Por Angie Bracho, Head de Recruitment en Thoughtworks Chile.
Cuando hablamos de pioneras en la historia de la programación a nivel mundial surgen nombres como el de Ada Lovelace, considerada como la madre de la programación informática al ser la creadora del primer algoritmo para ordenadores; Hedy Lamarr, coinventora de la primera versión del espectro ensanchado que es la base del Wi-Fi; o Margaret Hamilton, la primera mujer ingeniera de la NASA que hizo posible la llegada del hombre a la Luna en 1969 y a quien se le atribuye además, acuñar el término ingeniería de software. Y cuán distinto sería el mundo sin su aporte.
En nuestro país, 27 años después de la llegada del primer computador digital a Chile, en 1988, se tituló Luz Eugenia Echeverría, la primera ingeniera civil en computación de la Universidad de Chile. Desde entonces y hasta el día de hoy, se ha mantenido una importante brecha de género en las áreas relacionadas con la tecnología, la que de acuerdo con datos del Ministerio de Educación, alcanzó a un 55,6% en 2021.
También resulta alarmante que, según los resultados del Reporte Nacional del Sence “Pulso de Demanda de Empleos Digitales 2021”, del total de personas con perfiles TI en Chile, tan sólo un 16% corresponde a mujeres.
Para acortar esta enorme brecha, actualmente disponemos en el mercado de diversas iniciativas de cooperación público-privada, tales como Laboratoria, que mediante sus bootcamps entregan herramientas y conocimientos para empoderar a mujeres.
De acuerdo con Unesco, entre las habilidades digitales fundamentales para los empleos del futuro, se cuentan la construcción de la huella y la identidad digital, big data y el uso de la información personal para saber acerca del funcionamiento de algoritmos, la búsqueda y selección de información confiable, el significado de la creación y la participación online o los usos del lenguaje digital. Reducirlas entre todos es un enorme desafío, pero confiamos que con la ayuda y cooperación de los distintos actores podamos reducir estas brechas.
Y es que para poder avanzar hacia el siglo XXI debemos comprometernos al máximo para acortar caminos mediante el aprendizaje, incorporando mujeres y proveer iguales oportunidades para que ellas crezcan y se desarrollen e ingresen al mundo laboral.
Desde nuestra área, como consultores de tecnología, entendemos y compartimos la importancia de la diversidad y la inclusión de géneros en las organizaciones, de modo tal de impulsar un cambio real desde el interior para que la tecnología que desarrollemos sea un reflejo del mundo que nos rodea y, de ese modo, construir un futuro más equitativo e inclusivo.
Por esto, hacemos una invitación abierta para que entre todos y todas, podamos decir y demostrar con cifras, en un futuro no muy lejano, que las brechas ya son cosa del pasado y contemos día a día con más mujeres como Ada Lovelace, Hedy Lamarr y Margaret Hamilton.