Por Marcelo Solari, Líder de Innovación en Arcadis Chile.
El tránsito de la minería chilena hacia las tecnologías de la denominada “cuarta revolución industrial” es clave para que el país mantenga su posición de liderazgo en el mercado mundial.
Así, el gran reto de este sector (vital para la economía pues aporta cerca del 15% del PIB, el 60% de las exportaciones y el 20% de los ingresos fiscales) es maximizar su valor económico, social y ambiental, mejorando su competitividad en un entorno global de profundas transformaciones.
“Actualmente, según estudios llevados a cabo por S&P Capital IQ, en el caso de la industria local sus márgenes están bajo el promedio del 30% de los últimos diez años, y pese a esto, la meta es mantener la participación de Chile en el mercado global. En este contexto, una industria 4.0 en Chile no solo es factible, sino decisiva”.
Las disrupciones tecnológicas están revolucionando múltiples ámbitos productivos, integrando soluciones basadas en la robótica, automatización de procesos o economía circular. Entre los avances se cuentan las redes de conectividad 5G y el internet de las cosas industrial (IIot), que hace posible la operación con maquinarias autónomas, por ejemplo.
La Inteligencia Artificial (impulsada por algoritmos de mayor sofisticación), el potencial de la nano y biotecnología, la impresión en 3D o la robótica seguirán siendo, y cada vez con más frecuencia, las tecnologías de base para aquellas innovaciones que permitirán optimizar procesos fundamentales del negocio y su cadena de valor. Su convergencia contribuirá a consolidar una minería inteligente: más eficiente, segura, sostenible y circular.
No es posible proyectar una industria que aproveche el potencial de recursos como el hidrógeno verde o el litio, claves para descarbonizar la matriz energética o la electromovilidad en la era del cambio climático, sin una adopción estratégica de estos nuevos desarrollos.
Una minería inteligente es también una minería sustentable, que requiere de empresas con modelos de negocio ágiles, capaces de consolidar canales de distribución adaptativos; procesos estandarizados y automatizados con capas de inteligencia artificial; y de dar soporte a sus equipos con herramientas “cloud” híbridas que desplieguen el potencial de tecnologías como el Data Science.
El desafío de mejorar y avanzar aún más en la transformación tecnológica de la minería hacia una producción “más inteligente” y “sostenible” no será espontáneo. Se requiere de visión y del involucramiento de múltiples partes interesadas, y acelerar un cambio cultural que sitúe en el centro del negocio a las personas y el medioambiente. Se necesita de organizaciones resilientes que pongan en valor el conocimiento y promuevan el crecimiento de sus equipos.