Un innovador proyecto de tesis de Magíster en Ciencias de la Ingeniería mención Tecnologías de la Información, de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), estudió los resultados comparativos de inversión en criptomonedas versus otros instrumentos de inversión tradicionales, durante el periodo de la pandemia.
La crisis sanitaria instalada en marzo de 2020 y extendida hasta diciembre de 2021, significó una crisis financiera debido a dos razones: la incertidumbre ante eventuales escenarios desconocidos; y las medidas e intervenciones impuestas por entidades gubernamentales que afectaron directamente la actividad económica, impidiendo que esta funcionara con normalidad.
El estudio corresponde a la tesis del ingeniero Jorge Muñoz, Magíster en Ciencias de la Ingeniería mención Tecnologías de la Información, de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la UAI, Campus Viña del Mar, quien explicó: “Los inversionistas interpretan los escenarios inciertos como un mal momento para invertir, o incluso, como un momento para retirarse de sus inversiones por medio de la venta de activos. Lo anterior tuvo como consecuencia una caída sistémica de los precios del mercado en general y un aumento significativo en los niveles de volatilidad”.
Para el ingeniero y magister UAI, uno de los principales problemas de las crisis financieras es que varias clases de activos tienden a comportarse de la misma manera. En ese sentido, es inevitable no pensar en las criptomonedas como una alternativa de inversión. Así, Muñoz aclaró que las criptomonedas nacen con el objetivo de ofrecer una alternativa al sistema financiero tradicional, es por eso que son descentralizadas por naturaleza, es decir, no dependen de instituciones como bancos, ni están ligadas a la economía de algún país.
No obstante, la creación de las criptomonedas aún es muy reciente (desde el 2008 con la creación de Bitcoin) y aún se debate su efectividad como un refugio seguro.
Muñoz mencionó que un “refugio seguro” es un activo que no está correlacionado o está negativamente correlacionado con el mercado cuando éste exhibe sus rendimientos más bajos. Sin embargo, el rol de las criptomonedas como un posible refugio seguro ha sido criticado debido a otros aspectos como la alta volatilidad, la menor liquidez en comparación a otros activos y el comportamiento de una burbuja especulativa.
El estudio buscó afirmar que las criptomonedas fueron un refugio seguro durante la crisis del Covid-19. Las criptomonedas son activos digitales que se sustentan bajo la tecnología blockchain para garantizar su seguridad y funcionamiento sin requerir de una tercera parte de confianza, como es el caso de un banco.
Muñoz sostuvo que, “analizando la correlación de 963 activos respecto al mercado S&P 500 se pudo encontrar 299 activos considerados como refugios seguros. De estos, las criptomonedas fueron el sector con mayor proporción de refugios con un 47.06% (24 de 51), seguido de las acciones del sector de tecnologías con un 43.68% (38/87) y las acciones del sector de consumidores cíclicos con un 34,78% (32/92)”.
Tras el análisis, los activos identificados como refugios seguros pertenecientes al mercado financiero tradicional, exhiben características similares a cualquier otro activo; es decir, la clase de activos que se suponía debía ofrecer un comportamiento distinto al resto del mercado, en realidad no lo hizo. En algunos casos, las criptomonedas tendieron a formar grupos entre ellas y separadas del mercado financiero tradicional, exhibiendo así un comportamiento distinto a este mercado.
Pese a su buen rendimiento durante la pandemia, no es posible asegurar con certeza que las criptomonedas serán un refugio en futuras crisis. Es importante tomar en cuenta dos factores: primero, dependiendo de la naturaleza de una futura crisis (climática, guerras, pandemias, netamente financiera, etc) puede ser una buena o mala idea refugiarse en criptomonedas, y segundo, la confianza que depositan los inversionistas en las criptomonedas y su uso regular.