La iluminación, un elemento clave para la productividad industrial

Cuando hablamos de productividad en la industria, es corriente que toquemos aspectos del proceso productivo, control, equipos, materias primas, energía o capacitación, pero rara vez se menciona la iluminación como un factor relevante. Sin embargo, todo lo anterior está supeditado a una buena iluminación. Pero no confundir buena iluminación, con mucha iluminación.

Publicado el 30 Sep 2021

scom2

La iluminación de calidad no solo depende de los equipos de iluminación que se utilicen sino de que se cumplan ciertos parámetros de calidad y cantidad de luz, estrechamente asociados al tipo de trabajo que se realiza.

Si el trabajo es delicado o se deben leer caracteres pequeños, se debe visualizar diferentes colores con sutiles graduaciones o se requiere visualizar defectos en elementos que se mueven rápido u otras problemáticas similares, la solución no es solo más luz. La luz visible es una radiación dentro de un rango bastante estrecho del espectro de radiaciones posibles. El ojo humano está evolutivamente preparado para ver solo en ese rango. Sin embargo, dependiendo de la actividad a desarrollar la calidad y cantidad de la luz permiten al ojo humano ver más, con más detalle y percibir diferencias y anomalías.

Lo anterior no es nada nuevo, lo apreciamos diariamente en cosas cotidianas. Si leemos un libro al lado de una ventana y disminuye la cantidad de luz, necesitaremos encender alguna lámpara que nos provea de la luz adicional necesaria. Pero no todos se dan cuenta de que si encendemos una lámpara con luz mal llamada “cálida” (amarillenta) necesitaremos bastante más luz que si prendemos una lámpara con luz “día” (blanca).

Lo que sucede es que el ojo humano esta evolutivamente preparado para ver más y mejor a pleno sol, bajo sombra (luz blanca). Esto significa técnicamente unos 5.500°K. Esto es así porque esa es la luz que nos llega del sol a medio día.

Si la luz es más amarilla (3.500- 4.000°K) el cerebro lo interpreta como el ocaso y, por lo tanto, produce somnolencia.

Al contrario, si la luz es más azulada (6.500-7.000°K), quiere decir que nos acercamos al ultravioleta y produce sobreexcitación.

Como vemos, los extremos son malos. Pero, a pesar de esto nos ofrecen lámparas en ambos extremos del espectro visible; en un caso porque nos convencieron de que era “luz cálida”, cuando no lo es, ya que técnicamente es más fría y, en el otro extremo, nos muestran instrumentos (luxómetros) que marcan mayor cantidad de luz, cuando en realidad es luz no adecuada al ojo humano.

Seleccionando iluminación

Por todo lo anterior y otros aspectos técnicos necesarios de evaluar, como vida útil, cantidad de luz emitida por cada watt consumido (lúmenes por watt), ángulo de distribución, protección adecuada al tipo de trabajo que se realiza y otros, al seleccionar iluminación para nuestro proceso productivo, debemos considerar el tipo de trabajo que se realiza, la cantidad de luz necesaria para el desarrollo adecuado de la actividad y la normativa a la cual debo ceñirme. No siendo estos aspectos tan obvios o simples de analizar en las alternativas disponibles, nuestra sugerencia es solicitar asesoría y conjuntamente definir qué tipo de lámpara, de qué potencia y cuántas necesito para resolver mi problemática.

Todo ello, además, debe estar dentro de los parámetros fijados por la normativa vigente para Chile u otro tipo de norma que afecta a la producción como, por ejemplo, las Normas HACCP o BRC de trazabilidad alimentaria que, por sus características de aseguramiento de calidad, tienen estándares aún más exigentes que las normativas chilenas vigentes.

Finalmente, la buena iluminación significara valor agregado de nuestros productos y, consecuentemente, mayor valor percibido en el mercado y una importante retribución económica.

¿Qué te ha parecido este artículo?

¡Síguenos en nuestras redes sociales!

Redacción

Artículos relacionados

Artículo 1 de 3