Si en Chile se hacen las cosas bien…

Mucho se habla y especula en torno a crear en Chile un segundo Silicon Valley. En primer lugar, esa comparación es inútil y sólo trae frustraciones. No hay otra región en el mundo que haya alcanzado el nivel de desarrollo de este polo tecnológico y, por lo mismo, su experiencia es irrepetible. Chile puede aspirar, en el mejor de los casos, a ser un centro de servicios tecnológicos regional, lo que es completamente distinto. Esto significa transferir, localizar y reexportar servicios tecnológicos al resto de América Latina y al mundo.

Publicado el 31 Ago 2004

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Mucho se habla y especula en torno a crear en Chile un segundo Silicon Valley. En primer lugar, esa comparación es inútil y sólo trae frustraciones. No hay otra región en el mundo que haya alcanzado el nivel de desarrollo de este polo tecnológico y, por lo mismo, su experiencia es irrepetible. Chile puede aspirar, en el mejor de los casos, a ser un centro de servicios tecnológicos regional, lo que es completamente distinto. Esto significa transferir, localizar y reexportar servicios tecnológicos al resto de América Latina y al mundo.

En ese contexto, y de ponerse en práctica una estrategia exitosa, puede haber espacio para que varias ciudades en Chile entren en los nuevos circuitos de servicios tecnológicos. ¿Por qué no pensar que Val-paraíso puede ser un centro regional de desarrollo de software; Santiago un centro de aplicaciones de servicios financieros; Lota un centro regional de centros de llamadas; Concepción una ciudad especializada en tecnología médica y biotecnología; o Valdivia en aplicaciones de Tecnologías de Información a la educación, por mencionar sólo algunas posibilidades?.

Para eso, la inversión en recursos humanos en el país es fundamental y Chile tiene numerosas ventajas comparativas para que ese ideal se concrete. Este es un país que tiene uno de los mejores estándares en estabilidad económica e infraestructura de telecomunicaciones a nivel internacional. Sin embargo, tiene que mejorar su dotación de recursos humanos calificados bilingües. Chile es un país pequeño. Por ello, tiene que tener una estrategia de inserción tecnológica focalizada en nichos donde existen ventajas competitivas. La industria de servicios tecnológicos debe considerarse como un sector de exportaciones no tradicionales, por lo tanto, en términos de costos, estamos en el límite, de ahí que la estabilidad del tipo de cambio sea un requisito esencial para apuntar a la provisión de servicios que requieran una alta especialización técnica.

Chile, hasta ahora, no es una zona consolidada de empresas tecnológicas, aunque sí es una localización emergente. Cuando una empresa internacional evalúa a Chile, lo hace por sus ventajas competitivas y no por beneficios específicos. Las empresas tecnológicas no se instalan sólo por los incentivos que les ofrecen los países, sino que buscan aquéllos con la mejor combinación de recursos humanos bilingües calificados, infraestructura de telecomunicaciones sofisticada, estabilidad económica y costos competitivos. Por lo mismo, si los países están en una lista corta de inversión con condiciones competitivas similares, los incentivos importan y mucho.

Hay que olvidarse de la producción de semiconductores y pensar en modelos de servicios tecnológicos. Con los nuevos paradigmas tecnológicos cualquier ciudad de Chile puede proponerse constituir un centro de servicios tecnológico internacional especializado en algún nicho. El factor más importante es tener recursos humanos calificados y gente talentosa e imaginativa que pueda acceder a las redes de conectividad y a los circuitos de servicios internacionales.

A diferencia de la investigación y la manufactura tecnológica, que requiere de una enorme concentración de capital, infraestructura, centros de investigación y recursos humanos de élite, con los avances en las redes de comunicación y transmisión de datos, los servicios especializados se pueden proveer desde cualquier lugar si existe conocimiento e iniciativa. Por lo tanto, el conocimiento que se ha acumulado en las diversas regiones del país en industrias como el sector financiero, telecomunicaciones, salmonicultura, forestal, a-groindustria, vinos o minería se pueden convertir en un bien transable y exportarse a otros mercados internacionales. Si en Chile se hacen las cosas bien, en cinco años podrá ser reconocido como un centro de servicios tecnológicos de excelencia.

Septiembre de 2004

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Redacción

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