Después de un año plagado de actividades enriquecedoras para la industria, es necesario realizar un balance de lo que fue nuestra gestión y de los hitos más importantes del sector tecnológico chileno, con el objetivo de plantear sobre bases sólidas los desafíos de este nuevo ciclo que comienza. Cerramos el 2006 satisfechos por los resultados que experimentó la industria, que durante el año pasado registró ventas por US$1.458 millones y un crecimiento de un 8,64%, lo que muestra que tuvimos un incremento superior a la expansión de la economía chilena. Esperamos que esta situación se mantenga en el 2007, en lo posible contando con un Producto Interno Bruto que muestre señales de recuperación tras el magro 4% conseguido en el 2006.
Una de las principales conclusiones es la imperiosa necesidad de continuar y seguir afianzando el trabajo con el Gobierno que ya lleva más de seis años de fructífera labor-, principalmente a través del nuevo rol de CIO de Alejandro Ferreiro, Ministro de Economía, para reimpulsar el lanzamiento de la Agenda Digital 2.0, tarea que quedó pendiente del 2006 y que es urgente retomar si queremos ver a Chile desarrollado en el 2020.
Sin embargo, el año pasado hubo avances en otros aspectos, igualmente relevantes para nuestro sector. El anuncio del plan Chile Compite en Julio pasado, la conformación del Consejo Nacional de Innovación -instancia en la cual participó Alfredo Piquer, Past President de la asociación, y que consideró la opinión de directores y socios ACTI-, y las cifras récord alcanzadas por el país en materia tecnológica, como los 850 mil computadores vendidos, el millón de conexiones de banda ancha y el aumento en un 14,9% en la penetración de celulares, los cuales fueron algunos de los hitos que marcaron la pauta durante el año pasado.
Más allá de las cifras, lo hecho en los últimos meses viene a reafirmar la urgente necesidad de incorporar tecnología a las empresas para mejorar su productividad y la de todo el país. El proceso de modernización del Estado ya ha logrado muchos beneficios y debe continuar con mayor énfasis, aumentando la interoperabilidad de sus organismos para lograr mayor coordinación y estándares entre las oficinas públicas, de manera de mejorar su quehacer, aumentar la transparencia y acercar los trámites a la ciudadanía.
La clave está en manos de las grandes empresas
Este es el momento del sector privado, el que tiene que generar inversiones y desarrollarse aprovechando las potencialidades de las TIC, porque el Gobierno ya ha hecho parte de su tarea.
El uso de las TIC en las empresas permitirá mejorar su productividad, para que sean competitivas en el mercado globalizado en que está inserto nuestro país. Queremos traspasar, por lo tanto, los avances de la Agenda Digital -y, próximamente, los de la Agenda Digital 2.0- también al sector privado, que es donde probablemente más nos ha costado avanzar, en especial en las pequeñas y medianas empresas.
La clave para la incorporación de estas compañías en el mundo de las TIC está en manos de las grandes empresas, pues ellas pueden apalancar a las Pymes que participan de sus procesos comerciales y productivos (proveedores, distribuidores, prestadores de servicios u otros) hacia la tecnología ¿Y el Gobierno? Naturalmente, este país requiere del liderazgo de la Presidenta y de los ministros y servidores públicos en general, que motive a mantener la productividad con innovación tecnológica y a acrecentar la investigación para resolver los problemas mayores con que se irá encontrando la exportación y la producción nacional.
Por eso, uno de los grandes avances del último tiempo es la creación del Comité Interministerial para abordar estas prioridades, medida que recoge nuestro llamado a convertir a los temas tecnológicos en políticas de Estado para llevar a Chile hacia el desarrollo. Estamos comenzando el 2007 con el objetivo de avanzar en el fomento del uso de las tecnologías en todos los ámbitos de la vida del país y de trabajar codo a codo con el Gobierno, con el fin último de mejorar la calidad de vida de las personas.