Aunque Chile es el país más adelantado en adopción de computadores e Internet de banda ancha, la velocidad y calidad de implementación de tecnologías por parte de las grandes empresas en nuestro país no es la esperada. La última versión del Estudio Nacional sobre Tecnologías de Información, elaborado por CETI UC (entidad dependiente de la UC), muestra que la inversión de las compañías de mayor tamaño está estancada en torno al 2,3% de su facturación y que éstas no han logrado generar un uso productivo de herramientas con tanto potencial como los smartphones, RFID, Factura Electrónica o la Web 2.0.
Esta realidad, que se agudiza en las compañías de menor tamaño, debe alertarnos sobre la necesidad de reenfocar la tecnología como herramienta de crecimiento de las empresas y pieza clave para potenciar todos sus procesos productivos, en especial frente al mundo global del que Chile es parte y que, como industria, nos obliga a estar atentos para salir hacia otros mercados.
La tecnología ha sido definida como un clúster transversal en la política de innovación y no cabe duda respecto a su capacidad de potenciar el desarrollo de todas las áreas económicas priorizadas en el país. En este sentido, nuestra industria debe estar alineada con los desafíos de los otros clusters como parte de una estrategia país para cimentar el crecimiento de éste. Además, en año de elecciones, la tecnología ofrece una oportunidad de incrementar la transparencia y la participación ciudadana a través de la red.
Oportunidades en el offshoring
Sin embargo, existe también una posibilidad única que el sector TI debe aprovechar, y ésta se refiere al potencial de Chile para impulsar el mercado de servicios tecnológicos globales u offshoring. Este mercado, que actualmente genera US$200 millones al año, puede expandirse en ocho años hasta alcanzar ventas por más de US$5.000 millones, lo que constituye una oportunidad que requiere crear una oferta atractiva para convertir a nuestro país en un polo de servicios offshore frente a Estados Unidos o la Unión Europea.
Para ello, debemos comenzar a fortalecer nuestro capital humano, que requiere una fuerte preparación en el manejo del idioma inglés, creando nuevas becas para perfeccionar sus estudios en el extranjero y trayendo, además, a expertos foráneos que nos ayuden a enfocar la preparación de técnicos y profesionales para el exigente mercado internacional.
Hasta ahora, nuestro país ve los efectos de las TI en áreas como los servicios financieros, las telecomunicaciones y el comercio, mientras las naciones desarrolladas están llevando las tecnologías a sectores menos tradicionales, convirtiéndose en adoptadores tempranos y situándose a la vanguardia del uso productivo de las TI.
Nuestra industria tiene entonces el doble desafío de crecer fortaleciendo la competencia interna y encaminándose a ser una industria madura y transable, lo que debe repercutir en la adopción de tecnología por parte de las empresas de todos los sectores para ser más productivas, y aprovechar la importante oportunidad que ofrece el offshoring para expandir su crecimiento más allá de nuestras fronteras.