Adolfo Carrasco.
La convergencia que se ha producido entre los mercados de salud y TI ha implicado que cada vez más profesionales de ambas áreas deban sostener comunicaciones efectivas, abordando temas en los que los códigos, señales y comportamientos no son manejados con la profundidad y familiaridad deseables. Así, cada organización se ha tratado de potenciar en ambas disciplinas, haciendo que la utilización de recursos no sea óptima y que la rueda haya tratado de ser inventada en múltiples ocasiones.
En un escenario en que cada vez es más importante la productividad, es más conveniente la construcción de puentes de comunicación efectiva entre personas, para que los objetivos de las organizaciones puedan ser cumplidos de mejor manera.
Unión entre salud y TI
Años atrás, al interior de una organización de salud, el área de TI era considerada solo como un apoyo para que la contabilidad fuera realizada de manera oportuna y para que los correos electrónicos fluyeran sin problemas. Hoy, sin embargo, son múltiples las necesidades que deben ser cubiertas por un grupo operacional que tenga conocimiento y experiencia en múltiples temas tecnológicos, a la vez que de salud, de modo que ya no se tienen grupos con intereses separados, sino que tiende hacia un solo bloque de acción que cubra efectivamente las necesidades de la institución completa.
Solo como ejemplo: para poder hacer una cirugía con el robot Da Vinci, se deben sortear interesantes problemas de infraestructura tecnológica, programación, operación y gestión, los cuales no pueden ser vistos de manera aislada por el grupo de informáticos o por el grupo de médicos. Si además se quiere tener contacto con cirujanos externos o participar de las redes de quirófanos integrados, se deben considerar los temas de comunicaciones y telemedicina, de manera que se depende de la unión entre los mundos de salud y TI, para que el paciente, quien a la larga debe ser el beneficiario de estos servicios, tenga una experiencia positiva.
Al analizar más detenidamente este ejemplo se puede concluir que, aun dando por sentado que la tecnología no presente ninguna barrera a la operación de un robot, no se pueden ignorar los siguientes puntos desde el lado de las relaciones entre personas:
• ¿Quién es el encargado de enseñar los códigos de comunicación relevantes para que se logre una comunicación efectiva entre dos personas de mundos tan diferentes?
• ¿Cómo se puede convencer a alguien que no posee mi formación, ni usa mi lenguaje, para que haga las cosas de una forma que a mí me den seguridad?
• ¿Cómo se pueden acortar los tiempos y costos de formación de nuevos equipos multidisciplinarios al interior de una organización?
• ¿Cómo puedo confiar en métodos de trabajo ajenos, si no valido primero a las personas?
Trabajo en equipo
Si bien es cada vez más común el encontrar postítulos e incluso carreras universitarias completas que buscan cerrar esta brecha, no es menos cierto que al momento de conversar y buscar lograr acuerdos, tanto los “computines” como los “blancos” se encuentran en terrenos donde no se sienten del todo cómodos y pasan bastante tiempo tratando de entender a la contraparte.
Entendiendo estas complejidades y la necesidad que tienen las instituciones de optimizar su gestión, el dotar al personal con herramientas que mejoren su comunicación en el día a día es, efectivamente, construir estos nuevos puentes que potencian el trabajo en equipo.
