan toda la cadena productiva, con el objetivo de hacer de la industria vitivinícola una más innovadora, sustentable y competitiva.

El CII, ubicado en el corazón del Valle del Maule, junto a Lourdes -el fundo más grande de la compañía- se inauguró en 2014 y contó con una inversión inicial de US$ 5 millones.

En los cuatro años que lleva operando, el CII ha avanzado en investigaciones de mediano y largo plazo que buscan, por una parte, apoyar la toma de decisiones del área agrícola y enológica. Por otro lado, se ha enfocado en investigar e implementar nuevas metodologías que apuntan a mejorar la calidad de plantas y uvas, modernizar sus procedimientos y alcanzar el más alto estándar en los vinos producidos.

En este sentido, en 2017 el CII dio un gran paso al consolidar la transformación digital de sus procesos de vinificación. Uno de los focos del CII ha sido adaptar la tecnología disponible a las necesidades específicas de la industria vitivinícola. De esta manera, el CII se ha mantenido a la vanguardia de la innovación, aplicando las herramientas más útiles en su quehacer investigativo.

Una de las áreas que más ha avanzado gracias a esta modernización es el Laboratorio de Biología Molecular, que ha logrado generar conocimiento sobre el material genético de las vides con tecnología de última generación. Esta ha sido una herramienta crucial para avanzar en una de las líneas de investigación del CII: mejorar la condición fitosanitaria de las vides.

El foco de este laboratorio es determinar las enfermedades que pueden estar presentes en los viñedos. Una de las formas de hacer esto es extrayendo el ADN de la planta en búsqueda de patógenos. A través del análisis de muestras en equipos de alta tecnología, se puede saber si se está en presencia de un patógeno, cuántos tipos hay y su cantidad.

Uno de los instrumentos que ha aportado significativamente a esta labor es STARLet, un equipo de sistema automatizado, único en Chile, que permite aumentar la capacidad de análisis de muestras, reducir el tiempo de ejecución y eliminar casi por completo el error humano asociado a la preparación y análisis.

Con la información obtenida, se puede implementar un tratamiento para eliminar o reducir la presencia de enfermedades en el viñedo. En el área de microbiología, se hacen investigaciones para determinar cuál es la mejor manera de reforzar las plantas, para que sean más resistentes frente a las diferentes enfermedades.

Por ejemplo, se estudia el uso de hongos benéficos que ayudan a la planta a tomar nutrientes de forma más eficiente y, a la vez, hace que la planta sea más robusta. Este es uno de los objetivos del centro, generar plantas 2.0: más sanas y más fuertes, que puedan producir uva de gran calidad y por más tiempo.

La revolución tecnológica también ha impactado en las distintas etapas del proceso de vinificación. Esto forma parte de uno de los programas estratégicos desarrollados en el centro: Industria Vitivinícola Inteligente. En la Bodega Experimental del CII se investiga a través de un bin de fermentación automatizado, con sensores y controladores que permiten obtener datos específicos del proceso.

Además, el bin cuenta con una interfaz que permite monitorear la temperatura y realizar operaciones de remontaje, aspectos cruciales para la producción del vino. De esta manera, no sólo se pueden ir controlando parámetros durante la fermentación, sino que también se minimiza la intervención humana y se puede actuar a tiempo ante imprevistos.

La información es recolectada en un servidor, al que se puede acceder para procesar los datos, generar análisis matemáticos y modelos predictivos. Esta masa gigante de información, que entra en la categoría de Big Data, es complementada con datos provenientes de los laboratorios analíticos del CII, bodegas industriales, datos operacionales y de análisis sensorial del vino. Toda la información es procesada mediante algoritmos y modelos matemáticos basados en Machine Learning -aprendizaje automático-.

El uso y procesamiento de Big Data, la aplicación de herramientas de Inteligencia Artificial y la implementación de infraestructura de redes, han hecho del CII un verdadero ejemplo de “Smart Wine Industry”. Estas herramientas no sólo ayudan a decidir cuándo cosechar, cuánto regar y cómo vinificar, sino que también permite avanzar hacia una uva y vino de mayor calidad, usando los recursos de manera más eficiente y sustentable.

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Redacción

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