Regularmente los analistas suelen especificar los requerimientos de software usando lenguajes naturales o coloquiales; éstos, por su naturaleza, permiten ambigüedades, inconsistencias, contradicciones e infactibilidades que no son fáciles de detectar. Estadísticamente la mayor cantidad de errores que posee un software o aplicación desarrollada, se inyectó en la etapa de requerimientos (ver Gráfico Nº1). Además, la interpretación errónea de los requerimientos genera productos que difieren de las expectativas de los clientes/usuarios.
Gráfico N°1.
Si nos enfocamos en lo que se refiere a mantenciones, el porcentaje aumenta al 80%; es decir que de todas las mantenciones realizadas, el 80% se debe a errores provenientes de la fase de requerimientos (ver Gráfico Nº2).
Gráfico N°2.
Como se observa en el Gráfico Nº3, detectar los errores en la fase de producción cuesta 67 veces más caro que descubrirlos en la etapa de generación de requerimientos, utilizando la unidad de medida que cada uno desee (horas, dinero, etc.).
Una forma de solucionar este problema es trabajar sobre los requerimientos de manera que se eviten interpretaciones erróneas o diferentes a las que el usuario quiso expresar.
Existen diferentes técnicas y normativas para realizar esta inspección, y todas se basan en ingeniería de requerimientos.
Gráfico N°3.
El primer paso para mejorar la gestión de éstos es realizar cursos de inspección de requerimientos, como el que ofrecemos en América XXI. Luego, es prioritario establecer una metodología para que la generación de éstos sea uniforme y estandarizada.
Los invitamos a que experimenten y hagan una prueba piloto. Verán cómo se reducen los errores posteriores. Para eso, ponemos toda nuestra experiencia a su disposición.