Inversión en TIC: ¿Amenazada por la crisis?

Frente a un mercado temeroso y con tipo de cambio volátil a cuestas, América del Sur sale airosa cuando de hacer frente a la crisis se trata. Como todas las economías del mundo, cae azotada también por la crisis norteamericana. ¡Cómo no! Pero resiste sus vaivenes con asombrosa hidalguía. Si bien las cifras de crecimiento proyectadas por IDC para la industria de Latinoamérica en el 2009 eran de 17% promedio hasta agosto del año pasado y cayeron a 7% a partir de septiembre, un incremento sobre cinco puntos parece todo un éxito frente al desplome de grandes economías, que no prevén crecimientos para los próximos meses y que, incluso, se han declarado en recesión inminente.

Publicado el 31 Mar 2009

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Frente a un mercado temeroso y con tipo de cambio volátil a cuestas, América del Sur sale airosa cuando de hacer frente a la crisis se trata. Como todas las economías del mundo, cae azotada también por la crisis norteamericana. ¡Cómo no! Pero resiste sus vaivenes con asombrosa hidalguía.

Si bien las cifras de crecimiento proyectadas por IDC para la industria de Latinoamérica en el 2009 eran de 17% promedio hasta agosto del año pasado y cayeron a 7% a partir de septiembre, un incremento sobre cinco puntos parece todo un éxito frente al desplome de grandes economías, que no prevén crecimientos para los próximos meses y que, incluso, se han declarado en recesión inminente.

En esta pasada, todos los sectores productivos han visto amenazadas sus expectativas, especialmente a partir de la volatilidad en el tipo de cambio, que hizo crecer la desconfianza y el miedo en proveedores, clientes y usuarios finales. En el caso de la inversión en Tecnologías de Información y Comunicaciones, el impacto se percibe hoy a nivel de presupuestos cada vez más limitados; extremadamente cautelosos frente a la conveniencia de la implementación de nuevas tecnologías.

Hoy la racionalidad domina toda decisión de compra e inversión en materia de hardware y software. El acceso a crédito está restringido, por lo tanto, las inversiones deben tener un carácter estratégico y un ROI a prueba de falla. Y no es para menos, porque frente a un presupuesto apretado nadie puede equivocarse en qué invertir.

Aun así, son numerosas las variables que hacen necesario apostar en TIC para servir con un golpe de revés y resistir este difícil partido. También son varias las razones que sitúan a Latinoamérica y a Chile, especialmente, como los mercados en que la desaceleración mundial parece darnos una tregua. Aquí, tres argumentos:

1. Tecnología, sinónimo de rentabilidad

Hoy estamos asistiendo a un cambio en la demanda de productos. Tanto para fabricantes como para usuarios finales de tecnología, el enfoque está centrado en la optimización de los recursos y procesos de negocios. En el escenario actual el objetivo es reducir costos y ser más productivos. Asimismo, diversificar la oferta hacia nuevos clientes y mercados, sumándolos a los ya tradicionales; lo que en términos locales significa ‘poner los huevos en distintas canastas’.

¿Cómo lograr el esperado incremento de la productividad? Haciendo inversiones estratégicas en tecnología, que hagan posible entregar más rápido un producto y ofrecer una mejor calidad de servicio a los clientes y que, al mismo tiempo, permitan reducir costos en cualquier otra área que tenga que ver con la operación diaria de su negocio.

Las empresas que fabrican soluciones tecnológicas deben acercarse a sus clientes justificando la inversión desde el punto de vista del negocio, es decir, centrándose en porqué una determinada inversión puede reportarles beneficios. Ya no importa tan sólo el precio, sino factores como valor agregado, eficiencia y costo de operación a corto, mediano y largo plazo. Un nuevo concepto que juega un rol importante al momento de optar por una tecnología u otra es el tema ‘green’, una tendencia que junto con ir en la línea de protección del medioambiente, en muchos casos está relacionada con optimización de recursos y ahorro de energía.

El desafío de la industria es ser capaz de transmitir el mensaje: ‘inversión en TIC = aumento de competitividad’, para encontrar las oportunidades que la crisis le está dando.

2. Con los ojos puestos en LA

La crisis, vista desde los países de Latinoamérica, no se aprecia con un lente tan negativo como el prisma impuesto en Estados Unidos y Europa. El ser América del Sur una región emergente le permite levantarse como una opción interesante para las compañías transnacionales, que están buscando dónde incrementar su capital en tiempos en que, en gran parte del mundo, las posibilidades ciertas de crecimiento están visiblemente afectadas.

Es un hecho que las grandes empresas no invertirán en regiones donde las proyecciones anticipan crecimientos negativos y que sí lo harán, en cambio, donde las cifras de la industria se prevén con números azules. Ellas están volteando hacia LA, y destinando sus presupuestos de marketing y de desarrollo de nuevos productos hacia los países que pueden reportarles mayores niveles de incremento. La buena noticia es que las corporaciones están mirando a sus subsidiarias en América Latina, para apoyarlas y crecer junto con ellas.

3. Chile, una buena carta

A diferencia de Brasil y Argentina, dos países fuertemente afectados por la volatilidad del tipo de cambio, y también de México -muy dependiente de la economía norteamericana-, Chile ha sufrido con menos rigor la crisis económica que vive el mundo.

Es una de las economías mejor posicionadas del continente, porque aprendió de las crisis anteriores y se robusteció durante los últimos 25 años a tal punto, que hoy resalta como la más estoica de la Región. Es la que mejor resistió el ajuste de nuestras proyecciones de crecimiento, porque mientras las expectativas de IDC sobre la gran mayoría cayeron en promedio 10 puntos porcentuales, Chile sólo lo hizo de 7% a 6%.

A nivel macroeconómico, es uno de los pocos países que está buscando su punto de equilibrio sin intervenir el tipo de cambio, y ésa es señal de buena salud. Sin duda, Chile es un buen ejemplo de que en toda crisis hay oportunidades para crecer y que estar físicamente lejos de Estados Unidos tiene sus ventajas.

La autora, Cristina Rivas, es Licenciada en Mercadotecnia del Instituto
Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Estado de México.

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Redacción

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