Mauricio Ríos.
A nivel mundial, en la aspiración a las denominadas “Industrias 4.0” existe mucha convergencia de productos conectados a redes internas y externas que permiten recoger la información generada, y por sobre los cuales se están utilizando herramientas de analítica avanzada -Big Data y modelos predictivos-. Estos, complementados con data externa y precios, permiten hacer una mejor integración de cadenas de valor en industrias que sean cada vez más eficientes, productivas e inteligentes, con la capacidad de entregar mayor valor añadido y personalización a usuarios. En Chile, estamos muy lejos de esta realidad de manufactura avanzada en Europa, Asia y Norteamérica. La industria de nuestro país está aún implantando herramientas de automatización pero muy lejos de crear “plataformas inteligentes”; además, carecemos del capital humano y la formación especializada para ello.
Más productividad
Una industria 4.0 impulsa mayor productividad -tema clave este año en Chile-, gracias a una configuración e integración con terceros proveedores de líneas de producción que mejoran los tiempos de aprovisionamiento y calidad (QA). También, porque se dan menores tasas de fallas en un monitoreo predictivo de mantenimiento de máquinas y hay una mejor integración de información y modelos predictivos.
El mercado TI ofrece herramientas de automatización, como sensorización de todo tipo; plataformas de Big Data y Analytics, que nos permiten modelar y simular escenarios para una mejor toma de decisiones; y redes inteligentes, que posibilitan agregar información en diferentes formatos y estándares, con amplias capacidades de ciberseguridad y “en la nube”, para que los usuarios accedan a data en tiempo real; esto, sin invertir enormes sumas en infraestructura. La adopción de estas tecnologías depende, fundamentalmente, de la escala y complejidad -no todas las faenas industriales se benefician igual-, el nivel de variabilidad y personalización, además de la disponibilidad del recurso humano.
Mayor valor agregado
Si bien no hay plazo ni metas fijas para instaurar esta nueva forma de trabajo, sí existe una visión común: Chile puede avanzar en tecnificar y digitalizar sus industrias claves, aquellas en las cuales hay una clara fuente de ventaja competitiva y que sean estas nuevas herramientas de la economía digital -como información de redes sociales, cloud, Analytics & Big Data, Internet de las Cosas, movilidad, etc.-, las que permitan que nuestro país comience a desarrollar más valor y nuevos modelos de negocio sobre sus productos actuales, generando más y mejores servicios sobre ellos. Desde hace muchos años, nos hemos planteado que sobre la exportación de recursos naturales -minería, acuicultura, vinicultura, celulosa, agricultura, energía, entre otros- avancemos en conocimiento paquetizado para evolucionar a la “venta” al mundo de mayor valor agregado, en la forma de software, hardware, modelos de ingeniería avanzada y servicios de monitoreo de uso de tecnología propietaria, entre otros. Ese es el objetivo y la Industria 4.0 un medio para alcanzarlo.
Para la industria nacional el principal reto es innovar simplemente para ser sostenibles y mejorar la competitividad. La adopción tecnológica que proponen las Industrias 4.0 es voluntaria, pero la tecnología en sí misma no lo es. La tecnología llegó y está disponible, por lo que las compañías que cuanto antes comiencen este viaje, evolucionarán hacia mejores productos (productos cada vez más inteligentes) e innovación en los modelos de negocio que propondrán a sus clientes.