La nueva Ley de Protección de Datos Personales plantea un desafío que no es menor para las organizaciones, las que deben implementar procesos robustos para proteger la información y así evitar sanciones que pueden llegar a las 20.000 UTM e incluso triplicarse en caso de reincidencia. En este contexto, herramientas como las plataformas Low-Code y No-Code son un ejemplo claro de cómo la tecnología puede facilitar el cumplimiento normativo.
Ley de Protección de Datos y Low-Code

La nueva Ley de Protección de Datos Personales entrará en vigencia en diciembre de 2026 y este período de transición es clave para que las organizaciones chilenas realicen los ajustes necesarios, no solo desde una perspectiva legal, sino también cultural y a nivel de todos los procesos.
Las plataformas Low-Code y No-Code destacan por su agilidad, eficiencia y capacidad para reforzar la seguridad. Sin embargo, su implementación debe ir acompañada de asesoría especializada para garantizar un uso adecuado y alineado con los requisitos legales.
También ofrecen funcionalidades esenciales para cumplir con los principios fundamentales de la ley, como la configuración de flujos de trabajo que integran controles de seguridad, entre ellos:
- Cifrado de datos, protegiendo información sensible contra accesos no autorizados.
- Trazabilidad de accesos, con registro y monitoreo de interacciones con los datos.
- Anonimización, reduciendo el riesgo de identificación de personas en los datos almacenados.
Estas funcionalidades no solo garantizan el cumplimiento normativo, sino que también fortalecen la confianza de los clientes y usuarios en el manejo de su información personal.
Riesgos del Low-Code/No-Code
A pesar de los beneficios, el uso de estas tecnologías sin una supervisión adecuada puede generar riesgos. Configuraciones inapropiadas por desarrolladores no especializados podrían dar lugar a brechas de seguridad que expongan a las empresas a sanciones. Por ello, el principal consejo es abordar la adaptación a la ley con tiempo y apoyo profesional, asegurándose de integrar equipos técnicos y legales para identificar riesgos y garantizar que:
- Las aplicaciones cumplen con los estándares regulatorios.
- Se capacite a los desarrolladores en los principios fundamentales de protección de datos y mejores prácticas de seguridad.
- Se personalicen soluciones, diseñando aplicaciones que se ajusten a las necesidades específicas de la organización y que reflejen una comprensión profunda de su contexto operativo.
Las plataformas tecnológicas también representan una oportunidad para catalizar la transformación digital en las empresas, particularmente en aquellas con recursos limitados, pues al reducir los tiempos y costos de desarrollo, estas herramientas permiten dedicar más recursos a la innovación y la mejora continua. No obstante, el verdadero éxito en la adaptación a la nueva ley radica en un enfoque proactivo y bien asesorado.
En conclusión, la tecnología, combinada con un adecuado acompañamiento técnico y legal, puede convertirse en el principal aliado para enfrentar este desafío regulatorio. Ahora es el momento de actuar, aprovechando las herramientas disponibles y planificando cuidadosamente para garantizar un cumplimiento ético, eficiente y sostenible.